XXII

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JunMyeon se paseaba por los reducidos confines de uno de los camarotes del barco de SeHun. Tenía los nervios de punta. No podía creer que estuviera robando un barco, y mucho menos el barco del pirata Oh SeHun. Se lo devolvería, por supuesto. En realidad, solo lo estaba tomando prestado, quería capturar a Oh SeHun claro, pero no de una forma tan poco ilegal. SeHun prácticamente les había salvado la vida luego del ataque de ZhengYi. Así que, solo usarían al barco hasta poder llegar a aun puerto vació ya ahí ellos mismos buscarían llegar a Jeolla por sus propios medios sin involucrar a SeHun y su tripulación.

—Es nuestro barco. Ya puedes salir. —anuncio Sunghoon.

— ¿Cómo habéis conseguido que la transición sea tan pacífica? —cuestiono JunMyeon a su hermano.

Sunghoon y JongDae en el camarote con una sonrisa y cerró la puerta.

—Somos muy buenos. —Acto seguido Sunghoon soltó una carcajada—. En realidad, tenemos bastante práctica. Nos apoderamos de un barco una noche en el puerto de China, aunque no era más que una broma entre amigos. Después lo devolvimos. Sin embargo, nos demostró lo fácil que resulta hacerlo cuando se cuenta con el factor sorpresa.

—¿Y no podías haberme dicho eso ayer? —se quejó JunMyeon.

—Nunca se puede dar nada por sentado. Pero el factor sorpresa nos dio cierta ventaja... —sonrió JongDae—. Ahora eres capitán del EXODUS.

JunMyeon rio y negó con diversión

—Entonces, ¿no ha habido ningún problema?

—No muchos. Bueno, no fue sencillo doblegar a SeHun. Hicieron falta cuatro hombres para inmovilizarlo. Es endiabladamente bueno con los puños. —señalo Sunghoon—. Pero ya lo tenemos atado.

—No le habrán hecho daño, ¿verdad? —preguntó JunMyeon de inmediato y con demasiada preocupación. Algo que extraño a Sunghoon. Por lo que, se corrigió al instante—. No es que me importe mucho, pero se suponía que nadie saldría herido.

—Está bien. Pero tuvimos que dejar sin sentido a chica que estaba en la primera bodega. —señalo JongDae—. cuando se dio cuenta de que llevábamos a parte de la tripulación a la bodega e insistió en saber lo que estaba pasando. Se abalanzó contra nosotros cuando dedujo lo que ocurría. Es una chica delgada sin embargo se defiende bien. Pero ya está bien atada y encerrada en su camarote. Fuimos cuidadosos.

JunMyeon asintió y esbozó una sonrisa para sus adentros mientras salía del camarote. Ya había decidido lo que iba a hacer con SeHun una vez que se encontrara a su merced.

SeHun detestaba a los corsarios, hasta el punto de haber intentado arruinarlo con sus besos y caricias. ¡Y lo había llamado como si fuera un pirata que lame las botas el emperador! Así pues, iba a volverlo loco de deseo. Y después se aseguraría de que supiera que jamás podría tenerlo.

Fue a preguntarle a Niel dónde lo había encerrado. Su amigo estaba en el castillo de proa. Y también SeHun, estaba atado a la silla que había al fondo de la estancia y amordazado. JunMyeon deseó que también le hubieran vendado los ojos, pero no era así y su mirada lo siguió con expresión asesina. Cómo no... No le sorprendió en absoluto. Aun cuando no hubiera rencilla alguna entre ellos, a esas alturas despreciaría a todos los que habían participado en el robo del barco.

JunMyeon se acercó a la mesa en la que Niel estaba examinando las cartas de navegación e intentó hacer caso omiso de esos ojos negros que seguían cada uno de sus pasos.

—¿Por qué no lo han encerrado en la bodega? —preguntó JunMyeon en voz baja.

Su renuencia a que SeHun escuchara la pregunta era fingida. El barco estaba en silencio en esos momentos. Tendría que haber estado sordo para no escucharlo.

Los piratas 3- sehoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora