Antología de una Mente Errática

Fuego

Que seductora es la idea de sumergirse en aquellas llamas...

Él piensa en mí. 

Realmente lo dudaba...

Cualquiera cae en el juego de la seducción cuando la energía se escapa de entre los poros y alcohol intoxica los sentidos.

Cualquiera te envía un mensaje en la madrugada, borracho y deseoso.

Pero yo no pude evitar seguir pensando en él a la mañana siguiente... y la que vino después.

El fuego de una pequeña llama, posada suavemente sobre el pabilo de una vela, se está convirtiendo en mecha y pólvora... en un incendio incontenible.

Continua escribiéndome, intento ahuyentarlo, lo consigo, me arrepiento... vuelve a escribirme.

Mi mente atormentada vuelve una y otra vez al suave roce de su piel, a las risas y al vino bajando suavemente por mi garganta. Mi único anhelo es que la semana suceda de prisa y que la noche del viernes vuelva a mi entre los melodiosos acordes de su guitarra...

Presiento el inevitable encuentro y no quiero resistirme, pero tampoco quiero herir a mi compañero.

Su situación es aún peor que la mía, pero no lo conozco lo suficiente para juzgar su moral...

Este fuego consume mi alma y solo quiero dejarme llevar, pero en la mañana, al encontrarme pensándole me convencí de que a él no le pasaba igual.

Tendría que aparecer despampanante y fingir indiferencia, sin perder la gracia y amabilidad que me caracterizan...

Pero volvió a escribirme.

Pensará en mí? Con cuántas mujeres hablará? Seré especial?

Mi novio pasa a mi lado y apoya dulcemente sus labios en mi hombro... Me despierto de mis ensoñaciones y una culpa amarga sube desde mis entrañas.

Lucero del Alba hecho una hoguera me llama... mi piel se siente empapada por las llamas y yo solo quiero consumirme de pasión.