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Yongsun tenía el hábito de tallar en los árboles. Antes, cuando Moonbyul solía tener los fines de semana libres, salían del apartamento e iban al parque. Era allí donde Yongsun usaba un objeto afilado para grabar sus iniciales en la corteza. Moonbyul se quedaba vigilando, preocupada de que tal vez algún tipo de figura autoritaria arrestara a su esposa caprichosa por dañar un árbol, incluso si lo estaba haciendo por amor.


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En el evento de autógrafos, una multitud de gente se presentó, pero sin importar cuánto Yongsun levantara su cabeza, no podía ver a su pelinegra en ninguna parte. Suponiendo que tal vez se le había hecho un poco tarde, Yongsun continuó con su día, firmando alegremente para los fans y visitantes curiosos que estaban interesados en obtener un libro autografiado por una escritora posiblemente famosa. Mantenía sus esperanzas y se tomó la promesa de Moonbyul en serio pero, conforme la multitud iba desapareciendo y Moonbyul seguía sin dejarse ver por ninguna parte, el corazón de Yongsun se sintió un poco vacío.

Sabía que no debía habérsela tomado en serio. Byul estaba ocupada, ella lo entendía. Pero también sabía que su esposa no hacía promesas que sabía que no podía cumplir, y aún así le había dicho que estaría allí.

La siguiente vez que tuvieron una videollamada, Yongsun no intentó aparentar estar feliz, porque no lo estaba. "Molesta" era el término, pero no quería atacar a byul estaba ocupada. Tenía una excusa para no haber ido a un estúpido evento de firma de libros. Pero no fue un estúpido evento para Kim. Fue el primero, y quería que Moonbyul estuviera ahí, pero no estuvo y eso era todo.

Moonbyul estaba demasiado cansada como para ver qué estaba mal. Se había disculpado, pero el ánimo de Yongsun no pareció alivianarse a pesar de haber dicho que estaba bien. Terminó por irritar a la menor, haciéndolo terminar su llamada al poco tiempo y sintiéndose conformes.

Con el éxito vino el estrés. Ya no había tiempo disponible para el ocio. Ya no había tiempo para pasarlo con los seres queridos o contactarse con amigos. El tiempo ya no proporcionaba momentos íntimos. Proporcionaba la oportunidad para ser productivo en el trabajo.

Cual viejas fotografías, su relación comenzó a cambiar. Como las imágenes gastadas de las fotos que alguna vez fueron brillantes y vívidas, su relación se había vuelto calmada y obsoleta. Se habían vuelto extrañas en su propio matrimonio, a menudo olvidando los momentos que solían tener juntas, cuando las cosas eran más simples.

Las llamadas se volvieron menos frecuentes. Los mensajes de texto eran breves. Las visitas eran escasas. Básicamente se habían estancado.

A los dos años y once meses de su endeble matrimonio, Moonbyul se paró en su habitación, mirando a su perfecta yo en el espejo. Se arregló los puños de la camisa y perfeccionó su cabello. Miró la hora y vio que estaba a horario, pero sin un solo minuto que desperdiciar. Mas a pesar de su rutina estricta, no pudo evitar sentarse en el borde de su cama, exhalando un profundo suspiro mientras observaba la pared desnuda.

Su corazón se sentía aplastado y le había tomado semanas, tal vez un mes, auto-diagnosticarse su problema. Era inseguridad. Luchó contra el horrible pensamiento de ya no estar enamorada de su esposa, pero a medida que fueron pasando los días, se dio cuenta de que no podía seguir negándolo.

Se sentía sola, pero Yongsun ya estaba muy fuera de su alcance. Moonbyul sabía que aún amaba a la bella autora de cabello castaño, a quien a veces veía en los periódicos u online, pero sabía que no se sentía de la misma forma que antes. No habían hecho el amor en meses. Yongsun raramente la visitaba. Las noches de citas nunca ocurrían, porque no eran posibles con sus horarios. De hecho, si Moonbyul se ponía a pensar, veía más a Yongsun en sus cortas y poco frecuentes videollamadas que en persona.

Volteando la cabeza, miró hacia su cama vacía. La extrañaba. Extrañaba la atracción, las actividades, todo. La distancia era una cosa, la soledad, otra. La falta de comunicación presagió el final, pero fue aquel sentimiento de angustia en el corazón de Moon el que terminó de sentenciar la condena.

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A veces, Yongsun pensaba en seguir con su vida, pero su corazón no se lo permitía. Aún amaba a su pelinegra, a pesar del hecho de que cada noche iba a casa, a "su" tranquila finca, sólo para recostarse en una cama con un lado frío y desocupado al final. Extrañaba las noches en las que se quedaban despiertas susurrándose cosas. Extrañaba los juegos de mesa, los árboles y las películas. La única cosa que le permitía llegar al final del día eran las fotografías de su álbum de bodas.

Moonbyul estaba obligada a asistir a la fiesta anual de navidad de su compañía, para salvar las apariencias, y tuvo que declinar la oferta de Yongsun de regresar a su hogar para las fiestas. Como siempre, Kim había dicho que entendía y colgó rápidamente después de eso. 

La falta de argumentos y la actitud pacífica de Yongsun le molestaban. Moonbyul pensó que tal vez, si Yongsun hubiera luchado un poco más por su tiempo, habría dicho que sí. Pero luego se recordó a sí misma que no habría podido decir que sí. Estaba ocupada.

Con una relación árida y fría como el clima, Moonbyul siguió adelante. Con un trago en su mano y una sonrisa en su rostro, levantó la vista. Fue allí, en la fiesta anual de navidad, cuando conoció a Dahee.

10080 | moonsun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora