Capítulo II

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Starboy – The Weekend

(2)


Al bajar el sol, justo al atardecer fui a buscarla a su clase. Si no me fallaba la memoria ya debió de haber salido.

Mí sorpresa no fue muy grata al darme cuenta que ella no estaba donde debía de esperarme. Me senté y la esperé por algunos minutos, e inclusive di una vuelta pensando que estaba ocupada.

La llamé pero no caía la llamada. Le envié algunos mensajes pero no contestaba, «debe de estar practicando, deja la paranoia» me atreví a pensar.

      La hora fue volando y mi madre no tardó en llamarme a ver si la había buscado. No, no es favoritismo ese tipo de atención. Es su única hija, y sí, yo también soy su hijo pero entiendo perfectamente la situación. Al mudarnos a la que más le afecto fue a mi hermana, nunca fue la persona más sociable y al llegar no sabía el idioma, ella extrañaba su hogar y sus amigos, también a papá y eso no estaba aquí.

Así que decidí entrar yo mismo a buscarla.
No había señales de ella por todo el recinto, a esta altura ya me estaba preocupando.

      No la encontré, pregunte por ella y nadie la había visto, mi madre se empezó a preocupar y decidió llamar a la policía pero si queríamos declararla persona desaparecida tenían que transcurrir unas 72 horas y solo habían pasado alrededor de unas 11 horas desde que la deje en sus clases.

      Tal vez esa fue una medida desesperada pero teniendo en cuenta todo lo que estaba ocurriendo en los alrrededores, vakia no estaba siendo el lugar más seguro que digamos.

      Nadie la había visto después de la salida excepto la misma castaña con que la deje al salir, rato después supe su nombre, Regina, ella argumentaba que Khalia y la misma iban a salir al bosque ya que querían investigar que había pasado con la chica del cisne –Y conociéndola como la conozco, si habría de ir al bosque–, pero un problema de ultimo minuto surgió. Su madre había tenido un accidente y abandono la idea del parque para ir corriendo a verla.

Pero Khalia si fue.

Con el pasar de las horas el sentimiento de desesperación se instalaba más en mi pecho y el presentimiento de un mal augurio se volvía cada vez más real.

      Ya habían pasado más de 15 horas y no podía ni entrar a mi casa, mi madre estaba desesperada al borde de una crisis, así que por lo mismo tome la iniciativa de ir yo mismo a buscarla.

     Solo mis gritos desesperados era lo único que se escuchaba en la espesa neblina del parque donde cada vez me adentraba más en lo inesperado, cuando a la lejanía logro visualizar una figura delgada aunque borrosa con un bulto en los brazos. Sin mas, seguí caminando hasta poder diferenciar en la figura una sombra humana pero difícil de asimilar a la vista asombrado decidí acercarme para corroborar mis sospechas que resultaron ser verdaderas ante mi estaba una persona que tenia a alguien en su poder.

–mis intentos de caminar sin hacer el menor ruido posible resultaron fallidos. Con el corazón latiendo y el alma en la mano decido interrogar primero–. Quien sea que este ahí Le ordeno que hable, hay muchos policías, no podrá salir tan fácil –mentí–.

—¡Thomas! –un grito desgarrador se escucha desde el fondo, era ella–

     Con todas mi valentía junta corrí hacia ella, evitando las ramas y hojas a mi alrededor me acerco más y la encuentra, en el piso con la ropa rasgada, más pálido que de costumbre y  con manchas de sangre cubriendo su fina piel ahora con pequeñas manchas azules, se veía tan indefensa como frágil. Sin dudarlo me lance sobre ella para abrazarla.

Querida Venus, la musa de mis pensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora