«Jueves, 19 de febrero, 21.00 horas»
____ ajustó el retrovisor y miró a ambos lados antes de salir del aparcamiento. Se sentía sola y muy vulnerable. Se volvió para mirar atrás mientras se preguntaba si la estaría siguiendo. Y, si no era así, ¿Qué debía de estar haciendo? ¿Quién sería la siguiente víctima del espía justiciero? Aferró el volante y entrecerró los ojos ante la luz cegadora de unos faros que se aproximaban. En el mundo había gente para todo; la mayoría andaba ocupada en actividades perfectamente legales. Sin embargo, por cada veinte ciudadanos honrados había uno que no lo era.La suma de todos esos unos bastaba para garantizarle ocupación y ganancias durante el resto de su vida. Exhaló un suspiro que vio tornarse vapor antes de disiparse. Él andaba cerca; se encontraba en alguna parte acechando al tipo de turno.
Y, por alguna razón, le había hecho llegar los frutos de su trabajo. Los frutos de su trabajo.
- Ya hablo igual que él -murmuró-. Es la pompa y solemnidad personificadas. -Se mordió el labio mientras volvía a levantar la cabeza para mirar por el retrovisor-. Pero enseña los dientes.
Aquello le hizo pensar en la expresión divertida de Jack al recomendarle que se comprara un perro con grandes colmillos. Sonrió. El equipo trataba por todos los medios de levantarle el ánimo, de aplacar su miedo. Todos la habían acompañado hasta el coche que acababa de alquilar; Mia, Jack y Marc. Y también Evans. No podía olvidarse de Evans, de sus profundos ojos azules y su irónico sentido del humor. Cerbero. Soltó una risita. El guardián de tres cabezas de las puertas del infierno; qué apropiado. Tal vez se decidiese a comprarse un perro, quizá durante el fin de semana. Un perro ladrador, nada de cachorros monísimos; y que tuviera grandes colmillos. Ah, y que no se comiera a los gatos.
Se entretuvo dándole vueltas a la idea durante todo el camino. Sin embargo, cuando se disponía a entrar en el recinto de su casa los alegres pensamientos se esfumaron y se encontró observando su propia vivienda con pavor.
Podía estar en cualquier parte. Además de pavor sentía enojo; le enfurecía que el miedo la obligara a permanecer sentada en el coche en el camino de entrada a su casa. Tenía miedo en su propia casa. Mierda.
Oyó unos golpecitos en la ventanilla y del salto que pegó casi atravesó el techo. Se llevó la mano al corazón y al volverse descubrió que Evans la miraba con el gesto torcido. Él le indicó con un movimiento rotativo de los dedos que bajara la ventanilla. Al hacerlo, una ráfaga de aire helado le provocó un escalofrío.
- Estamos a diez grados bajo cero -susurró Evans, consciente de que todas las ventanas de las casas estaban a oscuras-. Si ese hombre no te mata antes, te morirás de frío.
Ella lo miró con expresión de disgusto.
- En el coche se está bien. Bueno, estaba bien.
- Pues a mí se me está congelando el trasero. Déjame las llaves.
- ¿Cómo dices?
Él metió la mano enguantada, con la palma hacia arriba, por el hueco de la ventanilla.
- Déjame las llaves para que compruebe que no hay nadie escondido en los armarios. Carajo, ____ , date prisa.
Ella extrajo de un tirón las llaves del contacto y se las estampó en la mano.
- No te he pedido que vinieras -dijo, pero sintió una tremenda y repentina alegría de que lo hubiese hecho. Maldiciendo la flojera de sus piernas, se dispuso a seguirlo por la acera.
- De nada -dijo Chris-. Tendrías que instalar una luz en la entrada.
- Ya lo hice -respondió; se estremeció al ver que Evans no acertaba en la cerradura y la llave rozaba la puerta que tanto se había esmerado en pintar el otoño anterior-. Pero los vecinos se quejaron de que les impedía dormir y recogieron firmas para que la quitara.
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𝑨𝒍𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏 𝑻𝒆 𝑶𝒃𝒔𝒆𝒓𝒗𝒂 - 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔 𝑬𝒗𝒂𝒏𝒔
FanficAlguien se está tomando la justicia por su mano, alguien que sigue muy de cerca a la Fiscal del Estado... ____ Ruzek, una atractiva y gélida fiscal de Chicago, se vera implicada junto al detective de homicidios Chris Evans cuando descubre un macabro...