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—Te quiero —no se había dado cuenta, pero tenía la muñeca de Jin atrapada en su mano, tal vez ese era el motivo por el cuál Jin no alcanzó a levantarse—. Jin yo... te quiero a ti.

Y tal vez era porque Seokjin había soñado con esto tantas veces que no podía asegurar que no se trataba de un sueño más.

Sentía la boca seca, estaba perdido en los ojos de Namjoon, que muchas veces lucían intimidantes para otras personas, pero ahora estaban llenos de un brillo diferente, como si toda la vulnerabilidad estuviera acumulada allí.

Namjoon sintió calor, demasiado calor de pronto y también alivio, como cuando sujetas una cuerda por mucho tiempo y la mano ya te arde, te quema, la sensación de liberación al soltarla por fin, eso era lo que Namjoon sentía en ese momento, pero iba a enloquecer si Seokjin no decía algo, si no reaccionaba.

—No es cierto —dijo Seokjin negando despacio sin dejar de mirarlo, sus mejillas volvían a estar mejoradas—. Eso no es cierto...

—Cuando te ríes yo... siento ganas de reír también porque me hace feliz escucharte feliz, cuando te veo llegar en la mañana, siempre agitado por haber corrido e incluso con el cabello pegado a la frente algunas veces... se... se me revuelve el estómago, no en malestar, no, sino... como un cosquilleo, uno muy intenso, y cuando me miras Jin... siempre que me miras yo... cuando me miras siento el pecho tibio, como ahora, y deseo que solo tú me mires...

Para este punto, estaban muy cerca, tal vez más cerca de lo que habían estado alguna vez. Seokjin podía sentir la respiración de Namjoon mezclándose con la suya y Namjoon podía ver cómo los labios de Seokjin temblaban, ansiosos por besarlo seguramente, pero sabía que no lo haría, no si no era Namjoon quien daba el primer paso.

Seokjin, a pesar de estar perdido en los ojos de Namjoon, se dio cuenta que estaban clavados sobre sus labios, sintió sus mejillas calientes y fantaseo con la idea de que él tuviera los mismos deseos de besarlo.

Estaba tan perdido en sus pensamientos, sintiendo la mano de Namjoon que lo sujetaba de la cintura, deseando que sus dedos sí estén enredados en su cabello, Seokjin deseaba eso en verdad, que ahora que le estaba pasando, creía que todo era fruto de su imaginación.

Hasta que sintió presión contra sus labios.

Namjoon lo estaba besando, lo estaba besando de verdad, incluso tenía los ojos cerrados y Seokjin entró en pánico porque estaba tan sorprendido que ni siquiera se sentía capaz de corresponder, aunque quería hacerlo, Dios sabía cuánto quería hacerlo.

Así que cuando sintió que Namjoon se iba a apartar, sujetó sus mejillas entre sus manos y lo besó de regreso.

La manta que hasta ese momento seguía sobre sus hombros cayó de golpe al suelo cuando Namjoon levantó el brazo para rodearlo del cuello.

Y fue entonces que Namjoon se dio cuenta que nunca antes había sentido mariposas en su estómago al besar a alguien, hasta este instante.

Se vio envuelto en el aroma de Seokjin, el sabor de su boca, la calidez de sus labios, Jin tenía los labios tan suaves y esponjosos.

—No me había dado cuenta de cuánto deseaba besarte —susurró apenas audible porque se negaba a separar su boca de la de Jin—. Jinnie...

Entonces fue Seokjin el primero en separar los labios, incapaz de seguir conteniéndose, Namjoon, ni corto ni perezoso, se acopló de inmediato, deslizando su lengua despacio, como si estuviera pidiendo permiso, aunque Seokjin ya se lo había otorgado y cuando sus lenguas se encontraron por primera vez, fue muy difícil contener el sonido gutural por parte de ambos.

Invierno || NAMJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora