Verse atrapada en un triángulo amoroso no estaba en los planes de Violette; su intención nunca fue herir los sentimientos de otras personas, pero ¿cómo podía evitar enamorarse de Harry, el único chico que realmente la veía?
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Los días avanzaban y con ello, la incertidumbre de todo lo que podía pasar.
Agosto se había ido y aunque se había convertido en mi mes favorito, ahora solo parecía un simple espejismo de algo que, comenzaba a dudar, fuera mío.
Estaba a nada de cumplir cuatro meses en Holmes Chapel y aquellos días que pasaron volando, ahora se escurrían entre mis dedos de manera lenta, casi eterna. En este tercer mes no había pasado mucho: clases, llamadas pérdidas de mi madre, charlas escasas con mi hermano y fugas exprés para encontrarme a escondidas con Harry detrás del centro comercial.
- Violette ¿estás bien? - Barbara llama mi atención haciéndome parpadear con constancia
- Sí, sí, lo siento, estaba pensando - le sonrío
- Últimamente pareces pensativa, casi triste ¿todo bien?
- Todo bien - susurro nada convencida
- Harry ya tiene tiempo sin aparecer por aquí ¿cierto? - pregunta y asiento - Al parecer le está yendo bien con el padre de Heather, el otro día me encontré al señor y me dijo que está pensando en robarme a Harry para llevárselo a trabajar en sus oficinas
- ¿Harry trabajando en una oficina? - frunzo el ceño
- Lo sé, es extraño pensarlo así - ríe - Evidentemente sería para algo sencillo, me ha dicho que ha visto constancia en él y que es muy inteligente, creo que eso todos los sabemos, así que no me sorprende que lo quiera cerca, además de que el hecho de que Heather sea su novia influye más en eso y ni hablar de la paga, su padre puede ofrecerle mucho más dinero que el que le pago yo
- Pero solo es un adolescente ¿qué puede hacer Harry en ese lugar? - pregunto un poco dura
No es que no creyera en las capacidades del ojiverde.
Yo sé lo maravilloso que puede ser y la capacidad tan grande que tiene para retener nuevos conocimientos, pero era duro imaginarlo conviviendo aún más con ella y su familia.
- Ni idea, querida - dice simple y peina hacia atrás un mechón de cabello suelto que estorba en mi rostro - Pero sé que el día en el que Harry se vaya, este lugar se sentirá muy triste - suspira - Lo bueno es que te tengo a ti y a Zayn
Juego con mis dedos y cuando la campana de la entrada suena, le informo a Barbara que iré a atender a quien sea que haya llegado.
Salgo de la cocina tratando de mostrar mi mejor sonrisa, pero ésta se borra cuando Liam aparece en mi campo visual.
Llevaba semanas ignorándome y no podía culparlo.
- Buenas tardes, bienvenido ¿en qué te podemos ayudar? - pregunto tímida colocándome detrás de la caja registradora
