Prólogo

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No buscaba nada. Hacía mucho que había entendido, por las malas, que el amor es solo para novelas; pero eso es otra historia que quizás les cuente más adelante. Lo importante es que "no buscaba nada" y sin buscarlo lo encontré.

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Es fácil no involucrar el corazón, especialmente cuando las dos partes son sinceras. Aunque, generalmente los hombres intentan jugar, pero eso me divertía, pues era sencillo seguirles el juego. A fin de cuentas, a mi, solo me interesaba lo mismo que a ellos: SEXO.

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Los hombres suelen ver a las mujeres como una molestia luego de satisfacer sus deseos carnales, por más amor que profesen, luego pasan a dar largas o a ignorarlas y eso es porque ya han conseguido su objetivo. Sin embargo, ese no era mi caso, yo tenía (y aún conservo) una ley clara en mi vida: después de salir con un chico no le escribía, no lo llamaba y tampoco lo buscaba. La mayoría de las veces agradecía que ellos no lo hicieran tampoco, o me molestaba un poco cuando lo hacían.

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ADVERTENCIA

La base de esta historia es el sexo suave o fuerte, en la mayor parte, muy sádico.

Si eres de esos que tiene la mente obtusa y los tabúes te ciegan, si te repugna la satisfacción de tus deseos más oscuros, entonces no sigas leyendo, esto no es para ti...

En el sexo, vale todo lo que lleve a la satisfacción mutua.

Te quiero...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora