Reescrito:
La vida de una princesa todos creen que es color de rosa, pero que pasa cuando debes lidiar con comprometerte dos veces y que ambos principes huyan del reino, cansada de esperar esta princesa dicide ir en busca de los principes, los cual...
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Todo parecía un sueño del que no quería despertar. Cuando Félix se fue, fui a buscar un ramo de rosas y se lo di a uno de los niños para que se lo entregara a Yeji. Yo debía tomar la oportunidad, aunque me arrepintiera luego. Creí que Yeji lo tomaría a mal, que me empujaría o no me hablaría más. Me atreví y la besé. Me correspondió, nos besamos. No podía creerlo, sentir sus delicados labios, verla sonreír. Estaba feliz. Nos fuimos de la fiesta y caminamos un rato tomados de la mano. Su piel era suave, se sentía tan bien. Mi hermano tenía razón, me seguía gustando Yeji, y había oportunidad de que yo le gustara. Esa mínima esperanza me mantenía firme. Dormí pensando en nuestro beso y en su bello rostro. Mañana la despertaría con un rico desayuno.
- Mmm, huele rico. - Buenos días. - Espera, iba a despertar temprano para hacerte el desayuno. - Hoy te gané. - Mmm, esto está delicioso. ¿Dónde aprendiste a hacerlos? - Con Nona. Había ratos que escapaba a la cocina y la veía cocinar, o a veces cocinaba con ella. - Oh, te salieron muy ricos. - Pero ten cuidado, que está caliente. - ¿Y estos? - Hice algunos panqueques para Ryeo. - Oh, se los llevo. - No te preocupes, yo se los llevo. - Está bien.
Yeji salió a la cabaña. Creí que los panqueques eran solo para mí. Ah, Jeongin, no es momento de ser patético. Aún no somos nada oficial, aunque legalmente somos prometidos. Pero no puedo tener estos malos sentimientos, debo confiar en Yeji. Ellos son buenos amigos.
- ¿Te pasa algo? - ¿A mí? - Sí, llevas 10 minutos en la puerta con ese plato. - Oh, toma, para ti. - Ok, gracias. - ¿Puedo quedarme un rato aquí? - Está bien. ¿Pasó algo con el príncipe? - Estamos bien, sí, ja. - ¿Es por el beso? - ¿Qué? - Casi todos en la fiesta lo vimos. - ¿Qué? - Jaja, ¿cuál es el problema? - Es que cada vez que lo veo, recuerdo el beso. También recuerdo que me lancé a besarlo. - Se gustan, ¿qué tiene de malo eso? - Es que las princesas deben esperar el beso y ya, no deben lanzarse así. ¡Aaa! Seguro Jeongin piensa que parezco una princesa desesperada. - ¿Entonces pretendes encerrarte aquí por siempre? - No, yo... - Jeongin no es ese tipo de persona. Le gustas, ambos se gustan. Es algo normal tener el deseo de besarse. - ¿Por qué hablas tan normal de esto? - Jaja, ya pasé por esto una vez. Me gustaba una chica. Además, somos personas, Yeji, sentimos. - Ay, ya, está bien, me voy. - Te quiero. - Yo también.
Ryeo tenía razón, no tenía por qué tener vergüenza. De todas formas, él me gusta, yo le gusto. Es normal que nos queramos besar. Está bien.
