This feeling

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Luzu conducía entre las calles de una zona privada, casas exageradas y elegantes se alzaban ante él.
Miró el GPS de su celular sujeto a la motocicleta, se detuvo de golpe y miró a su costado izquierdo notando una casa un poco más "humilde" que las otras; el jardín estaba decorado con cientos de flores que variaban entre tonos pasteles, aunque abundaban flores de colores blancos y azules.

Los rubíes se detuvieron en el pelinegro que regaba un arbusto con flores azules, llevaba un overol a juego con las flores y como siempre una pequeña boina del mismo color. Era increíble lo angelical que se veía aún cuando tenía un vocabulario de chico de barrio.

-Hey.- llamó la atención de Quackity bajándose de la motocicleta, este dio un pequeño respingo para dedicarle su atención.- Te ves bien.

Las mejillas rosadas del menor lo hicieron sonreir.- No digas mamadas.- gruñó por lo bajo dejando la pequeña regadera de plantas en un gancho en la pared.- Pero no te quedes ahí parado wey, pásale.

Luzu asintió y abrió el portón del lugar que en realidad no protegía absolutamente nada, miró a su alrededor siendo envuelto en aromas dulzones.

Olía a Quackity.

-Este lugar apesta a ti.- murmuró deteniéndose junto al menor.

-Tomaré eso como un cumplido.

Pasó junto a él sin mirarlo a la cara y abrió la puerta al interior de su hogar.

¿Cómo habían llegado a ese punto?
Fácil, tenían que pasar un buen tiempo juntos si querían que la investigación saliera bien y que no solo buscaran información en Wikipedia o algo por el estilo.

Eso le había dicho Quackity.

-Linda casa.- dijo analizando el lugar, era grande, moderno y una vez más, olía a Quackity.- Veo que te gusta eso de las plantas y ser muy lindo.

-Aprecio la belleza de la naturaleza.- entró a la cocina dejando solo a Luzu en medio del pasillo, la sala de estar estaba junto a él, sofas en tonos crema con suaves cojines lo invitaban a sentarse pero él no hizo anda, solo se quedó estático. Segundos después Quackity salió de la cocina con una bandeja, está contenía una jarra de limonada rosa, vasos de cristal y fruta picada de forma casi perfecta.- ¿Qué haces? siéntate.

El castaño asintió avergonzado, se sentó en el sofá más largo observando como el menor dejaba la bandeja en la mesita frente a ellos.

-¿Vives solo?- preguntó con genuina curiosidad, la casa era muy grande como par que solo una persona la habitara.

-Sí, esta casa me la heredó mi abuela.- tomó de su costado la laptop junto a unas carpetas.- Es algo triste, pero te acostumbras.

Luzu asintió, el también vivía solo y algunas veces llegaba a ser agobiante el escuchar sus pensamientos tan fuerte.
-¿No invitas a tus amigos a venir?

-¿Viniste a hacer tarea o a interrogarme?- sirvió limonada en dos vasos y le entregó uno al castaño que lo recibió con una sonrisa.- Solo tengo un amigo, pero está fuera por asuntos familiares.

-¿Ah sí? ¿cómo se llama?

Quackity le dedicó una mirada de irritación, se limitó a rodar los ojos y responder a la pregunta.- Wilbur, es del mismo año que tú.

-Te gustan mayores, ¿eh?- le empujó suavemente el hombro.

-No me gusta.- encendió la laptop y empujó las carpetas contra el pecho de Luzu con un gesto de enojo.- Y ya parale a tu mamada, estás colmando mi paciencia.

Luzu rió asintiendo, irritar a Quackity era mucho más fácil de lo que pensaba.

[...]

Maldito Cliché | Luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora