Capítulo X

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Yunjin despertó primero.

Día viernes significaba que su horario de la mañana comenzaba, y ya que tenía su rutina de ejercicios, fue aún más madrugadora.

Tal y como Kazuha había dejado una nota el día anterior, se vió tentada a hacer lo mismo, por lo que le escribió brevemente que volvería para almorzar.

Si es que la pelinegra aún estaba por supuesto.

Sentía que estaba tomando la situación con demasiada rapidez, llevaban muy poco de conocerse, pero el tiempo que pasaban juntas era tan ameno, tan natural y cómodo, que parecían conocerse de hace muchísimo tiempo.

Yunjin no es aquella clase de persona que entrega su corazón con facilidad, si considera que entregar un pedacito de aquel es importante, ya sea sonriendo siempre a las personas o compartiendo momentos lo más gratos posibles, pero confiar ya es algo diferente. Kazuha era una persona reservada, y no solo por la barrera del idioma, simplemente su personalidad resultaba ser así. Ante esto, Yunjin se sentía más presionada a compartir su verdadero yo con ella.

Tal vez esa iniciativa que estaba enseñando siempre la había enganchado más de la cuenta a esa tímida japonesa.

Besó su cabeza antes de partir y dejó la pequeña nota a un costado de la cama.

Kazuha no le había dado mucha explicación respecto al porqué no asistiría a la academia de danza hoy, pero fue muy resistente a lo hora de informarle, por lo que no preguntó más allá y supuso era un día de descanso para ella.

Después de su cita bajo las estrellas pensó en distintas salidas de las que podrían divertirse juntas; aunque no pensaba mencionarselas con desesperación, sino que iniciaría un plan para invitarla, poco a poco, a más citas con ella.

Kazuha, a pesar de ser una persona sumamente tranquila, tenía un espíritu libre e impaciente, lo que podría enseñarle muchas sorpresas a lo largo del camino, si consideraba salidas más desafiantes.

Se vió muy tentada por el buceo y parques de diversión.

Realizó una lista de panoramas en sus descansos del trabajo, encontrándose muy impaciente por sugerirselos todos.

Tan impulsiva que estás siendo Yunjin, la vas asustar.

Cerrando su turno, se llevó unos paquetes de ramen que estarían por caducar prontamente si nadie se los comía, si bien el sabor no era su favorito, era decente para un almuerzo en casa.

Se vió más entusiasmada de lo normal al caminar hacia su casa. Saber que tenía a una preciosa muchacha esperándola en casa la ponía muy nerviosa, no podía evitar consentirla cada vez que estaba con ella, por lo que no fue capaz de ignorar un puesto de golosinas, y compró un par para compartir con Kazuha.

—¡Volví!

Anunció mientras abría la puerta de su casa y dejaba la comida en la cocina.

—¿Sigues acostada Zuha? —preguntó al no oír respuesta ni señales de vida de la chica.

Quizás se está bañando, o salió a caminar, o se arrepintió y fue a la academia, pensó.

Miedo floreció levemente en su pecho, sabía que Zuha no se iría de esa forma sin avisar, a menos que fuera un paseo corto. De todas formas no pudo dejar de tener un mal presentimiento.

Fue hasta su pieza y se encontró con su cama hecha, la habitación ordenada y ningún objeto perteneciente a Kazuha. Ni su mochila, ni su teléfono, nada.

Corrió a revisar la entrada, y no, tampoco estaban sus zapatos.

¿Volvió a su casa?

Quizás si la intimidó con sus tratos muy cariñosos, como si existiera alguna formalidad en su relación.

Yunjin golpeó su cabeza llena de frustración y vergüenza, seguro que la aullentó por la intensidad que fue incapaz de ocultar.

Pero no hay que pensar lo peor, hasta anoche todo estaba bien ¿no? seguro le había dejado una nota, tal y como lo hizo el día anterior.

Efectivamente lo había hecho, se encontraba desplegada en la mesita de la sala de estar. Más larga de lo habitual.

Yunjin sintió escozor en sus ojos solo de agarrar la carta entre sus manos, como si fuera capaz de predecir sus palabras con solo ver la extensión y la situación en la que se veía envuelta.

Con temor comenzó a leer:

"Recibí ayuda de un traductor para escribir esta carta correctamente, por que espero no me falle y entiendas todo.

Me voy. Y definitivamente. No volveré, y meramente por que este lugar no es para mí.

Mi vida nunca iba a desenvolverse en este país, y no es tu culpa. Esta desición de irme lejos no fue tomada a la ligera, sino que estuvo en mi consciencia desde un tiempo, solo necesitaba el último impulso para dejar lo que había iniciado acá.

El tiempo que pasamos juntas lo atesoro en mi corazón, pero no es suficiente para amarrarme aquí.

Como dije, y como creo que habrás inferido, este país no almacena buenos recuerdos para mi, por lo que cortaré todo lo que me vincule a él. Y tu estás incluida en esa categoría. Por lo mismo no te estoy entregando mi dirección o formas de encontrarme. Cambiaré mi número de teléfono y te pido por favor, que mientras estoy realizando aquel proceso, no me escribas.

Vive feliz Yunjin."

Las lágrimas se derramaron en silencio, no emitió sonido alguno, no hubo sollozo, pero en su interior sentía a todo su organismo gritar.

Gritar de frustración, de rabia, confusión y sobretodo, tristeza.

¿Cómo podía marcharse así? Sin despedirse. Sin dedicarle palabras cálidas, sencillamente pidiéndole, como si fuera la cosa más facil del mundo, que cortara lazos con ella, como si esos momentos que pasaron juntas fueran absolutamente nada.

¿Cómo?

Yunjin absorta en su propia mezcolanza de sentimientos se dejó caer sobre el sofá, abrazando sus piernas y releyendo la carta. Si bien sabía que una dedicatoria más sentimental la habría roto, casi deseaba leer un par de palabras dulces que le asegurarán que esos momentos no fueron fingidos.

Mientras su privado corazón sentía como sus pilares de defensa se derrumbaban dejándola vulnerable, Kazuha, ya en el aeropuerto mojaba sus mejillas de culpa.

Kazuha prefirió que Yunjin la odiara por irse a que nunca la dejara ir.

Yunjin nunca la odió.

**

Este es el fin de la historia ^^
Gracias por leer.

Don't Fly Away | Shinez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora