Capítulo 4

471 111 18
                                    

—Woah, esto es tan… —SeokJin suspiró cansado mientras se ponía de pie con esfuerzo.

Se estiró un par de veces antes de dejar a un lado la pequeña escobeta en sus manos. A pesar del cansancio, sonrió satisfecho. Había estado tan ocupado limpiando aquí y allá, sin descansar adecuadamente porque todavía tenía que ir a trabajar, sin embargo, ver que su pequeño hogar por fin parecía uno, le hizo sentirse orgulloso.

Esa noche, por fin podría dormir tranquilo, aunque estaba seguro de que a esas alturas parecía que había ganado diez años más de vida.

Observó la hora en el reloj colgado en la pared. Era casi medianoche pero el lugar estaba sumamente tranquilo, podía escuchar los sonidos de la naturaleza si ponía un poco de atención. Entonces, pensó en el pequeño lago del bosque, no tardaría en llegar y el clima de primavera en esas fechas todavía era caliente como para tomar un baño de noche.

Sus músculos casi protestaron al pensar en la cálida sensación del agua al sumergirse en el lago. Él podría, el lugar era seguro, eso le había garantizado el antiguo propietario, y de cualquier manera, SeokJin ya lo había comprobado durante las últimas semanas que llevaba viviendo ahí.

Así que decidido y con una sonrisa, se dirigió a la habitación, tomando lo necesario para poder marcharse.
















—Ahhh… —Gimió gustoso, disfrutando la sensación del agua limpia y templada contra su piel desnuda.

Sin duda se había estado perdiendo lo mejor que su hogar le ofrecía. Y aunque estaba seguro de que su piel parecía una pequeña pasa arrugada, no le importó, quiso seguir sumergido en el agua, nadaría un poco más hasta que tuviera que regresar a casa.

Tampoco le importó que era más de media noche, y aunque algo en su mente intentó recordar sobre eso, simplemente lo dejó pasar…










[...]

No podía ser cierto.

Gruñó bajo, mientras le observaba en las sombras. Cuando uno de sus soldados le había mencionado sobre la invasión de un humano, Yoongi nunca esperó lo que se encontraba frente a él.

El dulce aroma del hombre le había atraído al instante. Una mirada y Yoongi lo supo mejor que nadie.

Aunque siempre se había negado a ello. Eran sólo estúpidas historias contadas por los ancianos, las Seelenverwandter no existían. Yoongi nunca las creyó ciertas, porque no conocía a nadie que hubiera encontrado la suya. Sin embargo…

Estaba ahí, nítido y real. Aunque quisiera negarlo, su vampiro estaba seguro, su cuerpo en sintonía mientras registraba el dulce aroma de la lluvia de verano.

Y cuando el hombre se dio la vuelta y Yoongi pudo observar su rostro y su cuerpo desnudo, juro que nunca había visto a alguien tan perfectamente hermoso e hipnotizante.

Fue como si su mundo gris de pronto adquiriera vivos colores, sus sentidos adquiriendo una nueva sintonía llena de vida.

Contuvo la respiración, había estado oculto en las sombras pero sin darse cuenta, su cuerpo que parecía tener vida propia, ya se encontraba avanzando tras el pequeño humano. Su Seelenverwandter.

El chico estaba de espaldas a él, pero Yoongi supo que notaba su presencia, aunque no se dio la vuelta para mirarlo. Simplemente se quedó quieto ahí, a su merced, desnudo y perfecto.

Solo quería… gruñó.

Con una tortuosa necesidad, sus manos se dirigieron primero a los hombros del chico, su piel se sentía caliente y exquisita. Después, lentamente descendieron hasta instalarse en la delgada cintura, recorriendo la tersa piel hasta envolver el frágil cuerpo con sus brazos.

Vier Ehemänner, ein Liebhaber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora