Verse atrapada en un triángulo amoroso no estaba en los planes de Violette; su intención nunca fue herir los sentimientos de otras personas, pero ¿cómo podía evitar enamorarse de Harry, el único chico que realmente la veía?
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Bajo las escaleras corriendo aun teniendo el rostro húmedo debido a que hace tan solo un minuto me encontraba lavando mi cara y dientes. Me había quedado dormida en mi primer fin de semana de trabajo y necesitaba apresurarme si no quería llegar tarde.
- ¡Anda, cielo! Toma, al menos para que comas en el camino - mi tía Sandra me entrega dos sándwiches en una bolsa de papel
- Muchas gracias, tía - respondo con voz apresurada y tomo mi mochila antes de abrir la puerta principal, donde un chico de cabello castaño me espera con una sonrisa
- Buenos días... ¡Hola, Sandra! - Harry saluda
- Cariño, que gusto verte - la mujer rubia besa su mejilla y después la mía - ¿Cómo está tu madre?
- Se encuentra bien, está muy emocionada por pasar esta tarde con usted, parece que tienen planes
- ¡Así es! Iremos al centro comercial a retocarnos las uñas y puede que más tarde comamos en el restaurante de Aurora
- Suena como algo entretenido - el ojiverde responde y frunce el ceño - ¿Por qué tu rostro está goteando?
- Me quedé dormida - admito y Harry suelta una risita - Volveré más tarde, tía ¿está bien?
- Por supuesto, la comida ya estará preparada para cuando llegues - asiente - Violette y ¿si tu madre llama? ¿qué le diré? Maggie no creerá que sigues dormida para cuando hable por teléfono
- Podrías decirle que salí con Sophia al centro comercial - sugiero y ella asiente
- Bien, pero que sepas que no estoy contenta con mentirle
- Solo será por dos meses más, te lo prometo - le sonrío y le doy un abrazo de despedida - Gracias, tía
- Hasta luego, Sandra - Harry se despide de ella y la rubia le devuelve el gesto
La observamos entrar a la casa y justo cuando estoy por comenzar a caminar, siento la mano de Harry sobre mi hombro derecho impidiendo que siquiera me mueva.
- ¿Qué ocurre?... - frunzo el ceño - ¡Oh! Gracias - murmuro al sentir que el chico toma su suéter para secar mi rostro con delicadeza
- Te puedes enfermar - señala divertido y ahora, sin más de por medio, comenzamos con nuestro andar - ¿Qué es eso de mentirle a tu madre?
- Ella no sabe que estoy trabajando, así que se lo estamos ocultando
- ¿Por qué?
- Porque le molestaría saber que he viajado hasta acá solo para trabajar - me encojo de hombros - Siempre ha sido muy protectora y es de la idea de que si no tengo la necesidad, para qué trabajar