Reescrito:
La vida de una princesa todos creen que es color de rosa, pero que pasa cuando debes lidiar con comprometerte dos veces y que ambos principes huyan del reino, cansada de esperar esta princesa dicide ir en busca de los principes, los cual...
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Dios, ¿de dónde saqué las fuerzas para alejar a Felix? En el pasado, habría adorado su abrazo, pero algo cambió. Ya no estaba esa confianza y sinceridad que teníamos. Él ya no era mi amigo ni tampoco mi prometido. Ahora Jeongin es mi prometido. Aunque me he negado muchas veces a este compromiso, mi padre era quien mandaba por mi alma. Yo no tenía elección, y sé que Jeongin tampoco tuvo elección. También lo obligaron a comprometerse, pero él eligió huir y dejarlo todo. Ninguno de los hermanos se puso a pensar en todo lo que dejaban. El reino no era solo paredes.
-Buenos días, princesa. -Buenos días, Woo. -El joven Yang fue a comprar algo. -Está bien, podemos caminar por los alrededores. -¿Estás segura? No conocemos el lugar. -No iremos lejos. -Está bien, Yeji. -Jaja, ya te estabas tardando. -Si alguien se entera de que me obliga a tratarla como igual, sería condenado a muerte. -No seas exagerado, vamos. Jaja.
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Desperté temprano para ir a buscar los dulces que le gustaron a ella. Hoy la llevaré al lago y prepararé todo para un día de picnic. La nieve se ha ido del todo, lo que significa que pronto será primavera. Los tulipanes ya deben tener pimpollos. Estoy seguro de que a Yeji le gustará.
-¿Por qué sonríes como tonto? -Chae, buenos días. -¿Por qué tan contento? -Por nada, no seas chismosa. -¿Qué es eso? ¿Me invitas? -Que solo uno, el resto es para la princesa. -Será en vano. La acabo de ver con su guardia, se dirigían al lago. -Oh, ya despertaron. -Sí, parecían enamorados, como se sonreían. -A veces ves cosas que no son, Chae. Por eso no es bueno espiar a las personas. -Debo cuidarte. Ella es una víbora y te puede lastimar. -Chae, la princesa Yeji es una buena persona. -Ajá, sí claro. No confío en ella. Créeme, no debes confiar en ella. -Ay, Chae, ¿qué haré contigo? -Creo que esos dos se aman. Yo sé lo que vi. -Debo ir a casa. Ve luego y trae a Nieve y Viento.
Ahora que recuerdo, estamos en temporada de osos. Yeji y su guardia pueden estar en peligro. Además, no conocen la zona. Debió advertirles que no fueran más allá de la cerca. Hace mucho tiempo, un hombre murió a causa de no hacer caso a Felix. Le dijimos que los osos iban al lago o andaban entre los árboles del bosque, pero no hizo caso y fue atacado por un oso adulto. Si algo le pasa a Yeji, Dios, debo ir rápidamente. Corrí hasta los establos y tomé a mi caballo blanco, Niebla, y al caballo de Felix, Viento. Subí la canasta de picnic y galopé un poco rápido. No quería cansar a los animales. Pasé el bosque y divisé a dos personas a lo lejos. Reconocí de inmediato que eran ellos: Yeji y Woo, mí corazón se tranquilizó al verlos bien sobretodo a yeji.
