Planeta Calluvia
—Su Alteza el Príncipe Edward'ngh'veighli del Tercer Gran Clan desea verte, Su Alteza —anunció Borg'gorn.
Harry levantó la vista del modelo 3D de la Tierra. Se suponía que estaba actualizando la base de datos con la nueva información que había aprendido sobre los humanos, pero en vez de eso, había terminado mirando el modelo 3D del planeta durante aproximadamente media hora. O mejor dicho, en una pequeña isla en él.
—Déjalo entrar —dijo Harry con retraso, enderezándose y mirando a la puerta. Él no podía esperar a ver a Edward. Tenían la misma edad y habían crecido juntos. Harry siempre lo había considerado su mejor amigo.
Edward también iba a ser familia en menos de dos años cuando cumpliera veinticinco años y su vínculo infantil con el hermano de Harry se convirtió en un vínculo matrimonial. Cuando Harry había regresado de la Tierra, se había decepcionado al enterarse de que Edward estaba fuera del planeta y no regresaría por un tiempo. Quería hablar con alguien en quien pudiera confiar plenamente y Edward era la única persona en la que confiaba para no juzgarlo.
Sonrió cuando la puerta se abrió y Edward entró, tan elegante como siempre. Los ojos verdes de Edward se iluminaron cuando vio a Harry.
—Harht —dijo Edward, extendiendo su mente hacia la de Harry. Suprimiendo la necesidad de abrazar a su amigo, Harry lo abrazó telepáticamente. La mente de Edward siempre se había sentido tan plateada como el cabello de Edward, con un borde familiar de emoción e impaciencia. Edward siempre estaba en movimiento, una mariposa social a la que le gustaba conocer gente nueva y hacer muchos amigos. Si amaba, amaba ferozmente. Si odiaba, odiaba con la misma fiereza. Siendo bastante moderado, Harry siempre había pensado que debía ser agotador ser Edward, pero últimamente... lo entendía mejor. Mucho mejor.
—Estaba empezando a pensar que habías sido secuestrado por los bárbaros en Sol III —dijo Edward con una sonrisa.
Harry frunció el ceño y le dio un golpe telepático.
—Los humanos no son bárbaros. No seas un snob. Y ya he regresado hace años. No es mi culpa que estuvieras fuera del planeta.
Edward arrugó la nariz y sonrió tímidamente.
—Ugh, estaba siendo un snob. Menos mal que te tengo para decirme cuando actúo con esnobismo y alto nivel.
—William debe haberte contagiado —dijo Harry con una pequeña sonrisa.
Ahora fue el turno de Edward de darle un golpe telepático.
—Ni siquiera bromees al respecto —dijo con el ceño fruncido, dejándose caer en el sofá junto a Harry—. Tienes permiso para matarme el día que comience a actuar como William.
—Lo siento —dijo Harry, sabiendo que era un tema delicado para Edward. Palmeó el hombro de Edward—. Él no es un monstruo, ya sabes.
Edward se burló.
—Él es tu hermano. Por supuesto que dirías eso. De todos modos, no estoy aquí para hablar de ese gilipollas. —Miró a Harry con curiosidad—. ¿Qué pasa, Harht?
—Harry —dijo Harry—. Me acostumbré al nombre y me gusta mucho.
Edward solo asintió.
—¿Así que qué hay de malo? Emites algunas vibraciones realmente negativas.
Harry suspiró, agitó la mano para quitar la imagen 3D de la Tierra y abrió la configuración de seguridad de la habitación.
—¿Qué estás haciendo? —Dijo Edward.