¿Estoy A La Altura De Una Fiesta De Los Collins?

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¡Oh por dios!  Estoy impresionante, hasta me he quedado sin habla al mirarme en el espejo. Espero que de la misma manera en la que he quedado yo, pueda dejar a mi amor. 

El vestido es sexi y me siento tentadora cada vez que saco la pierna por la pronunciada abertura del vestido. Esta noche estoy dispuesta a todo, saldré de cacería y tendré en mis manos un espectacular tigre de ojos azules. El maquillaje que me realicé es muy sencillo y solo resaltan mis labios a juego con el vestido rojo, mi cabello sedoso y brillante cae en ondas encima de mis hombros, sé que a Edward le encanta que lo lleve suelto, así que decidí cortarlo solo un poco porque no me gusta llevarlo tan largo. 

Unos toques en la puerta me sacan de mis pensamientos y de mi asombro,  así que me apresuro en abrir. Al hacerlo veo a Camille, está espectacular con ese vestido rosa pálido, su maquillaje es precioso y el ahumado en sus ojos resaltan mucho más su impresionante color azul. 

—Camille… ¡Estás hermosa!

—Gracias, pero no más que tú. Estas bellísima, después de esta noche estoy segura de que me darán un nieto pronto.  

Palidezco con eso que me ha dicho, no es que no los quiera, pero considero que es muy pronto. Aún estoy estudiando y quisiera esperar un poco más para ser madre. 

—Tranquila Letty—se ríe—. Los niños llegarán cuando sea el momento, mientras tanto disfruta de tu relación con mi hijo y tu pronto matrimonio. No es porque sea mi hijo, pero Edward es todo lo que cualquier mujer quisiera tener y él te ha escogido a ti, su elección ha sido acertada y me hace feliz.

Las palabras de mi suegra amenazan con aflojarme las lágrimas. 

—No, no y no. No te he dicho esto para hacerte llorar, estoy demasiado contenta con la decisión que ha tomado mi hijo. Ahora es mejor que bajemos, esos hombres son unos impacientes. Bueno lo digo por mi marido, Edward es caso aparte—me guiña un ojo y sale de la habitación.  

La sigo y bajamos las escaleras, veo como los hermanos de mi amor me sonríen y, Anthony tras palmear el hombro de Edward hace que se gire sobre sus talones y vea en a mi dirección, su mirada seductora me recorre el cuerpo entero, su espectacular sonrisa me tranquiliza y me hace saber que le gusta lo que ve. Entonces puedo leer en sus labios la palabra «preciosa», esa manera en la que siempre me ha llamado me encanta y más porque es él quien me la dice.

El ogro recibe a Camille al pie de la escalera y tras dedicarle unos hermosos halagos besa sus nudillos y le sonríe. Lo que me hace desear con locura un amor así de bonito, que dure por años, que se fortalezca incluso más allá de la muerte y que siga siendo fuerte en la otra vida. 

«El ogro le coquetea sin descaro a su esposa, ¡qué pícaro! ¿Tendrán acción en las noches?, pero, ¿qué pensamiento es ese?, no quiero ni imaginarlo. Aunque está mucho mejor cuando sonríe y no cuando tiene esa cara de amargado que nadie pasa».

Inmediatamente siento la mano de mi amor cerrarse en la mia y tras dedicarle una sonrisa le pregunto:

—Entonces… ¿Estoy a la altura de una fiesta de los Collins?

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