❝Nunca entendí porque me llamaron 𝓬𝓮𝓵𝓮𝓼𝓽𝓮❞
❝Creo saber la razón❞
❝¿Ah si?❞
❝Es porque eres tan bella como el cielo azul❞
Luego de la caída del Imperio, Celeste recorre la galaxia para vivir en paz y olvidar su oscuro pasado con los Sith. No o...
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Celeste apoyó su cuerpo sobre una de las paredes de la nave mientras miraba con atención a los 3 sujetos que se encontraban dentro del Razor Crest. Xi'an hacía equilibrio con su cuchillo en su dedo, Mayfeld miraba a su alrededor y Burg se paseaba como un niño ansioso.
— ¿Puedes sentarte? — le preguntó la twi'lek molesta al devaroniano, quien sólo golpeó el techo de la nave, molesto.
Celeste frunció el ceño. ¿Quién se creía ese imbécil para golpear naves ajenas?
Burg se acercó a uno de los paneles y comenzó a tocar una teclas, logrando que se abriera una puerta detrás suya. Ahí se encontraban todas las armas del Mandaloriano.
El hombro soltó unas risas mientras se acercaba a sacar cosas como si nada.
Celeste no podía creerlo.
— Hey, cuernitos.— le gritó molesta.— ¿Qué crees que haces?
El hombre la ignoró por completo, lo que molestó aún más a la chica. Sin embargo, pronto se relajó un poco al ver como el Mandaloriano bajaba a ver lo que ocurría.
El cazarrecompensas cerró la puerta de su cabina de armas de inmediato, lo que molestó a Burg, quien gruñía al casco de Din con rabia.
— Hey, hey, lo entiendo, lo entiendo.— habló Mayfield, interrumpiendo una posible pelea.— Yo también soy especial con mi espacio personal.
Celeste bufó.
— Sólo hagamos este trabajo y no tendrás que volver a ver nuestras caras otra vez.
— No entiendo por qué necesitamos a un Mandaloriano.— gruñó Burg.
— Aparentemente son los mejores guerreros de la galaxia.— habló Mayfeld.— O eso dicen.
— ¿Y por qué están todos muertos?— se burló Burg, provocando la risa de los demás.
Celeste rodó los ojos. Todos ellos eran tan insoportables.
— Bueno Xi'an, tú trabajabas con él.— contestó Mayfeld.— ¿Es tan bueno como dicen?
