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Esa noche, Moonbyul sintió algo tibio trepar a su cama con ella. Con sus ojos medio abiertos, vio la silueta del cuerpo de Yongsun parada contra la luz de la luna. Luego, en voz baja, le preguntó:

¿Puedo dormir contigo esta noche?

Moonbyul debió haber dudado, pero no lo hizo. Apartó su cobertor.

Ven, métete.

Lentamente, Yongsun se recostó. Mantuvo distancia, mirando hacia otro lado, pero fue Byul quien inesperadamente se acercó a ella. No era necesario. No había nada en su trato sobre contacto físico, pero Moonbyul envolvió la cintura de la castaña con sus brazos. Ella se sorprendió por un segundo, pero luego se acomodó en los acogedores brazos de su esposa, conteniendo las lágrimas mientras intentaba volverse a dormir.

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Pasaron el segundo día cantando. Moonbyul no había tocado la guitarra en mucho tiempo; se sorprendió haciéndolo bastante bien. Falló en un par de notas y no pudo mantener ciertos tempos, pero dentro de todo, Yongsun aplaudió y le sonrió, elogiándola por recordar tanto a pesar de haber estado años sin practicar.

Mientras Moonbyul tocaba la guitarra, también cantaba, pero era Yongsun quien lo hacía la mayor parte del tiempo; o al menos lo intentaba. Su voz se quebraba y no podía llegar tan alto como recordaba Moonbyul. Se veía molesta, pero la pelinegra le daba un golpecito con la rodilla y le sonreía. Continuaban entonces, ella cantando la voz principal y Yongsun volviendo a acompañarla. A ninguna le molestó el cambio en los roles. Sus voces armonizaban de todas formas.

Cuando el sol se puso y las estrellas aparecieron, Yongsun llevó una manta afuera e invitó a la menor. En el jardín detrás de la casa, Yongsun posó la manta en el suelo y, con la ayuda de byul, la estiraron.

Recostadas sobre sus espaldas, yacían en un silencio confortable mientras miraban a las estrellas resplandecer. Cuando Moonbyul comentó cuán raro era ver las estrellas en la ciudad, Yongsun le mencionó la contaminación lumínica.

ㅡTe impide ver el cielo. Te distrae.ㅡ

ㅡMe impide ver esto en las noches.ㅡ

ㅡSí. ㅡ Respondió Yongsun suavemente. ㅡEso hace.ㅡ

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Moonbyul no sabía si la mayor siempre había sido torpe. La primera vez que Yong tumbó un vaso de agua había parecido un accidente, pero cuando entrecerró sus ojos tratando de encontrar otro vaso veinte minutos después, sólo para volverlo a tirar, Byul pudo ver que algo andaba mal.

Cuando se acomodaron en el piso de la sala, preparándose para jugar una serie de juegos de mesa que Hyejin había traído desde el ático, Moonbyul no pudo evitar preguntar:

ㅡ¿Estás bien, Yong?ㅡ

Levantando una ceja ligeramente interesada, mientras desempolvaba los juegos, la mayor musitó:

ㅡSí, estoy bien.ㅡ

ㅡMe refiero a tu salud.ㅡ aclaró. ㅡ¿Estás segura de que es solamente un resfrío?ㅡ

ㅡ¿Qué más podría ser?ㅡ Yongsun se encogió de hombros. ㅡEstoy cansada todo el tiempo por su culpa.ㅡ

Moonbyul calló, sentía que había algo más allí, pero no insistió.

ㅡVeo que a veces tomas remediosㅡ murmuró. ㅡ¿Son para el resfrío también?ㅡ

Sun se detuvo después de quitarle la tapa al juego de Monopoly. ㅡSí, Son para mi resfrío. A veces me dan migrañas.ㅡ

Frunciendo sus labios, la pelñinegra habló ㅡTal vez deberías ir a ver a un doctor otra vez.ㅡ

ㅡTal vez debería.ㅡ

La atmósfera estaba tensa, pero en cuanto el juego comenzó, se alivianó. No hicieron apuestas. Ninguna prometió quitarse la ropa por cada propiedad perdida, pero las risas y los insultos en broma fueron todos reales, no pretendidos.

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La cuarta noche, se acurrucaron juntos bajo una manta en el sofá de la sala. Las dos (junto con Hyejin, quien se sentaba en el suelo) vieron Titanic, una de las películas favoritas de Sun. Byul sabía que Yongsun estaría llorando efusivamente al final pero, para su sorpresa, la cautelosa chica, quien estaba demasiado cansada para siquiera mantenerse despierta después de las diez, se durmió apoyada sobre su hombro.

Lucía en paz incluso en la oscuridad con sólo la luz de la televisión iluminándole el rostro. Moonbyul se fijó en eso. Decidiendo que no valía la pena despertar a la mayor solamente por estar durmiendo de esa forma, la pelinegra se levantó del sofá y alzó a Yongsun en sus brazos.

Hyejin se puso de pie tratando de ayudar, caminando justo detrás de Moonbyul hasta que acostó a Yongsun en su cama. Tras quitarle los zapatos y envolverla en las mantas hasta cubrir el cuerpo fatigado de la muchacha, Byul se volteó y encaró a Hyejin, quien estaba viendo todo lo que hacía.

ㅡ¿Siempre está así de cansada?ㅡ

Hubo un silencio.

ㅡNo siempre.ㅡ Respondió ella.

Volviendo a mirar a la durmiente Yongsun, Moonbyul suspiró.

ㅡMe dijo que ha estado con un resfrío.ㅡ

ㅡUn resfrío.ㅡ Murmuró Hyejin

ㅡDile que busque atención médica si empeora.ㅡ

Hyejin intentó empezar a hablar, pero no pudo encontrar las palabras. Bajó sus hombros y asintió.

ㅡLe diré.ㅡ

Permaneció allí unos minutos más antes de darse cuenta de que Moonbyul quería estar sola con Yongsun. Retirándose, dejó la habitación.

Cuando Hyejin se hubo ido, la mirada de Moonbyul se dirigió completamente hacia su esposa. Moviendo su mano, apartó el cabello del rostro de la chica. Mientras tocaba los mechones, notó cómo se sentían. No estaban tan sedosos o brillantes como solían estar, o al menos como ella los recordaba. Moonbyul no sabía qué pensar. En su mente, imaginó que tal vez fuera estrés. Cuando miró por sobre su hombro, vio el portátil que Yongsun había abierto y enchufado.

Terminó razonando que era estrés por trabajar tan duro en otro libro. Inclinándose, Moonbyul titubeó al comienzo, pero se entregó a su deseo. Besó la frente de Yongsun y permitió que sus labios permanecieran un momento por encima de la frágil mujer antes de retroceder y salir de la habitación.

10080 | moonsun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora