Capítulo cuatro.

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Peter apretaba las manos en forma de puños y se tronaba cada uno de los dedos de las manos repetidas veces en señal de frustración, su respiración era pesada pero tranquila y constante, sus miradas mostraban desafío y ninguno parecía querer ceder. De todas las personas con las que habría podido toparse en el día la mala suerte estaba de su lado y le traía al mismísimo Dylan O'Brien acompañado de una cínica y burlona sonrisa, la cual estaría gustoso de quitarle a golpes. Peter podía ver como la mirada del avellanado, el cual detestaba de pies a cabeza, se encontraba sobre él pero podía sentir que la atención total se encontraba sobre la pequeña morena algo estupefacta por su presencia. Lo único que agradecía en ese momento era que O'Brien había mencionado el nombre de la chica.

Recordó que hacía un par de días, cuando se conocieron, le había contado como había encontrado a una amiga -La cual no le había dicho su nombre- junto con O'Brien en una situación algo comprometedora. Mientras lo contaba había un toque de disgusto tanto en su voz como en sus facciones, y eso fue lo que le agradó de ella, que no se dejaba llevar por los juegos del jugador y lo juzgaba más por su comportamiento hacia la población juvenil femenina.

-        ¿Cómo sabes mi nombre?

La voz de Tate sonó estable, más de lo que ella se sentía en esos momentos. Él no tenía ni idea de cuanto le quería gritar, golpear la cara y arruinar su cabello perfectamente despeinado, se sentía molesta y abrumada con tan solo sentir su presencia pero ella podía manejar la razón por encima de emociones fuera de control.

Dylan enarcó una ceja ante aquella simple pregunta.

-        ¿En serio?— Una carcajada amenazaba con salir— ¿De todas las cosas que podrías haber dicho me preguntas cómo es que sé tu nombre? Tal vez un "Cómo te va, Dylan" o un "Me encantas, déjame ser tu esclava"

Se encogió de hombros ante su propia broma mientras juraba que podía ver como a la morena le salía humo por los oídos y se tornaba roja de ira, y entonces O'Brien bajó la mirada riendo ligeramente. La vista de Tate se desvío por un momento a los labios de Dylan justo cuando los relamía suavemente con la punta de la lengua mientras una de sus comisuras se levantaba en señal de reír ligeramente en privado. Bufó molesta consigo misma mientras movía rápidamente la mirada hacia el cielo, estúpidas manipulaciones de jugador, pensó. Por otra parte, Dylan pareció no darse cuenta de la pequeña acción que hizo y la reacción de Tate, al parecer era algo ya natural en él.

-        Y si te lo preguntas— Prosiguió O'Brien mientras regresaba su mirada a ella— No fue tu melliza la que me lo dijo.

Rodó los ojos refiriéndose a Shelley, el tan solo recuerdo de haber cometido el error de haberse acostado con ella y que se le haya pegado como una sanguijuela por todo el fin de semana le daba escalofríos. No le molestaba en absoluto la atención que le daba pero tener a alguien quitando espacio vital y tirando indirectas sobre tener alguna clase de relación sentimental llegaba a ser cansado y hasta aburrido.

-        No me lo preguntaba— Tate se cruzó de brazos y, más que parecer desafiante, se veía adorable, y con fachada de no poder matar ni una mosca.

Dylan sonrió mirándola fijamente y haciéndola sentir incómoda.

-        Bueno, bueno— Chuck habló, después de haber pasado desapercibido por un buen rato— Me gustaría saber en que acaba ésta charla de odioqueteo pero en realidad debo de irme.

-        ¿Odioqueteo? Qué mierda es eso— O'Brien preguntó con tono de burla, como si fuera la palabra más estúpida que había escuchado en su vida.

-        Ya sabes, odio y coqueteo— Se encogió de hombros, Dylan soltó una potente carcajada mientras a Tate se le sonrojaba la cara, por otro lado Peter parecía fuera de conversación puesto que no mostraba emoción alguna.

The player {Dylan O'Brien}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora