Capítulo 5

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Kim Taehyung observó de lejos mientras aquel pequeño humano hacía su camino de vuelta a quién sabe dónde. Su lobo se removió un poco inquieto pero lo atribuyó a la atracción física que había sentido por el chico. No podía negar que era hermoso y habían pasado un par de semanas desde que atendió sus necesidades personales, además, se recordó que el sexo con humanos siempre había sido satisfactorio aunque estos no tuvieran la misma resistencia que un cambiaformas.

Se preguntó si el pequeño humano podría darle batalla. Probablemente no, aparentaba ser delicado, como si en cualquier momento pudiera romperse con su toque que nunca era suave o cuidadoso, sin embargo, parecía interesante probarlo y ello no evitó que por un momento pudiera imaginarlo gimiendo bajo su cuerpo.

Silbó por lo bajo cuando observó el pequeño trasero firme y redondo, antes de que la provocativa vista desapareciera y el chico entrara a una pequeña casa en medio del bosque.

Debería molestarle el hecho de que hubiera alguien más invadiendo su territorio, pero para Taehyung no representaba ningún problema. El chico lucía inofensivo, y en realidad, estaba ahí solo para molestar a los malditos vampiros.

Min Yoongi siempre había sido un dolor de cabeza para su manada, era un entrometido y se creía dueño del mundo.

Más que cualquier otra cosa, solo quería molestar su enorme ego.

Finalmente, salió de su distracción cuando percibió las distintas presencias en el lugar. Frunció el ceño y en seguida su Beta estuvo a su lado, ambos escondidos en la espesura del bosque.

—No estamos solos. —Jisung olfateo el aire. —Ellos están aquí pero…

—Pero no son los únicos… —Taehyung gruñó, alertando a sus guerreros sigilosamente.

Al parecer la situación era más compleja de lo que Taehyung había creído, quien hubiera imaginando que Min Yoongi era un maldito cobarde qué dejaría de lado su orgullo para aliarse con los demonios.

Sonrió con sorna. Si creía que eso lo iba a asustar, estaba equivocado...








[...]

SeokJin soltó el suspiró que había estado reteniendo desde su regreso del lago, todavía confundido por lo que había sucedido momentos atrás. Por si los sucesos extraños no hubieran sido suficientes, se había estado sintiendo observado en todo el camino de vuelta.

Era la primera vez que algo así le sucedía desde que se había instalado. Y fue un poco escalofriante si se detenía a pensarlo un momento; sumado a ello, podía sentir una extraña espesura y tensión en el ambiente, como si algo estuviera a punto de pasar, aunque en realidad estaba solo y bastante alejado de la ciudad. Ello no evitó que sus sentidos continuarán en alerta y sus nervios le carcomieran. 

Fue así, que un poco desconfiado y asustado, se dirigió a la puerta para asegurarla, antes de revisar las ventanas completamente cerradas y marcharse a dormir.

Al parecer la felicidad de todo lo acontecido hasta ese momento, le había hecho olvidar quien era en realidad. Kim -desafortunado- SeokJin. Se dio cuenta de ello cuando un fuerte estruendo le hizo brincar en su lugar, antes de reaccionar rápidamente y evitar quedar bajo los escombros de la parte frontal destruida de su pequeña vivienda. Aunque ello no evitó que cayera de trasero al suelo.

Ni siquiera pudo pensar debidamente en nada, mientras observaba la puerta hecha añicos y el desorden que ello había ocasionado. Otro desafortunado acontecimiento de una larga lista de desafortunados acontecimientos que siempre le perseguían aunque él no los buscara.

Estaba maldito, no había otra explicación para cada desafortunado momento en su vida.

—¿Pero qué…? —No pudo terminar la frase cuando un enorme animal se irguió entre los escombros y gruñó.

El sonido de su voz atrajo la atención de la bestia, quien cambió su objetivo para caminar amenazadoramente hacia donde aún se encontraba.

Esto no puede estar pasando… fue lo último que pensó antes de que su vista se oscureciera y cayera en la profundidad de la inconsciencia.

Vier Ehemänner, ein Liebhaber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora