★ 23.

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─¿Por qué venimos? ─preguntó Ivan mientras veía a la rubia y al pelinegro caminar frente a ella, y ambos asintieron ─Pregunté por qué.

─Porque Alexis invitó a Rodrigo y si alguien invita a Rodrigo, nosotras como buenos parásitos tenemos que ir para hacernos más populares y conquistar más chiquibabys ─bromeó, pero Rodrigo volteó a verla con el ceño fruncido, y Samantha bromeó ─Bueno porque ni Ivan ni yo tenemos novio, tú si.

─Espera, ¿Novios? ─Ivan corrió hacia el, y Rodrigo asintió, no muy contento, e Ivan asintió, suspirando ─Felicidades.

El castaño sólo comenzó a caminar de una manera lenta, con lágrimas en sus ojos y pateando cualquier cosa que se cruzara en su camino.
Se sentía inútil, completamente inútil porque ni le pudo dar el lienzo, ni pudo hacerle algo de comer o tocarle la canción, se sentía estúpido, inútil, e incompetente, y eso era.

Sólo levantó su mirada, encontrándose con la casa y entró detrás de los otros, saludando a uno que otro conocido.

Rodrigo tampoco estaba tan feliz. Ivan
no le había vuelto a decir nada y sólo había comenzado a pasar más tiempo con Samantha, por lo que supuso que le iba a decir que le gustaba la rubia.
Con su corazón roto porque sus sentimientos no fueron correspondidos por segunda vez, buscó a Alexis porque había escuchado que un clavo saca otro clavo, aunque no era así.

El que el pelinegro se haya entregado de una manera fácil hizo que Alexis se preguntara qué había pasado entre los dos amigos, pero no le preguntó nada más y sólo disfrutó el, ahora, delgado cuerpo del otro.

Sólo lo vio y le pidió que se sentara a su lado, besándolo al instante, e Ivan soltó una lágrima.
Qué fácil sería todo si tan sólo hablaran, aunque ninguno conocía sus verdaderos sentimientos.

Samantha abrazó a Ivan, dándole una botella de alcohol, pero este la rechazó y subió, buscando algún cuarto para meterse y llorar en él porque realmente no tenía muchas ganas de estar en la fiesta.

Entró azotando la puerta pero después verificó que no hizo algún mal en el cuarto ajeno. Segundos después vio a Samantha entrar, sonriendo tímida.

─Perdón, pensé que ya sabías.

─No sé por qué no me dijo ─llevó sus dedos a sus ojos y limpió las lágrimas que habían comenzado a brotar, pero no impidió que siguiera bajando ─Siento que morí ─relamió sus labios, tragó saliva, y volteó a verla ─No siento nada, no siento el brazo izquierdo, Sam, no me siento con vida.

─Hey, hey, no digas eso ─lo abrazó, haciendo que hunda su cara en el hueco de su hombro y cuello, y comenzó a acariciar su cabeza ─Si quieres lo convenzo de que termine con el o sedamos a Alexis y mando al payaso a que-

─No, por favor, no me trates de animar, sólo... déjame en este silencio ─apretó la camisa, comenzando a sollozar ─¿Por qué todo es tan difícil para mi?

─No lo sé ─respondió, aunque el otra le había pedido silencio y después se separó de el ─¿Sabes qué? Ve y bésalo en ese instante, o besa a alguien más, dicen que un clavo saca otro clavo y aunque no tenga razón por lo menos tendrás a alguien a quien meterle algo.

─¿Un clavo saca otro clavo? ─preguntó mirándola, y después su vista bajó a sus labios.

Ivan algunas veces no pensaba en nada, no pensaba en las consecuencias que tendría algo, sus acciones o sus palabras, aungue él sabía que era un ser pensante y con razonamiento, él muchas veces no lo utilizaba para nada y hacía las cosas de manera rápida, estúpida, pero eficaz.

Pero no sabía que se encontraría besando a Samantha en esa cama.

La rubia frunció el ceño, pensando que eso estaba mal. A ella no le gustaba de una manera romántica Ivan, pero no negaba que se sentía atraída a él. Sólo alzó sus hombros mientras aceptaba el beso y se hacía levemente para atrás, dejándole entrar entre sus piernas.

Iván llevó sus manos a la cintura de la otra, y las metió bajo su camisa, sintiendo su cálida piel.

Recordó la primera vez que lo hizo con Rodrigo, pero sólo frunció su ceño mientras llevaba su agresiva mano al pantalón de la otra, queriéndoselo quitar, pero rompiéndolo en el proceso, asustándola.

Un clavo sacaba otro clavo.

Dicho que igual había usado Rodrigo, que en ese momento estaba buscando a su mejor amigo para tenerlo a su vista porque se sentía mal mientras no estuviera él, pero no lo encontró.

Y no quiso entrar a la habitación donde se escuchaban varios ruidos, suspiros, y puede que un cuadro caer al suelo.

Samantha sólo vio cómo él castaño sacaba un preservativo de su bolso y lo envolvía en su falo, y la miró. Ivan no tenía sus ojos color miel naturales, tenía sus ojos oscuros, Ilenos de dolor y puede que de furia porque el trato que estaba recibiendo no era el más cuidadoso ni sedoso.

Pero no negaba que era lo que le gustaba.

Gimió alto cuando la levantó y la pegó a la puerta, y Rodrigo semi-gritó al escuchar la puerta ser azotada. lba a entrar para ayudar a cualquiera que estuviera recibiendo tal trato, pero escuchó la voz de su amigo, y la de Samantha  jadeante.

─No voy a ser atento, ni suave, y sé que te dolerá, ¿Quieres parar? ─llevó sus manos a su rostro para evitar lanzar un quejido, y Rodrigo se acercó más a la puerta para asegurarse que eran sus amigos.

─Ivan, a mi me gusta rudo, si escuchas un 'para, lento' no me hagas caso, haz lo que quieras ─gemidos, golpes a la puerta y puede que gritos fue lo que comenzó a llenar esa habitación mientras Rodrigo sólo se deslizaba de manera suave por la puerta, sollozando en silencio mientras escuchaba a su mejor amigo tener sexo con alguien más, y ahí, él igual se sintió inútil.

Nada de esto hubiera pasado si aquella vez que tuvo sexo con Ivan después de la discusión hubiera aceptado sus sentimientos. Ahora, mnientras escuchaba los gemidos, casi gritos de la otra, los gruñidos de Ivan, y sus silenciosos sollozos que aguantaba por su mano.

Si tan sólo lo hubiera admitido él primero. Si hubiera hablado con Ivan, pero recordó.

El hubiera no existe, así que ahora sólo dispuso a disfrutar del dolor que sentía su corazón, a llorar cada vez más fuerte, pero al mismo tiempo silencioso, y sentirse morir.

Tanto así le gustaba Ivan, pero nunca lo admitió.

𝗱𝗶𝗲𝘁 𝗼𝗳 𝘀𝗲𝘅 • fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora