1. Rota

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Caminaba sintiendo que se me encogía el pecho y quería gritar para que mi alma expresara todo el dolor que estaba experimentando. No quería irme; pero me abrace a mi misma y seguí adelante con los ojos cerrados.

Salir de sus brazos había sido doloroso, más aún sabiendo que esa sería la última vez que sentiría su calor. Allí estábamos, en medio de la calle, abrazados. Yo recostada a su pecho y el con un brazo en mi espalda, a la altura de mis nalgas y el otro en mi nuca. Cuando mis ojos se comenzaron a humedecer, él me acariciaba el cabello y yo me aparté: no iba a permitir que viera cuanto me afectaba. Sin embargo el tiró de mi y me besó una y otra vez, sus manos sostenían mi cara y no dejaba que me alejara.

Nos miramos a los ojos y vi la tristesa reflejada en sus ojos ¿Sería posible que a él también le estuviera doliendo aquello? ¿Habría algo de realidad en los "te quiero..." que me había dicho o sería solo que sentía lástima? Cuando ya no podía contener las lágrimas le di la espalda y caminé un paso al frente. En ese momento su mano derecha se posó en mi hombro y miré atrás por encima del mismo. Aquel contacto tardó poco, solo unos segundos en los que mi corazón se detuvo, luego retiró la presión y yo seguí mi camino.

¡Maldita sea! Su olor estaba impregnado en mi piel. Necesitaba llorar y lo hice, las lágrimas corrieron por mis mejillas y mi respiración estaba agitada. El reloj marcaba las 12:33 AM pero mi piel aún conservaba el calor de sus brazos. Me sentía vacía y notaba como mis sentimientos iban congelándose nuevamente.

Mientras me alejaba su semen aún caliente comenzó a correr por mis muslos y mi mente regreso a su habitación. Aún estaba excitada, me había enfocado en darle placer, dejándome de lado. Había querido darle una noche inolvidable, dejar huella y no en la piel, sino en el alma.

***

Cuando noté que su miembro estaba completamente erecto, me incorporé apoyándome en mi brazo izquierdo y ayudándome de la mano derecha comencé a pasar la lengua por la punta, dejando que mi pircing multiplicara las sensaciones que le provocaba y llevándola lentamente hasta sus testículo para luego subir. Pude oír como de su garganta salían leves gemidos de placer que se hicieron más fuertes al abrir la boca e introducirme su pene hasta la mitad, cubriendo la otra parte con la mano derecha y haciendo rápidos movimiento combinados de la cabeza y la mano.

Minutos después le abrí las piernas y me coloque entre ellas para poder verlo y propiciar más placer. Le saque el bóxer por completo y puse nuevamente la lengua en la punta de su enorme pene, la bajé lentamente hasta los testículos y los comencé a lamer. Lo miré y vi como se pasaba las manos de los ojos a la cabeza.

- ¡Dios mío que rico!

Eran susurros y gemidos lo que se oía en aquel cuarto. De repente succioné sus testículos y vi como apretaba los dedos de los pies. Los dejé libres y él expulsó ruidosamente el aire que había estado conteniendo, pero volvió a tomarlo cuando le chupé la punta del pene. Me encantaba escucharlo gemir y fui rotando entre su pene y sus testículos para chupar dejando caer la saliva, provocando que corriera por sus nalgas así aproveché y le estimulé lentamente con los dedos hasta que estuvo muy mojado todo, le levanté las piernas y pasé la lengua por el orificio de su trasero. El gimió y lo miré, me encantaba ver su cara mientras me dejaba hacer. Lo iba masturbando mientras pasaba la lengua.

- Suave.

Suplicó en un gemido de placer cuando cambié la lengua por un dedo. Chupé sus testículos, lo masturbé con la mano izquierda y le introduje lentamente la punta del dedo índice de la mano derecha al mismo tiempo. Gimió nuevamente y se llevó ambas manos a la cabeza. Estaba muy excitado y cuando saque mi dedo de su ano, se incorporó y me sostuvo, indicando que me quedara en la misma posición.

Se puso de pié en la cama, levantó mi vestido y bruscamente apartó el hilo que estaba usando. Semi flexionando las rodillas colocó la punta de su pene en la entrada de mi vagina.

- ¿Te gusta hacerlo conmigo?

Preguntó impaciente. Yo asentí apresurada y me penetró fuerte, arrancándome un gritito. Lo sacó y me lo puso en la boca, cuando la abrí metió todo en su interior hasta que mi garganta le impidió el paso porque era demasiado grande y gruesa. Regresó a mis nalgas y me penetró en la misma posición, subiendo y bajando: llenando todo mi interior.

- Te la voy a hechar adentro.

Dijo, su voz indicaba que estaba a punto de terminar. Y las embestidas que daba eran cada vez más fuertes. Negué levemente con la cabeza, no podía hablar, solo gemir por el dolor y el placer que me provocaba.

- Te la voy a hechar adentro.

Repitió desesperado, encajando sus uñas en mis nalgas. Sentí como se inundaba mi interior con su semen al mismo tiempo que le había dicho que si en un gemido.

***

Llegué a mi casa demasiado rápido, miré el WhatsApp y ahí estaba su mensaje. No pude evitar que las lágrimas corrieran por mis mejillas mientras le respondía.

- Ya llegaste

- Si llegué ahora

- Te violaron

- Penosamente no
- ...

- Jajaja
- Fue culpa mía
- Disculpa

- Q cosa?

- No follarte como te mereces

- Ntp, de despedida
quedó hasta bien

- Como d despedida

- 🤷🏻‍♀️
- Si, de despedida

"¿Cómo pude ser tan idiota?" No encontraba respuesta por más que me repitiera la pregunta. Me dejé llevar por los sentimientos y ahora estoy pagando las consecuencias de mi error. Cerré el WhatsApp, apoye mi rostro contra la almohada para evitar que los demás escucharán mi llanto y desahogarme un poco. Hasta respirar dolía demasiado.

¿Cómo pude enamorarme de sus "te quiero"?
No lo sé, pero si debo reconocer que finge muy bien, aún siento que eran reales.

Te quiero...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora