❲ 01 ❳ㅤmundıαl

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ɞ┊Info┊ʚ
temática - mundial ; año 2022
etiqueta - hurt/comfort
shipp - lukamos
luka modrić y sergio ramos

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Ochenta y un minutos.

Ochenta y un minutos desgastándose ida y vuelta tras un balón, jadeando mientras sus extremidades inferiores arden, como si le exigieran detenerse tan sólo por un momento.

Pero no puede.

No puede cuando el marcador indica tres goles en su contra, tres remates que duelen como si hubiesen impactado directamente en su cuerpo. Necesita correr más, moverse más, ser más de lo que está siendo y no puede.

Tiene que salir de la cancha, su tiempo en juego termina y tiene que salir aun cuando cada parte de sí le ruega hacer todo lo que esté en sus manos para quitarse ese sabor amargo de la boca, esa opresión contundente en su pecho, esa sensación inminente de derrota. Quiere hacer tanto y el no poder le acaba lentamente.

Sus pies pesan mientras camina hacia donde se encuentra el resto de su equipo, un lugar en la banca esperándolo para ver sus esperanzas quebrantarse. Algo le dice que aún no se dé por vencido, pero quieto en ese asiento sabe que la frustración gritará más fuerte en sus pensamientos y él no tiene idea de cómo frenarla, ni siquiera sabe si eso es posible.

No es el único fracaso en su vida, pero pecaría de mentiroso al decir que todos se afrontan igual.

Las ovaciones le oprimen el corazón, le recuerdan que este es su último mundial, una última oportunidad que acaba de cerrar sus puertas y él no encuentra ninguna ventana. No quiere rendirse pero no sabe qué más puede hacer.

Todos lo ven como un grande, las voces coreando su nombre y la intención magnánima que tienen contrastan con la incompetencia que lo azora, haciéndolo sentir pequeño.

Cubre su rostro como si eso fuera a quitarle el escozor en sus orbes, aplaude aunque las lágrimas quemen sus párpados en una caminata que dura segundos y se sienta eterna. Levanta la vista para encontrarse con personas demasiado importantes para él, como Sergio, que puede distinguirlo en medio de toda la multitud.

Le extiende la mano a Majer y recibe tanto saludos como abrazos, felicitaciones que cree no merecer.

Termina sentándose y aceptando que sólo le queda ver jugar a su país, verlo herido ante la inevitable pérdida del partido y verse a sí mismo en medio de todo aquello. Los contactos emocionales con sus rivales no faltan, pero ninguno consigue consolarlo realmente, menos cuando le encantaría rebobinar el tiempo y hacer las cosas distintas.

Es absurdo pensarlo, pero su equipo es más que ese resultado funesto en el marcador y no fue capaz de demostrarlo.

No puede evitar molestarse y preguntar cómo fue que acabaron así cuando comenzaron tan bien, llevaban el control del partido cuando en un abrir y cerrar de ojos todo se esfumó.

También está molesto por aquel penal concedido al equipo albiceleste, lo cual no duda en manifestar durante su breve entrevista al finalizar el partido, cree que no debió ser así y tal vez de no haberlo sido hubiesen tenido más oportunidades. Sin embargo, se encarga de aclarar el orgullo que siente por jugar para su país y con sus compañeros, afirmando que su meta se concentra en obtener el tercer lugar.

Triste, porque quería más que eso.

Le incomoda aquella cámara que lo sigue, degustando el ardor de sus ojos en un momento vulnerable, pero no hace nada al respecto y se encamina hacia los vestidores.

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