Aventuras de Sam Kukui

VIII. Fósiles y medalla

-Sam, entonces, me mandas a Pidgeotto, ¿no?

-Sí... He conocido a un Axew y quiere unirse a mi equipo... ¿Crees que Pidgeotto podría entrenar con tu Braviary?

Sam estaba hablando con su hermano, el profesor Kukui, por el ordenador del Centro Pokemon. Había visto que Lunatone había llegado sin problemas y ya estaba jugando con Pansage, Pansear, Panpour y los demás, pero como había logrado convencer a Axew de unirse a su equipo, pero necesitaba hacer espacio así que había tomado la decisión de mandar al más fuerte de sus pokemon, sin contar a Frogadier, a entrenar con los pokemon de su hermano mayor.
Tomó la pokeball de Pidgeotto y, mediante la maquina del Centro Pokemon, transfirió a Pidgeotto al laboratorio de su hermano, dejando entonces espacio para que, cuando le lanzó la pokeball a Axew, el pokemon tipo dragón pasara a formar parte de los seis pokemon que Sam llevaba encima.

-¿Todo listo?-le preguntó entonces Elia, con su nueva captura Binacle a su lado-Digo que restauremos los fósiles y vayamos directos a Ciudad Relieve.

Sam y Diana asintieron decididos. Ninguno de ellos sabía que pokemon correspondía a cada fósil, salvo que como todos los pokemon extintos conocidos hasta el momento, sería tipo roca, de modo que los repartieron al azar.

-¡Aún no me puedo creer que no me avisarais de que ibais a luchar contra el Team Flare!-protestó Dulio mientras salían del Centro Pokemon, ahora llevando Sam a Axew en el hombro-Y encima Sam ahora tiene un pokemon nuevo muy chulo.

-Y Binacle-dijo Elia molesta-¿No te parece Binacle chulo?

-Sí, pero Axew mola más.

Axew comenzó a bailar avergonzado en el hombro de Sam, despertando las risas del grupo.

El camino al Instituto Paleontológico fue muy tranquilo. Mientras se dirigían ahí, Sam solamente pensaba en que pokemon iba a mandar con su hermano para poder llevar encima al que saliese del fósil.

Finalmente llegaron al Instituto Paleontológico y, nada más entrar, fueron directos a la persona más cercana.

-¿En que puedo atenderos?

-Tenemos unos fósiles que nos gustaría restaurar-explicó Elia, mostrando orgullosa su fósil domo-Tenemos entendido que podemos restaurarlos aquí.

-Por supuesto-asintió el científico-Si no os importa esperar un par de horas, los tendréis listos.

-Ningún problema-dijo sonriendo Diana-Nos vemos en un par de horas.

Y juntos salieron del laboratorio, para acercarse a un descampado. Diana y Elia comenzaron a conversar entre ellas, mientras que Dulio, que miraba a Sam con ojos de admiración, se quedó esperando a ver que iba a hacer el entrenador de Alola.
Sam tomó las pokeball de Frogadier y Charmander y les liberó.

-Chicos, vosotros vais a ser quienes me apoyéis en mi próximo combate de gimnasio-les dijo sonriendo-Charmander, aunque no tendrás ventaja de tipo estoy convencido de que lo harás genial y... Frogadier... eres mi primer pokemon, no puedo dejarte atrás.

-¡Dier!/¡Char!

Sam no pudo evitar sonreír al ver a su pokemon tipo fuego motivado. Había cambiado mucho desde que Pancham viajaba con ellos.
Aún pensaba en lo que había sucedido en la Cueva Brillante, en como había sentido que su mente estaba conectada a Frogadier y que luchaban como uno solo, el como sentía el dolor de su pokemon como si hubiese sido él que recibía los golpes. Le había contado a su hermano y al profesor Ciprés lo sucedido, pero tenían tan poca idea como él, aunque se habían comprometido a investigarlo.

-Frogadier, practiquemos ese hidroariete-dijo Sam decidido-Charmander, por ahora quiero que entrenes tu nuevo lanzallamas.

Los dos pokemon asintieron y se prepararon para el combate. Al haber cerca una zona boscosa, Frogadier saltó y comenzó a usar hidroariete contra uno de los troncos, combinando su gran velocidad con la fuerza de sus golpes.
Por su lado, apuntando al cielo, Charmander usaba lanzallamas, usando todas sus fuerzas para ello, intentando que el fuego saliese con más potencia y que, aunque los tipo roca fuesen fuertes contra los tipo fuego, que ese ataque hiciese algo de daño.