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Mi trasero choca contra el frío suelo y lo siento antes de levantar la vista; su olor inunda mis fosas nasales y podría correrme solo con él, pero la furia que tengo dentro me lo prohíbe.
Me levanto de un salto y me encaro.
Aunque sea alta Harry me saca un par de cabezas.
Clavó mi mirada en la suya y pronto dice con una voz ronca:
-¿Pasa algo?
-No sé,- respondo seca- tú sabrás.
Algunos alumnos curiosos que transitan por los pasillos de las mazmorras empiezan a mirar.
Agarro a Harry de la muñeca y me lo llevo a mi sala común.
Sé que no está permitido llevar a chicos a las habitaciones, y menos a uno de otra casa pero es lo que hay.
En cuanto llego a la sala común Draco me ve a lo lejos; Astoria descansa en su regazo y ambos parecían estar absortos antes de mi llegada, bueno, nuestra.
Veo al rubio a punto de abrir la boca pero le chisto antes de que diga alguna barbaridad de las suyas.
Subo por las escalinatas que hay y, en cuanto llego a mi habitación, cierro la puerta con pestillo y echo un hechizo para silenciarla.
Ser perfecta tiene sus ventajas. La habitación es mía y solo mía, así que hago lo que me da la gana.
Dejo mis cosas en el pequeño escritorio que tengo y me apoyo en él. Lo miro fijamente hasta que es él el que rompe el silencio.
-Bueno, ¿me vas a decir ya lo que pasa?
-No sé, dímelo tú.
-¿¡Yo que te voy a decir si no sé que pasa?!
-Ah, no sabes nada.- digo con ironía.
-La verdad que no.
-Ósea, me salto una cena por estar enferma y resulta que ahora eres un campeón del torneo este de mierda.
-Ah, si, eso.- dice él, tan tranquilo.
- Uf, te cruzaría la cara si no fueras tan guapo.
Os prometo que no sé cómo pero rápidamente tengo a Potter encima mía. Siento su aliento chocar contra mis labios y sólo me hace falta entreabrirlos para que los ataque con furor.
Sus besos son regalos de los mismísimos dioses y no me pueden calentar más.
Abro mi boca para que pueda introducir su lengua y mi corazón empieza a palpitar más rápido, enviando corrientes de lujuria por todo mi cuerpo.
Abre mis piernas y se coloca entre ellas. Me separo de su boca y bajo lentamente por su cuello. De su boca salen gruñidos roncos, el sonido más jodidamente sexi que puede existir.
Saca su camiseta y veo sus brazos fuertes, adornados por pequeñas cicatrices y marcas como lunares. Su pecho queda al descubierto y también sus abdominales. No están muy marcados pero se hacen notar. Están recubiertos por una fina capa de sudor, como que lo hacen aún más apetitosos. Quiero lamerlos, y eso hago. Paso mi lengua desde su v hasta su cuello y de su boca sale un gemido gutural.
Su bulto cada vez se hace más notorio y sus movimientos más bruscos.
En cuanto lo veo oportuno bajo sus pantalones, dejándolo en bóxers. Yo hago lo mismo; me saco la falda y abro mi camisa, dejando ver el pequeño sujetador que sostiene mis pechos.
Potter conduce sus manos hasta el broche de mi sostén y lo abre con agilidad, haciendo que mis pechos reboten por el brusco acto.
Ataca uno de ellos y yo centro mi atención, aparte de en él, en su polla palpitante.
La agarro con mis manos y empiezo a hacer movimientos suaves, de arriba a abajo.
Paso un rato torturándolo hasta que él empieza a bajar sus besos hacia mi intimidad.
Desliza mis bragas hasta mis pies y las lanza lejos, como si fuesen una molestia. Hunde su cabeza entre mis piernas y noto una gran lamida desde mi monte de venus hasta mi vagina, en donde se centra, haciendo su lengua más dura para introducirla en mí con movimientos continuos.
Continúa haciéndome tocar el cielo pero, en cuanto me voy a correr se separa. Va a sus pantalones y saca un sobre plateado. Lo abre, saca un condón y se lo pone, antes de llegar a mi y decir:
-Quiero que te corras con mi polla hundida en tu coño.
Acto seguido se hunde en mí con una sola embestida y empieza a hacer lo que le da la gana.
Alterna movimientos de cadera con impulsos fuertes y con desesperación. Yo me sigo adaptando a su tamaño.
Gimo en cuanto toca ese preciso punto y arremete contra el con furia, pasión y lujuria.
Soy un manojo de gemidos y, en cuanto me voy a correr, lo aprieto haciendo que se venga conmigo.
Mientras recupero el aire que no sabía que había perdido, me dejo colocar por Potter quien me coloca sobre su duro pecho.
Me siento agotada y, juntando las ganas de una siesta que tenia y las buenísimas caricias de mi acompañante no tardo mucho en caer rendida.
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Holaaaaaa,
Lo siento mucho no haber actualizado en mucho tiempo pero es que me ha sido súper complicado.
Espero que os guste mucho este capítulo y nos vemos en el siguiente.
Love,
O

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