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—Hae, este uniforme me hace ver gordo. — se quejó el peliazul viéndose en el espejo de cuerpo completo de su habitación.

—Es lo que dices siempre. — rodó los ojos el rubio — ¿Para eso me llamaste? Te recuerdo que nos veremos en unos minutos.

Jaemin frunció el ceño y se cruzó de brazos, viendo a Haechan a través de la pantalla de su celular que estaba puesto de manera vertical en uno de sus muebles para que pudiera verlo completamente.

—Ayúdame a elegir los accesorios. — mostró su juego de anillos y aritos de diferentes estilos.

—¿Cuál es la ocasión? — enarcó una ceja con sospecha.

—Escuche que vienen de intercambio algunos estudiantes. — respondió indiferente.

—¡Ahora entiendo todo! — negó con la cabeza mientras dejaba escapar una corta risa — Ponte los negros, te quedan bien.

—¡Gracias! — corrió de nuevo hacia el espejo y se puso el par de aritos que Haechan había elegido — De seguro vendrán chicos muy guapos.

—Es lo único que te interesa.

—¡Jaemin, llegaras tarde si no te vas ahora! — gritó su madre desde el primer piso de la casa.

—¡Voy en seguida! — guardó sus libros en su mochila y peinó su cabello lo mejor que pudo — Nos vemos, Hae, ¡No se te ocurra entrar al salón sin mí!

—Sí, sí, como digas, apresúrate. — y cortó la llamada.

Metió su celular en el bolsillo del pantalón y salió de su habitación con su mochila en su hombro, emocionado por su día en la escuela. Se despidió de sus padres antes de salir por la puerta principal y empezó a caminar por la solitaria calle del vecindario, la escuela quedaba muy cerca por lo que ir caminando no era ningún problema para él, aunque a veces sus padres insistían en ir a dejarlo.

—¡Nana!

Jaemin se dio la vuelta con una enorme sonrisa rápidamente al escuchar esa maravillosa voz que reconocía perfectamente, pero sus ánimos decayeron tan pronto vio a la misma chica con sus manos rodeando el brazo de Jeno, sonriendo con orgullo.

—Jeno, hola. — sonrió forzosamente, incómodo por la presencia de su novia.

Jeno quiso acercarse a abrazarlo como forma de saludo, pero la chica a su lado apretó su brazo de manera disimulada, deteniéndolo de golpe. Jaemin notó la manera tan forzada en la que esa chica trataba a su mejor amigo, estaba muy molesto, pero no podía meterse, ya en varias ocasiones habían hablado al respecto y Jeno se negaba a dejarla, así que ese ya no era su problema por más triste que se sintiera.

—Hola a ti también, Karina. — le sonrió de la misma manera. —

—Jen, vámonos que mi papá nos espera. — ignoró al peliazul y se llevó a Jeno que, sin ninguna protesta, se dejó guiar por la pelinegra.

—Vámonos que mi papá nos espera. — repitió para sí mismo con voz aguda mientras hacía una mueca de disgusto. Suspiró triste, viéndolos entrar al brillante carro negro que los esperaba — Estúpida engreída. — hizo un puchero y siguió su camino hacia la escuela.

Al llegar, se encontró con su rubio y sonriente amigo, lo saludó con un fuerte y cariñoso abrazo antes de entrar al salón. Tomaron asiento en su escritorio compartido de siempre, pero Jaemin notó rápidamente a sus nuevos compañeros, deleitándose con la vista.

—Son muy guapos, Hyuck. — murmuró, Jaemin sin despegar la mirada de uno en específico.

—No seas tan obvio, deja de verlo. — lo golpeó levemente para que reaccionara, pero parecía que seguía sin escucharlo — ¡Mira, Jeno está aquí!

Forbidden Nomin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora