CAPÍTULO 23

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Noah Thoson:

Pasaron una o dos horas más. Ya el fuego cesó por completo y el aire comenzó a tornarse muy fresco. Alex y Morgan se fueron a acostar, aunque todos sabemos que no están durmiendo, y Rev con Nat están dentro, viendo una película.

Jade se encuentra recostada en el césped, con su cabeza apoyada sobre mi regazo. Yo, por otro lado, estoy sentado en el mismo, y jugueteando con un mechón de su oscuro cabello.

—Está haciendo frío —me cruzo de brazos y la observo con una sonrisita pícara—. ¿Subimos?

Suelta un bostezo, y se levanta lentamente de donde estaba. Y se queda con la mirada fija en mí y comienza a reírse.

—¿De que te ríes? —cuestiono con duda.

Se encoge de hombros y se muerde el labio inferior, para luego volver a reírse.

—¿Me estás diciendo algo con un estilo de código o solo me quieres ver la cara de tonto? —esta vez sonreí, retándola con la mirada.

Se acerca lentamente, y pone sus labios a solamente dos milímetros de los míos, pero sin que se toquen. Yo, tentado completamente por la situación, me acerqué despacio, dejando que pase lo que tenga que pasar. Sin embargo, ella alejó su rostro bruscamente y se levantó de un saltito. Una mirada de suficiencia aparece en ella. Levanto una ceja y la observo, confundido y sorprendido por lo que está haciendo.

—¿Acaso estás jugando conmigo? ¿Quién eres y que has hecho con Jade Moreau? —demando burlón y veo como ella comienza a alejarse hasta la casa, mientras su mirada sigue fija en mí—. O no... esto no va a quedar así Mapache...

Hábilmente me levanto del suelo, y comienzo a seguirla, a un paso acelerado. Ella eleva la velocidad y se da media vuelta, como si estuviera huyendo de mi. Con una gran sonrisa en mi rostro, comienzo a correr, para alcanzarla.

Entra a la casa y se dirige a las escaleras. En ese momento, yo dentro y ella sin poder subir el primer escalón, la sostengo suavemente por uno de sus brazos, y la traigo hacia mi. En el recorrido ella se da media vuelta y en un abrir y cerrar de ojos, me estampa sus labios y comienza a besarme como si no hubiera un mañana.

Como podemos, y sin parar de besarnos, subimos lentamente la escalera.

Mientras avanzamos, peldaño por peldaño, la velocidad de mis labios, moviéndose con los suyos, comienza a aumentar fugazmente. Su lengua contra la mía. Tienen una lucha para ver quien hace lo suyo primero. Mi corazón sube y baja, pareciera que quiere salir a ver que está sucediendo.

Una sensación no muy inocente brota desde mi intimidad, lo que me hace llevar mis manos a su cintura y apretarla junto a mi, para que sienta perfectamente todo lo que me está provocando en mi ahora mismo.

Llegando a arriba, ella se despega un momento, y, con la respiración entrecortada, apoya su cabeza contra mi pecho, descansando un poco de la pasión.

Aunque no duró mucho, ya que, yo no quería detenerme. Mis manos, que sostienen su cintura como si fueran dos ganchos bastante firmes, la lleva hasta la puerta de nuestra habitación, que se encuentra cerrada. Le corro uno de los mechones que se alborotaron y quedaron pegados en su rostro, y vuelvo a la acción contra sus hermosos labios.

Ella ni dudó y me siguió el trámite, mucho más brusco que antes. Sus manos bajaron de mi rostro a mi pecho. Mi rodilla se posicionó entre sus dos piernas, rozando lentamente en su sector tan delicado.

Jade mordió suavemente mi labio y abrió la puerta en la que se encontraba apoyada. Sostuvo mi mano y me llevo dentro de la habitación, dándome la espalda, desfilando sus perfectas curvas.

Todo de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora