Capítulo 19

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Una semana después, SeokJin no deseaba marcharse. La gente de Taehyung lo amaba. Jin nunca había sentido tanto cariño en su vida como ahora, y solo deseaba seguir en el lugar, sin embargo, había sido un trato propuesto por él mismo. Les daría una semana a cada uno de los hombres para quedarse, intentaría conocerlos y finalmente tomaría una decisión.

Kim Taehyung había sido un completo sueño. Y ahora, SeokJin podía entender el aprecio de su manada, porque también era un líder nato. Taehyung era un todo, y Jin no podía sentirse menos que confundido con los sentimientos en su interior. Sobre todo cuando Taehyung le besaba de esa forma.

Gimió, dejando que Taehyung explorara su boca con su lengua. Era malditamente enloquecer, y Jin solo sentía la necesidad de algo, de Taehyung en él.

Finalmente protestó cuando Taehyung le dejo ir, dándole una sonrisita cínica y guiñando el ojo.

Pero para Taehyung no había sido fácil, desde el momento en que había conocido a su compañero, y cuando este decidió ir con él, había tenido que vivir con una constante erección, sobreviviendo a base de duchas heladas y carreras en el bosque en su forma de lobo.

Había sido tan difícil convencer a su Alfa, quien solo pedía a ruegos tomar a su compañero, reclamarlo y llenarlo con sus cachorros, aunque aquel último punto… Taehyung dudaba que pudiera hacerse realidad cuando Jin era un humano. Entre los de su clase, incluso un hombre podía dar a luz mientras fuera un Omega. Los humanos definitivamente no podían procrear si no eran mujeres, y tampoco estaba seguro de como funcionaría entre especies distintas.

No deseaba pensar en ello, los cachorros siempre habían sido algo que Taehyung deseaba. Toda su vida había sabido que quería una familia grande con un montón de niños para cuidar.

Ahora, si ese sueño no pudiera hacerse realidad, él estaría feliz siempre que tuviera a su compañero a su lado.

Podía disfrutar de él como ahora, incluso mejor. Porque aún si no podía llegar más lejos que solo besarlo, lo haría tan malditamente bien que Jin no querría dejarlo, prometiendo algo mil veces mejor.

Que no pudiera reclamarlo, no significaba que no lo besaría. Lo había hecho un montón de veces a partir de que Jin no había protestado por ello. Y sinceramente, Taehyung lo amaba. Dormir con su compañero en sus brazos también había sido un sueño hecho realidad.

—Vamos, dulzura, tienes que empacar para tu próxima parada. —Casi gruñó al recordar donde estaría su compañero por la próxima semana, en realidad, por las próximas tres semanas. Lejos de él.

—No será necesario empacar algo. Yo puedo comprarle todo de nuevo. —Se escuchó una voz mientras la puerta de la habitación era abierta y una presencia los miraba de pie.

—¡Alfa! —La voz de su Beta se escuchó desesperada entrando tras…

—¡¿Qué diablos?! —La postura de Taehyung inmediatamente fue de defensa. Irrumpir así en su manada, y no solo eso, en su habitación, había sido sobre pasar una línea más que peligrosa. Un maldito demonio en su territorio…

Jeon Jungkook no le dio importancia, avanzando hasta SeokJin que miraba la situación preocupado.

Pero antes de que Taehyung pudiera arrancarle la cabeza al hombre, SeokJin se interpuso entre el camino de ambos. —¡Basta! ¡No más peleas!

Kim SeokJin era pequeño en comparación, frágil y delicado. Pero ello no le impidió tomar el control de la situación. Taehyung y Jungkook se detuvieron a regañadientes. Eventualmente, señaló al pelinegro. —¡Tú! ¡No puedes hacer eso! ¡Tienes que respetar el hogar de los demás! —Golpeó el duro pecho del hombre con su dedo, y este solo bajo la mirada pidiendo disculpas a su destino.

Taehyung miro la escena en blanco, luego se rió fuerte. No podía creerlo, su compañero no podía ser más perfecto. Si, era pequeño, pero tenía actitud y carácter. Sinceramente, no creía que pudiera amarlo más de lo que ya lo hacía.

—Jeon Jungkook, no puedes hacer esto, nunca más. —Él mencionado asintió, como un niño regañado.

Taehyung continuó riendo, aún sobre la mirada de muerte que le dio el demonio. Luego observó a su Beta, Han Jisung también observaba orgulloso al mate de su Alfa.

—Ahora, si me permites empacar mis cosas… —Jungkook quiso protestar, pero una mirada de Jin bastó para hacerlo callar…

Vier Ehemänner, ein Liebhaber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora