"¿Qué hay sobre nosotros?
" Somos amigos, Will. Amigos"
"Solíamos ser mejores amigos".
Mike despertó de golpe con la boca seca y el corazón acelerado. Estaba empapado en sudor y la respiración agitada. No era la primera vez que tenía pesadillas acerca de la pelea con Will en California, ya era recurrente para él despertarse en medio de la noche gracias a eso. Por más que Mike se decía que no había más que hablar con Will respecto a ese día no podía dejar de darle vueltas a lo que sucedió.
Había sido tan mal amigo aquel día que eso lo seguía atormentando. Estaba tan ensimismado en sí y en su relación con Jane que se desquitó con la única persona que no merecía su enojo. Podía ver todavía claramente los ojos de Will cristalizados ante sus palabras y podía escuchar aún su voz entrecortada.
Y se odiaba por eso.
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Esa mañana Will había ido al campo a dibujar y para ver a Hunter también si era honesto. Llevaban dos semanas viéndose, no era nada, solo eran amigos, pero a Will le hacía ilusión que alguien se interesara nuevamente en lo que tenía para decir.
Hunter era dulce y atento, agradable y extraño, pero lo mejor de él es que era un verdadero amigo, él no veía a Will como él chico zombie, ni como el marica, ni el aniñado que quiere pasar la vida jugando D&D, lo miraba como cualquier otro chico con gustos y aficiones comunes y eso era lo que más le gustaba de él.
Eran las diez cuando lo vio acercándose a lo lejos, Hunter levantó el brazo saludandole y Will lo correspondió. Cuando llegó a donde estaba él se dejó caer al pasto y le sonrió apretandole la mejilla.
—Aquí está, mi artista favorito — Will le apartó la mano sonrojandose.
—No soy un artista, no inventes.
—No aún no lo eres, pero lo serás, mira esto — dijo quitándole el cuaderno de las manos —. Esto es arte, serás famoso recuerdame cuando lo seas.
Will negó arrebatandole el cuaderno de las manos. Hunter también era un soñador.
—¿Qué harás hoy? — le preguntó Byers.
—Ensayo con la banda, tal vez beber más tarde. Iremos viendo — respondió encogiendose de hombros —. ¿Y tú?
—No lo sé, escuchar algún casete de Jonathan, no tengo ni idea honestamente — se rió desganado.
Hunter le miró un momento con viera tristeza en el rostro y Will temía que estuviera sintiendo lástima por lo solitario que era.
—¿Qué hay de tus amigos? — le preguntó.
—Ni si quiera sé si seguimos siendo amigos— contestó Will en un hilo de voz, volteo a ver a Hunter y negó —. No me tengas lástima.
—No te tengo lástima— aseguró —. Me siento mal por ellos en realidad, es increíble pasar tiempo contigo— Will sonrió mientras se sonrojaba —. Aw, te he conmovido ¡que tierno eres! — dijo apretando su mejilla, Will lo apartó entre risas.
—Callate, te odio— bromeó.
Se pasaron el rato bromeando y riendo, Hunter hacia chistes realmente malos, pero su risa era contagiosa. Se recostaron en el pasto conversando de su vida y familia. Hunter era hijo único, su padre se fue en cuanto nació y su madre lo trataba fatal, apenas y podían costearse una vida, de no ser porque sus abuelos lo querían y le enviaban dinero, no tendría nada.