Estoy cansada.
Llevábamos caminando aproximadamente media hora y aún no encontrábamos el lugar. Los chicos se habían empeñado en ir a un hotel lujoso que conocía Shibuki, según porque ahí tendríamos comodidad, comida y bebidas en buen estado. Por mi parte con tal de tener donde dormir me bastaba por ahora.
Mi cuerpo se encontraba derrotado, estaba pasando factura el juego de la noche pasada, el mal sueño y ahora esta caminata. Y yo no era la única que se encontraba así, por su parte Chota estaba agotado, a pesar de que Karube lo tenía cargado sobre su espalda el movimiento veía que irritaba su herida. Habíamos pasado por una farmacia y había agarrado todo lo posible tanto para curar la herida de chota como por si otra situación similar se hacía presente. Así que sumado a todo este cansancio estaba yo cargando dos bolsas enormes llenas de medicamentos y apósitos.—Déjame te ayudo. —Escuché decir a Arisu. Me sorprendió mucho su gesto, pero decidí acceder.
—Gracias Arisu.
—No hay de qué. Te ves muy cansada, y te necesitamos bien. —Desvió su mirada y avanzó hasta quedar nuevamente al lado de Karube, algo por delante de mí y Shibuki.
Ahora que estaba algo menos agobiada decidí observar por donde íbamos pasando, estábamos en una calle que se notaba que era muy concurrida en el mundo normal, estaba llena de decoraciones y bastantes puestos de ropa lujosa y accesorios. Podía divisar tiendas como Gucci, Prada, Luis Vuitton, entre otros. Tenía unas ganas inmensas de entrar, sin embargo en esta situación no podía.
—¿Quieres ingresar?
¿Se notaba tanto?
—No entiendo por qué me dices eso Shibuki, pero no. —Respondí rápidamente. Ella rodó los ojos.
—Se notar una cara cuando desea algo, en especial ingresar a una de esas tiendas. —Miró hacia sus pies. —Lo entiendo perfectamente. El querer ingresar y probarse todas esas bellezas, más si no pudimos usar alguna en nuestras vidas. —Me sonrió un poco al verme nuevamente.
Ella lo entendía. La ilusión de probarse aunque sea una prenda u accesorio que siempre quisiste, un deseo pasajero pero que toda persona quisiera cumplir en algún punto. Esas marcas eran algo a lo que nosotras ni trabajando toda nuestras vidas podríamos usar como si fueran de diario.
Me sorprende que Shibuki lo entienda tan bien, y reconforta saber que no soy la única pasando por ello.Le devolví la sonrisa.
Quizá, no era tan mala después de todo.—Llegamos. —Exclamó Arisu. —Entremos.
El lugar era un edificio altísimo de unos treinta pisos, era de un color crema/café muy bonito. Unos ventanales grandes y una puerta enorme de color café oscuro.
Al ingresar pudimos percatarnos que las habitaciones comenzaban a partir del tercer piso. Puesto que abajo se encontraba la cocina y los cuartos para el servicio. Sin duda un hotel de lujo en todas sus letras.—Arisu, elige una buena habitación para nosotros, una cada uno.
Voltee hacia ellos. —Creo que en este hotel se distribuyen como cuartos, es decir cada piso es un cuarto con más dentro. La suite evidentemente sería la más amplia, peor por bienestar de Chota será mejor que solo vayamos al tercer piso.
—Mmmh, tienes razón. —Respondió Karube.
Subimos los cinco al tercer piso, donde pudimos divisar una puerta enorme de color blanco, al abrirla nos encontramos una gran sala de estar, bastante amoblada, una cocina donde había una refri repleta de comida (aún no dañada) y prosiguiendo a cada extremo, habían cuatro habitaciones; una matrimonial, dos para los hijos y una para el invitado. Pude notar como los chicos arrugaron la cara.
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Perfosis
FanfictionLuchia, una estudiante de medicina, la cual cumple su sueño de viajar a Tokyo Japón por las vacaciones es envuelta en un mundo extraño luego de encontrarse en la famosa Shibuya. Ella en borderland experimentará pérdidas. Este mundo caótico al que a...