Capítulo 5.

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Regresando al escape.

Metiéndome por el camino planeado hasta que salen más Carroñeros –De donde salen tantos de ellos?- pregunta Luz, retrocede haciendo una parada con el auto mirando el camino de donde vinimos, comienzo acelerar –¡Sujétense!- y le doy con todo; cuando subimos a mitad del puente los Carroñeros sacan un bazuca y disparan al puente destruyendolo, gritando con fuerza y pisando duro el acelerador logrando escapar del impacto. A mitad del camino aparecen Los Perros Rabiosos –No, no, no. Esto no puede estar pasando- intento meterme en otro camino, pero aparecen más Carroñeros, freno con fuerza haciendo un pequeño derrape con el carro; mirando ambos lados, viendo las miradas de ambos grupos, como si se tratara de dos bestias arrinconando a su presa.

–Vas a abrir paso- le digo a Luz.

-Qué!? ¿Cómo harás eso?- me pregunta asustada –No, tú lo harás- le digo –Espera, no puedo hacerlo- dice ella, le entregó unas bombas: tres bombas que explotan y dos de gas, miro a la niña –Y tu usaras mi arma para disparar, ok?- la niña asiente con la cabeza. Entonces, una mano en el volante y la otra en la palanca; un pie en el acelerador, Luz con las bombas y la niña lista para disparar.

-Listas?- preguntó mirándolas, la niña sujeta el arma y Luz agarrando la cuerda, miro a Los Perros; preparándome para pisar el acelerador –Ahora!- pisó fuertemente arrancando.

Los Perros al vernos acelerar –Disparen, Perros!- y al igual que los Carroñeros –¡Atrápenlos!-. Ambos grupos aceleran y disparan, en la cual nos encontramos en medio de un gran tiroteo y persecución, como si fuera la Guerra de Troya; Paris y Menelao peleando por Helena, y nosotros somos Helena.

Acercándome a Los Perros -Esperen...- digo, al estar casi cerca –¡Ya!- grito.

La niña disparando con el AK-47, después del grito, Luz sale por arriba, jalando la cuerda y con las dos manos lanzar todas las bombas en ambos lados; como si fuera Moisés dividiendo el Mar Rojo, abriendo paso y pisando el acelerador con fuerza, chocando y llevándome todo lo que se atraviese. Para finalmente salir de esa persecución e irónicamente entrar en otra.

Tanto los Carroñeros como Los Perros entran en una pelea. -Héctor!- grita Luz –¿Qué?- le pregunto y al mirar atrás veo a Los Perros Rabiosos dándose la vuelta para seguirnos, así como los Carroñeros.

–Mierda...- pisó el acelerador, tratando de hacer mover el auto más rápido y justo pasando por la Torre de Los Perros, justo casi llegando para subir por el Autopista Grande; sale un hombre de la Torre lanzando unas bombas, de la cual explotan por debajo del auto en donde estamos: explotando, lanzando el auto de atrás hacia delante, Luz y la niña caen mientras que yo sigo en el auto dando vueltas hasta quedar boca abajo. Saliendo del auto con una herida en un brazo –Héctor!- Grita Luz corriendo con la niña hacia mí –¿Estás bien?- me pregunta, claramente no lo estoy pero –Si, estoy bien-.

Intentamos correr hacia él Autopista Grande, pero un pequeño grupo de Carroñeros se adelantan y justo antes de que pudieran alcanzarnos, salen unos misiles volando explotándolos a todos; viniendo de unos autos grandes blindados que salieron del Autopista Grande, rodeándome mientras disparan para detener a Los Perros y Carroñeros que se acercan.

Uno de los autos se para enfrente de nosotros; con una Orquídea dibujado en la puerta, se abre y sale una mujer: un poco alta, con chaleco antibalas, el pelo hasta los hombros con un mechón blanco en la frente, con lentes de sol puesto, se baja del auto con un arma grande en las manos y me apunta.

-Con que ustedes son las dos ratas que le han causado problemas a esos perros- dice la extraña mujer mientras pone una sonrisa.

Con mis manos arriba –Supongo...- respondo. Luz se acerca y le preguntó –Ustedes son... Las Orquídeas?-

Sobrevivientes(Reescrito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora