Capítulo III

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Tal y como lo prometió, la rubia se dirigió hacia la banca 20 minutos más tarde.

Kazuha notó el paso acelerado por su vista periférica, no se atrevió a quitar la vista del celular mientras Yunjin se acercaba, así que fingió no notar su presencia hasta que se sentó a su lado. Sentía un revuelco en su estómago, ¿ansiedad, eres tu?

—¿Tardé mucho?

Kazuha no entendió la primera palabra por lo que le entregó una mirada confusa. La rubia solo se rió, pero no una risa burlesca como de las que estaba tan acostumbrada.

—Pregunto si... si has estado esperando mucho tiempo —dijo enfatizando la pronunciación de las palabras y acompañando su hablar con el movimiento de sus manos.

—Oh, no. Estaba aquí  —señaló la pantalla de su celular, mostrando su avanzada partida de sudoku—, yo estaba perder.

Yunjin se acercó a su celular, la pelinegra se sintió avergonzada de que viera su número de fallos y el tiempo que llevaba en la misma partida, aún así, viendo su sonrisa, la dejó.

—Perdiendo. O estaba por perder —le corrigió amable.

—Oh... Yo estaba por perder la partida.

—¡Muy bien! Aprendes rápido

Yunjin la felicitó casi pegando un salto del asiento. Kazuha llevaba mucho tiempo sin hablar de aquella manera con cualquiera, no sabía si sentir tristeza por extrañar aquellas interacciones, o si saltar con la rubia.

Se limitó a sonreírle avergonzada, pero al ver su animada sonrisa no pudo evitar dejar mostrar su hilera de dientes también.

Tímida bajó la cabeza.

—Eh, qué es eso? —se agachó para mirarla—, tienes una linda sonrisa, Kazuha, ¿por qué la escondes?

Kazuha no entendió.

Solamente pudo extraer las palabras sonrisa y esconder, ¿quería decirle que escondiera su sonrisa porque no le gustaba?

Yunjin no diría algo así... ¿Verdad?

Bueno, es la segunda vez que habla con ella, ¿por qué sería la excepción entre todos los que se burlan de Kazuha?

Entristecida sintió ganas de levantarse y correr lejos, pero algo en su interior, quizás su corazón cansado, le insistió en quedarse y defenderse de sus acosadores.

Levantó la mirada, ya sin sonrisas en su rostro, pronunció las siguientes palabras con mucha seguridad.

—No ser muy bonita, pero no tienes que reír de mi por eso.

Esperaba cualquier reacción de parte de Yunjin, más burlas o que respondiera de vuelta, pero lo único que presenció fue el miedo repentino en sus ojos y sus ganas incontrolables de explicar lo que había pasado.

¿Habrá entendido mal?

—Espera, ¿qué me entendiste, Zuha? No estaba burlándome de ti. Discúlpame si eso fue lo que entendiste.

Zuha.

Solamente sus amigos en Japón la llamaban así, que Yunjin lo hiciera enterneció un lugar en su corazón.

—¿No te burlabas? —preguntó aún más confundida, juraba haber escuchado lo contrario.

—No, para nada —negó preocupada—, ¿si entiendes inglés verdad? El otro día te expliqué algunas cosas en ese idioma y parecías entenderme.

—Inglés sí.

—Bueno te estaba diciendo que tu sonrisa is too pretty to be hidden, muy bonita como para ser escondida ¿entiendes? —parecía mucho más nerviosa ahora que lo explicaba.

La pelinegra se ruborizó.

No sintió vergüenza por el halago, sino por haber malentendido sus intenciones y haberla asustado de esa forma.

Ah... Yunjin.

Ojalá seas una excepción.

—Oh —comenzó a reírse nerviosa, Yunjin se tapó la cara con ambas manos soltando gritos de la vergüenza—, disculpa la confusa.

—Confusión.

—Oh, eso.

Ambas se miraron con los ojos arrugados por sonreír, soltando una risa común por la situación. A pesar del tierno y divertido momento, ambas parecían estar un tanto nerviosas por la presencia de la otra.

Kazuha, mientras observaba reírse a la rubia junto a ella, notó una belleza tan cotidiana en el sonido de sus carcajadas y como acercaba su mano para tapar su sonrisa cada tanto.

**

Volvió a su casa cuando el break de Yunjin terminó. Prometió volver otro día a tomar clases del idioma con ella, así que le informó sobre su horario para que al juntarse tuvieran más tiempo que solo 20 minutos.

Al despedirse sintió un hueco molesto en su estómago, decidió interpretarlo como emoción por haber hecho una nueva amiga. Si es que podían considerarse ya de esa forma, dos reuniones de cortos minutos no eran dignas de un título tan importante, pero tenía la ilusión de pronto llamarla su amiga con confianza.

Intercambiaron el número de la otra para avisar que días se juntarían, aunque Kazuha no quería esperar a encontrar tiempo libre nada más para escribirle, quería hacerlo ya y sin una razón en particular.

¿Sería muy apresurado? Podría molestarla al estar trabajando aún.

Puede ver los mensajes cuando quiera de todas maneras...

Si, ¿por qué no?

Chequeó con el traductor antes de enviar cualquier cosa, no porque sintiera vergüenza de que la corrigiera, sino porque quiso mostrarle que era aplicada con el aprendizaje.

Zuha (16:12)
Hola
Soy Kazuha
La de la tienda

**

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