Verse atrapada en un triángulo amoroso no estaba en los planes de Violette; su intención nunca fue herir los sentimientos de otras personas, pero ¿cómo podía evitar enamorarse de Harry, el único chico que realmente la veía?
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Agosto había llegado.
Había transcurrido un mes desde el inicio de las vacaciones.
Un mes desde que Heather se marchó.
Un mes desde que Violette llegó.
Pensar en la última me hace sonreír por mero instinto. Lo cierto era que los encuentros detrás del centro comercial se habían hecho mucho más frecuentes entre nosotros, pues parecía que no nos era suficiente con el vernos la mayoría de los días en la panadería y es que no era una mentira que desde que Zayn llegó y Barbara junto con su hermana pasan todos los días en el establecimiento, nuestras conversaciones más íntimas redujeron.
Con esto no quería que en el trabajo no nos habláramos, era común que hiciéramos bromas y tuviéramos conversaciones en las que el resto se involucrara. Estábamos bien con esa dinámica. Pero cuando nos encontrábamos a solas, era como si todo cambiara: nuestras charlas eran profundas e incluso los chistes eran más íntimos.
Habíamos convertido del centro comercial nuestro lugar y aunque en un comienzo lo llegué a considerar algo personal, no me importaba compartirlo con la pelirroja.
— ¿Por qué le sonríes a la nada? — la voz de Niall se hace escuchar a mi lado y me dedico a observarlo confundido — Sí, te digo a ti. Le estabas sonriendo al pavimento
— Solo estaba pensando — respondo
— En Heather — dice Louis
— Permíteme dudarlo — Niall murmura y eso me hace fruncir el ceño
— ¿Alguien quiere un cigarro? — Zayn pregunta y en seguida Louis acepta
— ¿Tú madre sabe que fumas? — le pregunto al último
— No y no tiene porqué enterarse — dice con una sonrisa y ruedo los ojos
— ¿Qué estamos esperando? — pregunto con cierta molestia
— A Liam, pero ahí viene — el pelinegro señala
Puedo ver que el castaño camina hacia nosotros con una sonrisa y aunque Liam me parece un chico agradable, debo confesar que durante los últimos días me siento un poco fastidiado por su presencia.
Parecía que la panadería se había convertido en su lugar favorito y aunque siempre iba con el pretexto de comprar algo para su madre, siempre se quedaba hasta tarde para conversar con Violette; evidentemente, la pelirroja era amable y seguía sus charlas con suma atención y reía con él constantemente.
Usualmente cuando esto pasaba, tanto Zayn, como yo, quedábamos desplazados y aunque parecía que al primero no le importaba demasiado que esto ocurriera, a mí sí.