☽ Min Yoongi ansiaba venganza. Como único y último heredero del legado de las tribus del norte y lobo de viento, deseó imponer justicia desde el instante en el que un ataque inesperado rompió su rutina, su naturaleza amable, su familia, su amor y su...
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"Corriendo a través del aire a toda velocidad, hacia el suelo. Es tiempo de caer, es tiempo." -FAREWELL, NEVERLAND (TXT)
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Aquella era una noche especial. O debería serlo al menos para todos los lobos de las tribus que se encontraban a un paso de ver con sus ojos el cambio generacional de los mandos de cada una de las casas. Sin embargo, no era así para Min. Él no deseaba liderar una estirpe, no ansiaba la responsabilidad de susurrar en el oído de otros acerca de ese poder que podía reverberar a través de sus cuerpos cuando se concentraban en las canciones del viento en su forma lobuna. Ni siquiera estaba seguro de que sus habilidades y su magia fuesen tan intensas como se esperaba que lo fuesen en aquel que tendría en su sangre el deber de transmitir lo que durante generaciones había pasado de padres a hijos y de abuelos a nietos.
Ser el heredero directo de un Min conllevaba una responsabilidad que él nunca había querido ni pedido, una responsabilidad con la que todos sus conocidos esperaban que cumpliese y con la que en resumen había nacido. A pesar de que no lo deseaba, sin importar que lo único en lo que Yoongi ansiaba centrarse en los próximos meses fuera en aquello que estaba creciendo en su interior, todavía estaba dispuesto a tomar esa responsabilidad porque entendía que era suya.
Fruto del amor y la libertad. Eso era lo que serían sus cachorros incluso si el padre de estos no era lo que muchos podrían esperar para el heredero de una de las tribus más fuertes e importantes de su clan. Así que la noche en la que se suponía que él debía tomar de sus padres el anillo y cetro con los que lo nombrarían como principal lobo del Clan del Viento, Min decidió perderse entre el placer de los roces sinceros de su pareja y el calor del hogar producido por el contacto de sus pieles. Eran pocas las veces en las que lobos como ellos dejaban aflorar su forma humana y sin embargo en ese instante parecía completamente correcto, completamente bueno. Completamente bien.
—"No debería estar aquí mientras un pueblo entero espera la recepción del nuevo líder del Clan del Viento" —sus palabras eran sinceras, mas no pretendía moverse lo más mínimo. Se sentía bien y a gusto allí. Con su pareja, sintiendo la forma en la que sus pequeños parecían responder ante el olor de su padre. El aroma a familia y a la conexión existente entre ellos. No tenía prisa, no ansiaba moverse de ese sitio en el que en ese instante se encontraba tan a gusto —. "Y lo peor es que no podría importarme menos llegar tarde. Incluso si tengo tiempo, lo exprimiré al máximo."
El alfa a su derecha sonrió y apoyó los labios contra su nuca. Una de las manos de este colgaba sobre el hueso de su cadera y las yemas de sus dedos acariciaban la piel de su estómago. Ahí donde el fruto de su amor comenzaba a crecer.
—"Deberíamos ir. No les gusto demasiado a tus padres y ser la causa de que su nuevo líder llegue tarde hará que tampoco le guste a tu clan. Venga Yoon, levántate. Podremos seguir celebrando tu ascensión más tarde, cuando lleves tu anillo de líder en la mano."
