★ fin.

1.5K 99 15
                                    

Rodrigo sonrió en cuanto vio al mayor pasar a su habitación, y le hizo un espacio en la cama, indicándole que se recostara junto a el. El otro lo hizo, sacando varias risas.

─¿Qué tal?

─Amo el reposo absoluto, es de lo mejor que me ha pasado, agradezco que ese carro me haya atropellado ─Ivan lo volteó a ver con una ceja alzada, indicándole que no le causaba gracia esa broma, pero el pelinegro lo ignoró, riendo el mismo ─Hasta que un carro te atropelle lo entenderás.

─Rodri, yo fui en parte el culpable de eso, no me gusta que hagas esas bromas ─sus palabras llegaron al menor, que lo hizo fruncir su ceño y voltear a verlo, haciendo un puchero, que hizo al mayor dejarle un piquito en sus labios.

─¿Qué hicieron hoy?

─Día libre, en medio de las clases un microondas prendió fuego así que por precaución nos evacuaron, por eso vine ─Rodrigo negó mientras reía y se acercaba, acurrucándose contra el, viendo la tele ─Hey, te tengo que decir algo.

─¿Si?

─¿Ya ves que... ahí abajo.. medía 25 centímetros?

El menor lo vio confundido al escuchar el 'medía' y volteó a verlo, de nuevo ─Pues, verifiqué porque me llamaba mucho la atención que eso es casi 30 centimetros y que casi te parto a la mitad, pero, ayer la medí... es la mitad.

─¿12.5?

─No, tampoco tanto, son... 17 centímetros, creo que no sabes medir cosas porque eso fue mucho, Rodri, lo bueno es que no estás en el taller de arquitectura porque sería algo malo.

─¡Lo medí con pulgadas!

─Pues creo que contaste mal, ayer la medí con regla ─un gesto de asco y se apresuró a hablar ─La lavé en cuanto la terminé de usar, es sólo que realmente tuve curiosidad sobre eso, pero ahora me siento mejor sabiendo que son 17 y que si los utilizo bien no te podré lastimar.

─Ivi, eres tan tierno en momentos que
no deberías serlo, ¿Sabes? ─le sonríe, y después lo besa, sintiendo cómo el mayor comenzó a saltar en su lugar y entrelazaba sus manos, generando ternura en el pelinegro.

Ivan se veía totalmente alegre con los sentimientos siendo correspondidos y mentiría si el no se estaba sintiendo así, se sentía tan bien, que amaba la sensación, amaba ver al mayor feliz mientras sus mejillas se sonrojaban ante cualquier muestra de cariño, y le encantaba saber que el corazón del mayor saltaba y se alborotaba al sólo verlo, era completamente correspondido.

Se separó para ver fijamente al castaño,
sonriendo, hasta que su madre entró a la
habitación.

─Hola, enamoraditos ─Rodrigo abrió sus ojos y ambos se sonrojaron al ver a la mujer entrar a la habitación con un pastel, y sonrió ─¿Quieren un postre?

─Mamá, se toca antes de entrar..

La señora le restó importancia con la mano y dejó los platos en el buró, vasos de limonadas, y después se fue, lanzando un beso a ambos.
Y la situación hizo que Ivan imaginara qué pasaría si un día el y Rodrigo tuvieran relaciones sexuales y de repente entrara la mujer a dejarles un pastel. Sólo rió y abrazó al menor contra su pecho sin generarle algún dolor, y lo miró.

─Me gustas mucho, te esperaré el tiempo que quieras hasta que estés lo suficientemente listo para tener una relación.

Rodrigo sólo ocultó su sonrojo con una mano, y asintió, sintiendo en su corazón un revoloteo y una sensación que amaba tener.

Después de la tormenta viene la calma, y supo eso cuando sintió su corazón agitarse con emoción al sólo pensar en Ivan cuando hace tiempo era algo que llegaba a doler por el miedo al rechazo. Sólo acuna su rostro, asiente, y traga saliva, pensando severamente en eso. Una sensación que antes le dolía, ahora sabía que si entregaba su corazón ese iba a ser cuidado pero no sólo esperando del castaño, sino, también porniendo de el para que todo funcione.

Sólo vio a Ivan sonreír tanto que sus mejillas se hincharon, sus ojos se achicaron, y estaba totalmente sonrojado. Sólo besó su frente.

─Gracias a ti por esperarme, lo aprecio mucho ─la mano más grande del otro acunando su rostro, y ahora el besó su frente.

─Esperaré todo lo que tenga que esperar, jamás te apresuraré o te obligaré a hacer cosas que tú no quieres, ¿Está bien? Lo único que me
gustaría hacerte es darte varios alimentos para que nunca pierdas tus mejillas que me encantan ─y las muerde, haciendo al menor quejarse mientras lo empuja y por accidente la tira de la cama, haciéndolo casi saltar preocupado.

─¡Perdón!

─No importa, ahora sé que esos golpes y empujones son... 'Empujones del amor' ─sus manos de un lado para otro, su rostro infantil y lleno de felicidad, y Rodrigo niega, sonriendo para acercarse a la orilla y verlo, notando que el mayor estaba listo para saltar a el.

─Si te atreves a tirarme yo mismo te rompo una costilla, estás advertido ─Ivan sólo muerde su labio, viéndolo retador.

─Ya tienes dos rotas, ¿Qué a mi que?

─Lo siento, señorito 'Me pone muy triste haberte empujado para que te atropellen', no pensé que sus sentimientos fueran tan superficiales ─Ivan salta a la cama y vuelve a morder su mejilla, haciendo resoplar al otro ─Tú a mi también me gustas mucho, Ivan, me enamoraste por completo.

El castaño entrelaza sus manos y lo pone en su rodilla, voltea a verlo, y sonrie, mostrándole un hoyuelo al menor ─Me siento tan feliz en este momento, creo que voy a llorar.

─Yo también, es hora de llorar ─una pequeña carcajeada pero el castaño comienza a soltar algunas lágrimas que habían acabado de salir, pero las limpia con su manga. Rodrigo hace que lo vea y besa sus mejillas, ambas, cuidándolo ─No te escondas, no escondas tus sentimientos, mientras más hablemos mejor, ya sabemos lo que pasa si no lo hablamos.

─Lo sé, yo también te digo lo mismo, hablemos.

Ambos sonríen, Rodrigo ríe mientras se oculta, y carcajea ─Yo también voy a llorar.

─Somos tan sensibles ─el pelinegro asintió mientras reía, carcajeando, y ambos comienzan a reír de forma ruidosa, hasta que el menor se queja ─Oh Dios tus costillas-

─Está bien, déjame sentirme feliz ahora, soy muy feliz ─e Ivan sólo suspira, sonríe hasta que duele, y asiente, viendo a Rodrigo reír y llorar con el.

𝗱𝗶𝗲𝘁 𝗼𝗳 𝘀𝗲𝘅 • fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora