Los labios de Jaemin se movían al compás de los de Jeno, terriblemente nervioso y emocionado de nuevo, no pudo evitar cerrar sus ojos, tratando de relajarse mientras Jeno sobaba sus mejillas con sus pulgares. Otra vez estaba ilusionándose, pero ¿cómo no hacerlo? Que Jeno lo besara de esa manera debería ser ilegal, no podía besarlo así y luego hacer como si nada, como si no hubiera pasado mientras él se quedaba en una enorme nube de ilusiones.
—Jaemin, de verdad lo siento. — lo miró directamente a los ojos al separarse, aún demasiado cerca, creyendo que se estaba sobrepasando.
Jeno volvió a besarlo, pero con más fuerza. Evito pensar en las consecuencias, dejándose llevar por ese momento que se sentía tan bien y en calma. El peliazul por fin reacciono y paso sus brazos alrededor de su cuello, jugueteando con los mechones de cabello que caían en la parte trasera de su cabeza, acercándolo a su cuerpo, soltando leves suspiros y jadeos casi inaudibles. Su corazón latía con fuerza contra su pecho, no quería que lo soltara, quería permanecer de esa manera siempre, y Jeno, muy en el fondo, también lo deseaba.
Segundos después, ambos rompieron el beso, aun con sus ojos cerrados, tratando de asimilar que eran todas esas sensaciones que los hacía sentir tan nerviosos y apenados, pero al mismo tiempo, tan cómodos.
—¿Qué fue eso? — preguntó en un susurro el menor, abriendo sus ojos lentamente para encontrarse con el rostro sonrojado de su mejor amigo.
—M-Me gustó. — confesó, sintiendo su respiración cortarse a cada instante.
La habitación se sumergió en otro abrumador silencio, los dos sin decir algo más. Jeno agachó la mirada, poniendo atención a las manos de su mejor amigo que jugueteaban entre sí en su regazo. Sus mejillas volvieron a sonrojarse al ver el pantalón de su amigo, notando perfectamente su erección; quiso apartar la mirada, pero no pudo. Jaemin se dio cuenta inmediatamente, tapándose con ambas manos, sorprendido por la poca vergüenza del mayo. Cuando Jeno levanto la mirada y se encontró con la de Jaemin, se sintió acorralado, no sabía ni cómo explicar todo lo que estaba sucediendo en él en ese momento.
—Perdón. — balbuceó, apartando la mirada, sonrojándose aún más, sintiéndose demasiado expuesto ante su no tan disimulada mirada.
No sabía cómo manejar esa situación, ni siquiera sabía cómo es que su erección seguía ahí, doliendo por no ser atendida.
Jaemin estaba deseoso, deseoso de muchas cosas con su mejor amigo al verlo así. Se debatió unos segundos sobre qué tan prudente sería saciar las ganas de ambos, ni siquiera quería pensar en lo que pasaría después, sabiendo que podría terminar por arruinar su larga y bonita amistad.
Al diablo las consecuencias, se decidió, sintiéndose egoísta al respecto, pero Jeno estaba igual de necesitado que él y no podía ignorarlo, no cuando podía hacer algo respecto. Huir ya no estaba en sus opciones.
Sin previo aviso, tomo el rostro de Jeno y empezó a besarlo con urgencia, bajando sus manos hacia sus brazos con timidez, metiendo sus dedos bajo las mangas de su camiseta. Escuchó un leve jadeo cuando mordió suavemente su labio inferior, dándole paso a su lengua sin aviso alguno, se encontró realmente sorprendido al ser correspondido con la misma pasión.
—Jaemin. — susurró en un suave gemido al sentir la mano del menor bajando hasta su entrepierna, presionando con sutileza sobre la tela de su pantalón, su piel erizándose ante la suavidad del toque, soltando un jadeo involuntario.
El peliazul quitó la mano, arrepintiéndose por el atrevimiento. Pero sus ojos se abrieron con gran sorpresa cuando Jeno tomó su mano y la puso de nuevo en su entrepierna, dándole permiso para seguir tocándolo.
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Forbidden Nomin.
FanfictionA veces las sensaciones prohibidas, son las mejores. Nomin. Mención de otras parejas. Contenido +18. Créditos a @minsungxhyunjin