12 Soy lo que fui.

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Su vida no era perfecta pero iba bien, Jungmin tenía catorce años y el lleva esa misma cantidad de años casado con Jungkook, vivían felices no había vuelto a ver a la familia del alfa y el por obvias razones había declinado a la idea de ver a su propia familia, después de una llamada en la que le volvían a recalcar que era una mierda y no servía para nada, aunque había tenido suerte consiguiendo un alfa.

La vida le sonría pero por alguna razón se sentía vacío, y su pareja ya no lograba comprender nada de lo que estaba pasando, razón por la que se fue, no habían pasado ni tres días y la idea de disculparse o aceptar que estaba mal ni siquiera pasaba por su cabeza. No sé podía hacer nada con respecto al rubio que parecía entrar en decadencia emocionalmente, además de que el rubio se había negado a hablar con un psicólogo alegando que estaba todo bien.

Lejos de su familia su declive más fuerte fua cuando atendió aquella llamada, le hablo una ves más esa mujer que tanto detestaba, su madre.

-Jimin, llamaba solo para decirte que tu padre está enfermo, espero que sí quiera te dignas a venir y presenciar en el decadente estado en el que el se encuentra -Hablo la mujer por el teléfono, su hijo había atendido solo porque no reconoció el número, su celular dejaba ver el nombre del contacto como desconocido.

-Lo siento número equivocado -Jimin trato de cortar pero sus lágrimas comenzaron a salir, la mujer en el teléfono sabía que no le cortaría, tampoco lo hizo la última vez.

-Estamos en Busan, ya sabes en qué hospital, no creo que le quede mucho tiempo de vida, y para tu complacencia si, estamos solos, no ruego para que vengas para amarnos como la familia que nunca fuimos, solo quiero que el viejo de tu padre que está alado mío sepa que te llame - Hablo la mujer dejando a Jimin perplejo ante tales palabras, y si prestaba atención se podía escuchar la respiración pesada de su padre, y corto.

Jimin no escucho más que eso cuando vio como la tina del agua se llenaba, los paltos sucios estaban en la tina remojados, miro el agua caer mientras se llegaba a desbordar y caía al suelo, estaba tan estupefacto por el tiempo en el que no había escuchado, en su mente divagaba esa respiración pesada y moribunda que su padre dejan salir en medio de aquella camilla de hospital.

El agua tocó sus piernas descalzas y hizo que entrara en razón, no dijo nada, solo apagó el agua que salía de la canilla y se dispuso a buscar un trapo para limpiar el agua que estaba por toda su cocina, trapearia y fingiria que nada pasaba, fingiria que su hijo y esposo volverían pidiendo perdón, para entender que el era el que tenía la razón en todo.

-¡Mierda! -Grito de la nada tirando el trapo de piso, tiró de sus cabellos tratando de relajarse aunque era una locura, miro el agua una vez más y supo que debía hacer.

Tomo rumbo a su cuarto, agarro una maleta y tiro ropa sin pensar en nada, llevo su cartera y las llaves de su auto, no quería esperar a que su mente le dijera que era una mierda por no estar con su padre moribundo, al final aún le quedaba un poco de humanidad en su alma, aún le quedaba un poco de empatía por esos padres de mierda que tuvo.

Subió a su auto y mientras pensaba en como ver a sus padres a la cara una vez más empezó a sentir arcadas, el asco de ver a su familia era algo que su cuerpo sentía más que nada en este mundo, los detestaba pero algo en el le decía que no estaba cerrando su etapa.

Estaba en su auto sabiendo que sería un viaje extenso, no se había ni planteado en ir en tren algo que tal vez le hubiera hecho un viaje más cómodo, solo tal vez. Tenía que manejar más de trescientos kilómetros pero en ese momento poco le importaba, manejar lo relajaba mucho a decir verdad, y si lo pensaba así podía recordar las veces que habían viajado con su familia, Jungkook y Jungmin solían disfrutar dormidos mientras el manejaba tranquilo y complacido con la imagen de Jeon con la boca abierta roncando y Jungmin que roncaba despacito desde los cinco años.

Recordó también los viajes con sus padres, nunca hablaba de ellos, nunca tuvieron una relación muy estrecha a decir verdad, el ser Oemga lo había condenado con sus padres, ellos habían generado complejos que el detestaba de si mismo.
En su niñez y adolescencia había deseado con todo su ser que fuera una equivocación el hecho de que el fuera Omega, sus padres habían estado muy decepcionados por los resultados de sus análisis cuando tenia diez años.

Jimin era un prodigio en todo lo que hacía, era perfecto en todos los sentidos, sus profesores estaban maravillados por la calidad de alumno que era el rubio, todos creían que llegaría más lejos que cualquier alfa que alguna vez hubieran conocido, a sus diez años, tomaba clases de piano, violín, instrumentos que manejaba con una facilidad estupenda, los tocaba como si de tomar agua se tratase, tenía una memoria que no le hacía tener que poseer las partituras alado suyo.

Tenía claves de filosofía algo que era completamente extraño a su corta edad, pero su manera de razónar sobre todos los temas era impresionante, era aún intelectual nada mediocre, y si no fuera poco tenia danza contemporánea algo que se le daba naturalmente, su cuerpo estilizado era algo que el rubio controlaba más que bien, podía haber llegado muy lejos con esa carrera, pero sus padres creían que eso era para omegas no para un "Alfa" como Jimin.

Seguía en su vida la natación, era ágil y tener resistencia sumado a una determinación magistral lo hacía un gran competidor, lo hacía competente para nadar, su profesor estaba más que complacido y le había prometido llevarlo a hasta las olimpiadas, "Tu límite es el cielo Jimin", eso solía decir antes de que sus padres lo sacarán de natación después de su análisis. Ademas cursaba en una primaria totalmente prestigiosa y privada, si hablamos de sobresalir hablábamos de Jimin, y como no sobresalir si era un genio en matemáticas, y con trece había postulado para las olimpiadas nacionales, y esa última fue la razón por la que las peleas se hicieron más presentes.

Sus padres ya hablan dejado de confiar en el, desde los diez en lo único que pensaban era en la perdida de tiempo que le dedicaron y dedicaban a su hijo omega, Jimin hubiera aceptado ser un alfa de la rama más baja, hubiera apreciado ser un simple Beta, pero en su vida lo que más odio fue ser un omega, había rezado a los dioses para que el no fuera omega, desde los cinco años se decia a si mismo que era un alfa que domaría su vída y haría sentir orgullosos a sus padres, esos fríos y calculadores seres que le hicieron hacer de todo para ser el alfa perfecto.

En esos momentos mientras menejaba el auto hacia el hospital donde estaba su padre, creyó que tal vez hubiera preferido ser hijo de una manada de mandriles hambrientos que al principio lo confundieran con un cacho de carne a ser el hijo de sus padres.

Vería a sus padres cara a cara, tal vez en una de esas recordaba porque seguía teniendo algo de empatía.

-Son una mierda, ya los quiero ver en su tumba -Esbozo mientras miraba el semáforo cambiar de color a rojo, paro viendo colmo una mujer pasaba por la senda peatonal, llevaba un bolso muy bonito que tenía la inscripción dorada de "Park", claro, en los bolsos "Park".

Hola mis amores, ¿como están?.

Hasta acá el capítulo de hoy, besos, duerman bien, coman bien y nos leemos pronto besos 😍😍😘😘😘💜😘😘💜😘😘💜💜💜💜💜

Manual de matrimonio Kookmin +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora