CAPITULO 19

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A la mañana siguiente, antes de que Bright despertara, me até el delantal y cociné un desayuno real. Tan pronto como empecé a tararear, me sentí muy hogareño. ¡Tengo veintiún años, no tengo que sentirme hogareño! Ignorando la idea, terminé con el desayuno, que era una tortilla lo suficientemente grande para los dos, y unas tostadas.

-Buenos días. -Me di vuelta y lo vi usando un par de costosos pantalones de vestir y una camisa que lucía igual de caro. Nadie se viste así el fin de semana.

-Buenos días. Um, ¿eso es lo que vas a usar hoy? -Se miró a sí mismo por un momento antes de mirar de nuevo hacia mí.

-Sí. ¿Hay algo de malo en ello? -Me encogí de hombros y puse su café al lado de su plato.

-Bueno, no necesariamente, pero nunca serás capaz de seguirme el ritmo usando algo como eso. -No, no soy un chico hiperactivo que no puede quedarse quieto, pero me gusta pasarlo bien.

-Entonces, ¿qué sugieres que me ponga?

-Algo no tan caro. Eso parece costar mucho más de lo que puedo pagar por un traje. -Lo cual indica lo tacaño que puedo ser.

-No es tan caro. -Intenté no sonreír mientras comía un poco de mi tostada. Parecía un niño pequeño cuando dijo eso.

-Siento tener que decirte esto, pero lo que no consideras caro creo que es una fortuna. Tal vez después del desayuno podrías probarte unos jeans y una camiseta. -Tengo que verlo en una camiseta simple. No dijo nada y siguió comiendo.

- ¿Cómo es que eres tan tacaño cuando tu padre es un abogado? -Me atraganté, la pregunta me tomó por sorpresa. Me golpeé en el pecho y tragué saliva varias veces para obtener que el resto de los alimentos bajara.

-Estuve trabajando un poco luego de empezar la escuela secundaria, así que era raro que gastara el dinero de mi papá, además luego de eso me mudé solo... es diferente. -No era tan tacaño, pero cuando se trataba de la mayoría de las cosas, me gustaba ahorrar. Terminamos el desayuno en silencio, con él terminando primero. Después de lavar su plato y la taza y guardarlos, él me miró y luego señaló a la entrada de la cocina.

-Me voy a cambiar así que si necesitas algo, golpea primero. -Sí porque no es necesario que se repita la escena del baño. Asentí con la cabeza y le di el visto bueno mientras resoplaba en el resto de mi café. Cuando terminé con mis platos, fui a mi habitación y llamé un par de veces a la puerta. Cuando me dijo que entrara, estaba mirando su reflejo en el espejo. Le sonreí y me acerqué hacia el armario. Se veía malditamente bien en una camiseta.

-Estás mirando tu reflejo como si no te reconocieras a ti mismo. -Saqué un par de jeans oscuros y apretados, una camiseta blanca y mis zapatillas favoritas.

-Eso es porque no lo hago. Rara vez, casi nunca, ocupo camisetas. -Bueno, eso no me sorprende. Con mi brazo lleno de ropa, lo miré un poco. La camiseta holgada y lograba que se viesen sus clavículas. Parpadeé y de repente lo estaba viendo desnudo como lo hice esa mañana. Oh no.

- ¡Ah!

- ¿Qué? - ¿Qué diablos le digo? ¿Estaba pensando en ti desnudo?

-Um, no, nada. Iré a calentarme, ¡quiero decir, arreglarme! ¡Iré a arreglarme! Oh, Dios. -Salí corriendo de la habitación, casi chocando con la pared. Cerré la puerta del baño y comencé a golpear mi cabeza contra ella.

Soy un fracaso épico. Mi yo interior se rio y estuvo de acuerdo fácilmente. Casi salté fuera de mi piel cuando escuché un ladrido. Volteando, me encontré con Sam en el interior del armario debajo del lavamanos.

- ¿Qué estás haciendo aquí? No te he visto en días. -Él bajó la cabeza y salió de la cabina. Abrí la puerta y corrió por el pasillo hasta mi habitación. Ese perro estaba obsesionado con ese hombre. Suspiré y sacudí la cabeza pensando que estaba decidido a no avergonzarme más hoy.

Devil Boss - BrightWinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora