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Era de noche y estaba haciendo frío y la verdad no se con exactitud cómo había terminado con mis amigos a mitad de la noche en un puente abandonado con vista a toda la ciudad. El ambiente estaba tan tranquilo que por un momento me perdí con la vista clavada en la ciudad iluminada por la luna y las estrellas.
Hasta que sentí un aliento en mi nuca. Me di la vuelta lentamente y sonreí al percatarme de que era Cheng
-¿No estás pensando en tirarte, verdad?- cuestionó apoyando un brazo en el barandal, rozando mi cintura.
-Estaba pensando en tirarte a ti, tonto- dije y su sonrisa se amplió.
-No puedes vivir sin mí, me amas- aseguró y puse los ojos en blanco
-Puedo vivir perfectamente sin ti, incluso diría que hasta más feliz-
-No lo creo- susurró.
Iba a responderle nuevamente, pero fue más rápido en rodearme la cintura con su brazo que antes estaba en el barandal y atraerme hacia el. Su cuerpo transmitiéndome calor al instante, quería protestar pero preferí aprovechar, le rodee el cuello con los brazos y aspire su perfume escondiendo mi rostro en su cuello y me quede allí, entre sus brazos con su cuerpo calentándome.
La luna observándonos y las risas de nuestros amigos a lo lejos.
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