Capítulo 9

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Kim SeokJin siempre había sido un chico desafortunado, "destinado al fracaso" como muchos habían asegurado. En realidad, les concedía el beneficio de la duda.

Sus padres le habían abandonado siendo tan solo un bebé, por lo que creció en un orfanato a las afueras de Gwangcheon. Nunca tuvo algo para llamar suyo, era un niño pequeño en un lugar oscuro lleno de abusos y corrupción. A veces solía preguntarse si no habría sido mejor abandonar ese maldito lugar tan pronto tuvo la capacidad de pensar por si mismo.

No obstante, su deseo de vivir y hacer algo por él había sido mucho mayor, así que cuando tuvo la edad suficiente para ser echado a la calle, no hizo más que trabajar como un loco y comenzar a construir su propia vida, con sus propios sueños y aspiraciones.

—Cuando salgamos de aquí, Jin-ah, viviremos juntos y compraremos una enorme casa. —Eran las únicas palabras que Jin podía recordar de la persona que más había querido.

Jung Hoseok había sido su único mejor amigo en el orfanato, un hermano en realidad, quien siempre le había protegido sobre otros aunque eso le costara su propia seguridad.

SeokJin lo había seguido fielmente y sus promesas, hasta que el chico fue adoptado por una grandiosa familia que estaba dispuesto a rechazar por quedarse con Jin.

SeokJin jamás se habría perdonado si Hoseok siguiera a su lado sufriendo la desdicha de su vida. Jin era un desfortunio y a veces creía que nunca podría tener una vida normal y tranquila.

Cuando podía gozar de un poco de tiempo libre, solía sentarse en las bancas solitarias del parque, observando a las parejas ir y venir, a los niños correr con sus padres y sus mascotas. Y siempre suspiraba, pensando en el día que pudiera tener algo de eso.

En realidad, y aunque no lo admitiera, envidiaba un poco a aquellos que lo tenían todo, ¿qué tan horrible había sido en su vida pasada para ser castigado de esa forma?

—Solo tienes que ser paciente, niño. Estoy seguro que tu destino cambiará de la mejor forma. Tendrás todo lo que siempre has deseado, y sobre todo, serás feliz junto a los que te aman. —Aquel viejo hombre solía sentarse a su lado cada vez aunque nunca hablaba, hasta ese momento. No le conocía de nada pero el extraño había dicho las palabras que necesitaba oír.

Quizás solo había sido la mirada llena de anhelo que SeokJin siempre tenía en su rostro, lo que le dio al hombre un indicio de su desdicha.

SeokJin no había dicho nada pero el hombre había vuelto a hablar, mirándole con una dulce sonrisa que Jin nunca olvidaría. —Recuerda lo que este viejo te dice. Encontraras la felicidad en donde menos lo esperas, y cuando ello suceda, no te asustes, solo toma lo que el destino te obsequia. Has pasado por tanto, mereces ser feliz y amado. —Después, simplemente se había puesto de pie, dejándole con más preguntas que respuestas. Se había inclinado un poco y luego ya estaba caminando lejos de él.

—Espere… ¿Quien es usted?

El hombre le había vuelto a sonreir con dulzura, y extrañamente, SeokJin sintió el cariño en ese gesto. —Kim Taejoon, y es un placer conocerte. Se que lo harás muy feliz, y ten por seguro que él a ti. Espera por ello. —Antes de avanzar, le había dado una última sonrisa brillante y amable. —Y... Lamento si en el futuro no podré conocerte.

Esa tarde Jin se había devuelto a su hogar confundido pero tranquilo. Jamás había sentido esa paz dentro de si. Y las palabras de aquel hombre solo le habían dado la fuerza que necesitaba para no rendirse y seguir adelante.

Y cuando la oferta de su vida se le había presentado, SeokJin supo que las palabras de Kim Taejoon no habían sido dichas al aire…

Vier Ehemänner, ein Liebhaber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora