Capítulo III

61 62 16
                                    


Mount Everest – Labrinth

(3)

—¿Cómo te sientes? –me atreví a preguntarle–.


Ella no respondió, no podía. Lastimosamente así fueron los días siguientes. Todavía seguía en el hospital internada, Mi madre ya no pasaba tiempo en la casa, su rutina había cambiado –del hospital al trabajo, del trabajo al hospital– En verdad estaba preocupado por Khalia pero ella todavía parecía no notarlo.

Su estado no hacía más que decaer. Al comienzo los médicos estaban seguros que era un shock hipovolemico pero con el pasar de los días tuvieron que cambiar de opinión. Las heridas volvían a abrirse sin razón alguna y los medicamentos parecían no hacer efecto, en poco tiempo se convirtió en uno de esos casos curiosos que al parecer no tenían explicación y tampoco solución.

Nosotros tampoco fuimos la excepción. Cada día, al salir del hospital nos esperaba un grupo de personas para saber el estado de salud que tenía Khalia, mí madre fue cambiada a un puesto de trabajo más privado y yo por el contrario recibía el acoso y miradas de lastima de la gente.

Los policías seguían investigando pero de algo estaban seguros, Khalia, había Sido la única sobreviviente de los raros ataques en la parte baja del bosque. Por un lado estaba bien ya que las cosas estaban tomando forma y encajando en el engranaje pero por el otro estaba yo; y yo, no tenía nada que ver con lo sucedido y Muy bien parado no estaba.

— ¡Ya te dije lo que se! –replique a su incesante pregunta–. ¿Acaso crees que inventaría algo así? Yo se lo que vi esa noche, ojala fuera una mentira.

—Cariño, ya, por favor solo deja eso. Tú hermana esta en una cama de hospital y ¡tú insistes en seguir con eso! “una sombra a la cual ni siquiera viste su rostro tenia a tú hermana en sus brazos la cual al confrontarla desapareció mágicamente entre las sombras” ¿Eso fue lo que viste? Ahora, Thomas, realmente estás seguro de algo que ni tú crees.

Esas fueron las palabras que me he repetido desde ese entonces, suena como algo imposible, lo se, pero yo se y estoy seguro de lo que vi esa noche.

La policía cercó el área del parque por seguridad y el espacio donde encontré a mi hermana esta restringido para el publico inclusive se hicieron dos búsquedas masivas donde participaron muchas personas del pueblo que estaban impactados y algunos asustados de lo que estaba pasando. Ellos buscaron indices de donde pudo haber ido esa “sombra” y no encontraron nada, ni una huella, ni un cabello pareciera que eso nunca hubiera estado ahí y al ser el único presente en la escena me señalaron como sospechoso. Mucho no lo dicen de frente pero se que están seguros de que yo fui el que le hizo eso. Mis amigos me dejaron de hablar por miedo a ser implicados y  mi madre con el pasar de los días no me dirigía la palabra.

La mayoría piense que estoy loco –cosa que estoy empezando a creer–. Pero se lo que vi, voy a averiguar que era y no descansare hasta saberlo.

Estaba dispuesto a investigar que era lo que estaba pasando, igualmente el tiempo me sobraba. La única universidad del pueblo a la cual yo asistía decidió suspenderme académicamente mientras tanto para “no interferir en la investigación policial y su apariencia ante los medios”. ¡Ah!, es que casi se me olvidaba la grata noticia –grata en el mal sentido de la palabra–. Soy un personaje publico, no era de esperance que alguien de la prensa se aprovechara de la situación para tener una nueva exclusiva, y así fue.

—Thomas Sadness… Un joven tratando de ser un adulto o un enfermo capaz de torturar a su hermana solo por satisfacción, ¿cuál es la verdad?.

Ambos explotamos en carcajadas.

Querida Venus, la musa de mis pensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora