Autoprevención | BELLAMIONE

Capítulo 1 Autodestructivo

Bellatrix Lestrange no era ajena a las misiones de asesinato. Siempre la había molestado cuando sus compañeros Mortífagos la llamaban una fuerza destructiva de la naturaleza de mal genio. Oh, sin duda era un cumplido, pero pasaba por alto el hecho de que ella también podía ser sigilosa, paciente y concentrada. Las últimas semanas, ella había estado en una de esas misiones.

Bellatrix siempre asumía las tareas que le encomendaba el Señor Oscuro con su habitual dedicación y entusiasmo. ¿Pero esta misión? Este fue un caso especial.

Su misión era asesinar a Ted Tonks.

El Señor Oscuro quería enviar un mensaje claro y decisivo a la Orden del Fénix: los miembros de tu familia no estarán a salvo. Si no podemos encontrarte, encontraremos a tus seres queridos y los haremos sufrir en tu lugar. El asesinato iba a ser público, iba a ser violento y iba a ser despiadado, tal como lo había ordenado su Señor Oscuro.

Le había tomado algún tiempo, pero había logrado rastrearlo a él ya su grupo de compañeros de viaje amantes de los muggles hasta una pequeña pústula de un pueblo muggle en el extremo trasero de Escocia llamado Pitlochry. Oh, era un pozo, de acuerdo: lleno de asquerosos y apestosos muggles y de su calaña y no podía esperar para salir de allí y sumergirse en un delicioso baño de jabón durante toda la noche, eso era seguro. Lo necesitaría para limpiar el barro acumulado y la suciedad de su cuerpo.

Por ahora, tenía que contentarse con lo que tenía: una casita de minero convertida en una casa algo agradable. Desde el piso superior de esta pequeña cabaña, tenía un punto de vista muy bueno hacia la casa opuesta a la calle donde Ted, otros dos sangre sucia y dos duendes estaban escondidos. Durante días había estado mirando las deprimentes casas de piedra marrón con su césped techos grises. Y ciertamente no ayudó que casi siempre parecía estar lloviendo.

La puerta detrás de ella se abrió y el habitante muggle de esta cabaña, un jubilado viejo y destartalado, entró arrastrando los pies con una bandeja. "Aquí está tu té y tus galletas, querida", dijo la anciana, dejándolo sobre la mesa junto a ella.

"Bien", respondió Bellatrix a la anciana, quien rápidamente había sido puesta bajo la maldición imperius para esperar cada uno de sus caprichos desde que la bruja oscura había comenzado su guardia. Ahora vuelve a enojarte abajo.

La anciana lo hizo sin cuestionar y Bellatrix se llevó la porcelana fina a los labios. El té era adecuado y la galleta llenaba bastante. Había pasado alrededor de una semana y había estado estudiando cuidadosamente los patrones de su objetivo: normalmente no necesitaba tomar tanto tiempo para terminar sus misiones, pero esta, bueno, tenía que admitir que tenía un motivo oculto.

Echaba de menos a Andie. Extrañaba terriblemente a Andie. Por supuesto, en público tendría que denunciarla, maldecir su nombre y tratarla como basura, pero... no dejas de amar o extrañar a alguien a quien has estado tan cerca toda tu vida. No era algo que simplemente pudieras apagar.

En cambio, enfocó su odio hacia donde pertenecía: Ted Tonks, la sucia sangre sucia que había envenenado la mente de su querida hermana. El hombre que robó a Andie de su familia. El hombre que había logrado romper el vínculo inquebrantable entre las hermanas Black. Tuvo que morir. Tuvo que pagar. Y luego, tal vez, su hermana podría volver. Cuando el cáncer de sangre sucia fuera eliminado de su vida y cuando viera el error de sus caminos, Andie volvería a ser familia.

Con la muerte de Ted, todo sería perdonado.

Miró el reloj. Era casi la hora.

Si Bellatrix estaba en lo cierto y el patrón se mantenía, era en ese momento cuando Ted saldría de la cabaña para ir a la tienda de la noche a buscar provisiones. Y de hecho, allí estaba, regular como un reloj. La puerta de la cabaña se abrió y él salió, vestido con su abrigo largo y esforzándose por desplegar un paraguas de aspecto particularmente viejo.