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Cuando la mano me agarró y me condujo hasta una habitación oscura y vacía, para que mentir, estaba deseando que fuera Potter.
Quien fuese encendió la luz, iluminando la sala, y dejándome ver a un sudoroso Wood, que parecía que había salido de una guerra. Tenía una ceja partida y el labio magullado, un pómulo rojo e hinchado y jadeaba como si hubiese estado entrenando durante horas.
-¡Dile a tu amigo que me cago en su puta madre!- me grita mientras que apoya sus manos en sus rodillas.- ¡¿Que clase de psicópata haría eso?!
-Hola Ollie, yo también me alegro de verte.- dije con cierto matiz de ironía.
-Ni Ollie ni caracoles fritos, guapa.
-Pero a ver, ¿quien y que te han hecho?
-Tu súper amigo Malfoy me tiró por las escaleras.- dijo indignado.- ¡Tengo moretones por todo el cuerpo!
-No me digas eso.- comenté con falsa preocupación.- Oliver Wood, la persona que más veces se ha caído de una escoba, se queja porque tiene moretones.
-Ja. Me parto.- se quedó callado un momento para después añadir.- Siento no haberte escrito como lo solía hacer, es que este verano ha sido único.
"Vaya pedazo de cambio de tema."
-Si, lleno de sorpresas.
-Ni que lo digas.
Oliver se rasca su cuello luciendo nervioso.
-He conocido a alguien, llevamos saliendo 2 meses.- suelta, rompiendo el silencio que nos había rodeado.
Solté el aire contenido durante todo el silencio. Gracias a Merlín.
Oliver y yo solo somos amigos. Me sentía muy bien por él. Es que era muy extraño actuar como algo más.
-¡Que bien Oliver!-exclamé feliz.-¿Quien es?
-Angelina.
¡¿QUE?!
-¿Angelina Johnson? ¿De tu equipo de quidditch?
Que hija de puta.
-Ajá,- repito, que hija de su madre.- ¿A que viene esa cara?
"A que tu novia te pone los cuernos"
-A nada.- miento descaradamente.- Solo me alegro por ti.
"Y también me alegro de saberlo, así ya tengo chisme para contarle a Malfoy."
-Bueno, me tengo que ir. Tengo clase con Moody.- dije de nuevo rompiendo el silencio.
-Claro, pero acuérdate de darle una buena patada en sus partes a Malfoy de mi parte.
-Lo haré. Chao Wood.
-Adiós guapa.
Corrí a toda prisa para llegar a la clase de Moody, la cual estaba en una alta torre al otro lado del castillo.
Después de casi diez minutos de carrera llego más que tarde a la clase.
Al llegar arriba de la torre, en la puerta, veo de nuevo a Potter, quien apuesto que está igual de sudoroso que yo.
-¿No te ha dejado entrar?-digo sobresaltándolo.
-No. Iba a ir a la biblioteca, para adelantar el ensayo que Snape pidió.
-Pero aún quedan dos semanas para la entrega, y es un trabajo muy fácil.
-Para ti. Para los mortales normales no lo es.
-Si quieres te puedo ayudar.- digo empezando a bajar las escaleras.- Lo has dicho tú, se me da bien pociones, además, repito, es muy fácil y rápido de hacer.
-Pues gracias.- dijo siguiéndome.
Empezamos a irnos hacia la biblioteca y, aunque suene extraño, notaba a Potter tenso. No tenso como anoche; si no incómodo de verdad.
-T/N...- dijo casi en un susurro.- Siento lo que pasó en clase de Snape, fue muy incómodo.
-Es igual Potter. Sé que soy irresistible.
-Si que lo eres.- comentó para que yo no lo oyese. Aunque si que lo hice.
Que mono es.
Llegamos a la biblioteca y nos dirigimos a un pasillo del final, donde había una amplia mesa y libros de pociones muy útiles y largos.
Expuse los libros que sabía que nos ayudarían y me quité la capa de abrigo que llevaba, dejándola en una silla. Apoyé todos los libros que cargaba desde la mañana y me estiré, intentando amainar el dolor de espalda que tenía.
Potter se había acomodado.
Hoy estaba realmente guapo. Llevaba el pelo muy despeinado y tenía un pequeño rubor en sus mejillas, probablemente por haber corrido tanto hoy.
Me senté a su lado y le comencé a explicar el tema del que teníamos que hablar.
Él estaba apoyando su cabeza en su mano y me miraba muy fijamente.
-Eres muy guapa.- suelta sin pensárselo.
Suelto una pequeña carcajada y continúo escribiendo.
Él parece salir de su burbuja y comienza a leer.
Cuando llevamos por lo menos quince minutos leyendo por separado, una de sus manos se posa en mi muslo, peligrosamente cerca de mi entrepierna.
Intento actuar como si nada pero el calor que emana su mano en contacto con la desnuda piel de mi muslo.
- T/N- susurró.- te necesito.
- No Potter, quedamos en que no podía volver a pasar.
- Soy un necio, lo sé. Pero, por favor, necesito sentirte.- dice con desesperación.
- Con una condición.
-Lo que sea.
- Si te follo aquí y ahora, lo podré hacer en donde yo quiera y cuando yo quiera. ¿Te queda claro, Potter?- le pregunto susurrándole en el oído.
- Si...- gime casi susurrando.
En un acto de desesperación me agarra del cuello y junta nuestros labios de forma suave pero desesperada.
Me levanto y me dirijo a la zona más trasera de la biblioteca, donde hay unos sofás adornados con cojines muy cómodos.
Me dejo caer en el más alto y Potter no tarda en aparecer con la camisa medio desabrochada ya.
Se lanza a besarme de forma más desesperada y, cuando estábamos a punto de pasar al siguiente nivel una voz habla desde un pasillo cercano.
-¿Harry?

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