𝗱𝗶𝗲𝘁 𝗼𝗳 𝘀𝗲𝘅 • fin.

★ 07.

Rodrigo sujetó la mano de Ivan para llevarlo a su centro, haciéndolo sonrojar, más de lo que ya estaba. Su rostro era completamente rojo, por el calor del momento y por estar así con el 'amor de su vida'.
La mano fue a parar a su centro, descontrolando más al mayor.

El deseo de tocar a ese alguien amado, de tener todo tipo de contacto, el deseo de solo estar con el, Ivan ya lo estaba experimentando cada vez más fuerte. Relamió sus labios, y dos de sus dedos separaron sus labios inferiores, haciendo gemir al menor que se aferró a su hombro. Por alguna razón al castaño le encantó ese gesto.

Esos mismos dos dedos comenzaron a acariciar el clítoris del menor, que gimió levemente más fuerte, causando un leve temblor en su cuerpo. Silencio era lo que habitaba en su habitación al momento, silencio que fue remplazado por el sonido obsceno de la humedad de Rodrigo. Sus dedos volvieron a acariciar la zona, tanteando, y después metió uno. Otro gemido escapó de los labios del menor. La carne rosa que pedía a gritos ser atendida, Ivan tragó saliva sonoramente, tratando de calmarse a si mismo y no cometer una barbaridad.

Metió otro dedo, notando que su amigo estaba más apretado que de lo normal. Sentía que sus paredes asfxiaban sus dedos, y apenas había metido la mitad de dos dedos. Ivan relamió sus labios que estaban secos, y después, los metió por completo, haciendo a Rodrigo gemir fuertemente. Su ceño fruncido, sus labios hinchados de tanto morderlos y sus ojos cerrados. Se veía tan tierno, y atractivo. Se concentró en volver a repetir la acción, varias veces, dándose cuenta de que él menor no estaba tan húmedo como debería.

Por suerte el trajo lubricante. Caminó hasta su mochila, sacando el bote, y se lo entregó al menor, que lo miró fijamente.

─¿Yo-yo haré eso? ─unos labios atrapando su pezón interrumpieron sus palabras, y luego sintió que Ivan asintió, todavía mordisqueando su botón. Su pezón que relucía en su lechosa piel por ser tan rosado, el mayor sonrió, y volvió a chuparlo, haciendo gemir bajo a Rodrigo.

─Solo mete tus dedos en el lubricante, y mete tus dedos en tu... zona ─un beso en sus clavículas y después escuchó de nuevo el sonido de la humedad entre ellos dos, seguido de los gemidos del menor.

Ivan se quitó el misma su pantalón y su camisa, quedando en ropa interior, llamando la atención de Rodrigo, que seguía dándose placer. Su otra mano se dirigió a su clítoris, recordando lo bien que se sintió cuando el mayor lo acarició, y sus gemidos aumentaron llevando su cabeza atrás. Su espalda arqueada, y gemidos cada vez más altos. El sudor recorriendo el cuerpo de Rodrigo, gotas por su cuello y frente, una imagen tan linda para el mayor. No importaba que hacia, siempre resultaba encantador para el castaño.

Incluso cuando se acababa de levantar y tenía saliva seca en sus labios, incluso ahora, que se estaba masturbando.

Llegó hasta el cajón de los condones, sacando uno con cuidado, y lo abrió con sumo cuidado, enrollándolo en toda su extensión. Estaba erecto y Rodrigo ni la había tocado. Desabrochó su camisa, y caminó hasta el mayor, tomándolo de las caderas para voltearla por completo, pero el se negó.

─Tengo que besarte, por lo menos verte, leí que duele si es demasiado grande, e Iv, tú ahí te cargas 25 cm, casi una regla ─Ivan asintió, separando las piernas de Rodrigo y llevándose una a su hombro, haciéndolo sonrojar ─Con cuidado.

Agarró el bote de lubricante y lo llevó a su miembro, empapándolo del liquido, y después, fue metiendo la punta, sintiendo como las paredes de Rodrigo la apretaban tanto que llega a asfixiar. Esperó a que los pequeños quejidos de Rodrigo pararan, y fue metiendo más, lentamente. Leves centímetros más y divisó el hilo de sangre caer de la zona del menor. Ivan perdió la cuenta de cuántas veces tragó saliva.
Iba a seguir metiéndose lento, hasta que un grito de la menor la asustó, casi saliendo.

─¡Mételo todo de una vez, duele de puta madre!

─¡No tengo que meter todo si no quiero dañarte!

─¡Mételo todo, Ivan, métemelo todo ya ─el mayor tenía una paciencia muy limitada esos días, así que en una fuerte estocada logró meter hasta la mitad en Rodrigo, haciéndolo gemir alto, lo confundió con un quejido. Se apoyó en sus codos, viendo cómo el condón tenía varios hilos de sangre, y miró al menor ─Ta-tarde o temprano iba a perder la virginidad, cállate y sigue metiéndolo.

Rodrigo tenía razón, e Ivan agradeció su honestidad. Prefirió ser el que otro idiota, más idiota que el mismo.

Sujetó de las caderas a Rodrigo, y volvió a meterlo en una estocada, hasta que algo la hizo topar. Ahora eran uno mismo. Los ojos cerrados de Rodrigo con fuerza, sus cejas fruncidas, y lágrimas amenazando con salir. Ivan sujetó ese rostro y lo besó, esperando a que el menor se acostumbraraa su tamaño. No se movió, y el menor abrió sus ojos, viéndolo atento.

─Puedes moverte ya.

─Tan rápido? ─unas caricias en su nuca, e Ivan sacó hasta la punta, y volvió a meterse, de una manera lenta, suave. Lo besó, seguía sujetando su cintura, y sonrió en medio del beso. Volvió a repetir la misma acción, y el gemido de Rodrigo le indicó que ya no era dolor puro lo que sentía. Otra estocada suave, alborotando su corazón.
En la habitación se escuchaba el ruido de sus pieles chocando, la humedad de Rodrigo, y los gemidos de ambos.

Ivan gimió al sentir la estrechez de Rodrigo, y un pensamiento fugaz que llegó para quedarse. Estaban haciendo el amor. Según el mayor, estaban haciendo el amor de una manera cuidadosa, y en ese momernto ya no pensó que era solo un intercambio o un polvo para que Rodrigo bajara de peso y fuera feliz con alguien más, estaban haciendo el amor, ellos dos. Volvió a besar esos labios que tanto le encantaban, e involuntariamente sus movimientos aumentaron de ritmo, haciendo a Rodrigo gemir más alto.

Era felicidad pura en ese momento, sus movimientos a velocidad media, los gemidos de Rodrigo, que comenzó a subir sus caderas a medida que completaban una estocada, e Ivan terminó una estocada meneando sus caderas, recordando que eso le había dicho la señora Patterson al momento de tener sexo en el baño.
Quería borrar eso de su mente para siempre. Quería pensar que Rodrigo fue su primera vez, y que él fue la primera vez de Rodrigo. Sus labios se dirigieron al cuello del menor, comenzando a mordisquear y chupar de su piel, llevándose entre dientes para después soltarla, el menor cada vez gemía más fuertes.

Sus cuerpos llenos de sudor, sus gemidos inundando la habitación, y el sonido de los varios besos que compartían en cada estocada que hacían. La mano del pelinegro bajó hasta su centro, buscando acariciar su clítoris, pero palpó algo que sobresalía de su vientre. Un bulto. Y recordó que por lo menos 20 centímetros estaban dentro de el. Sus manos bajaron por completo a su zona, logrando su objetivo, y el placer se expandió por todo su cuerpo. La velocidad que Ivan estaba utilizando era la perfecta, lo que metía y sacaba, y sus dedos complaciendo su nervio, todo fue perfecto para que el alcanzara su orgasmo, y lo logró, arqueando su espalda cuando lo logró. Un gemido alto, y se corrió, empapando el miembro del mayor con sus fluidos.

Una estocada más y después escuchó que Ivan gimió fuerte, y maldecía en voz baja. Otros gemidos, Rodrigo que seguía retorciéndose y el mayor que se estaba recuperando de su orgasmo, saliendo del menor.

El condón tenía fluidos y sangre, asi que el castaño se lo sacó con un papel y con cuidado lo enrolló en el papel, y lo tiró, haciéndolo sonreír. Hizo el amor con Rodrigo.

Sus pensamientos no pudieron llegar más lejos porque escuchó el sonido de una puerta y un "¡Rodri, ya llegué!" de su madre