Capítulo II

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Kazuha tuvo un día agotador en la academia, todas las chicas que asistían a su clase, parecían haber tomado el triple de clases de ballet que ella, ¡y eso que bailaba desde los tres años! poseían un conocimiento y habilidad superior a cualquier compañera que Kazuha haya tenido.

No iba a mentir en que se sentía terriblemente intimidada, ¿Cómo puede pasar a ser una de las mejores bailarinas de su academia anterior a ser la más precaria?

Ya se le estaba haciendo complicado ajustarse a su nueva vida, todo distinto, gente distinta, formas de vivir distintas, lo único que debía de mantenerse igual en cualquier país que estuviese, era el baile.

Pero aquí hasta la más pequeña cosa en la que puedas pensar, es diferente a como era todo antes.

A Kazuha le encantaría regresar.

Regresar a sus amigos, a su familia, a su rutina, a su hogar y sus lugares favoritos, regresar a respirar el agradable aire que su ventana proporcionaba. Pero ¿cómo podría regresar? solo traería consigo la decepción de haber fallado una vez más, de haber estancado el proceso de su talento por su poca resiliencia.

No. Kazuha no podía irse.

Intentaría lo que fuese, incluso si debía salir de su zona de confort.

Por lo que fue a la misma tienda de la noche anterior.

¿Podría estar Yunjin otra vez?

Habían pasado meses desde que Kazuha tuvo una conversación amena. Donde no se burlaran de ella por fallar en el lenguaje, o por ampliar la incomodidad por su timidez.

Tal vez esa chica rubia sería un paso para el cambio, para poder adaptarse con mayor facilidad a su nuevo mundo.

Kazuha caminó hasta la tienda, esta vez, con la luz de día no tuvo que apresurarse para llegar, por lo que pudo disfrutar de una caminata que ayudó a limpiar su cabeza de malos pensamientos.

Entró a la tienda repasando en su cabeza palabras básicas e interesantes para crear una conversación divertida. Hasta que pronto notó lo extraño que sería entrar y esperar a que una trabajadora en particular apareciera.

¿Qué podía comprar para excusarse? Ni siquiera traía la tarjeta consigo.

Tendría que improvisar.

Kazuha entró a la tienda y fue directamente a la sección de bebidas, fingiendo estar pensando en cuál compraría. Al mismo tiempo, giraba su cabeza en busca de la rubia, ahora con más gente dentro, se le hizo más difícil detectar rostros, por lo que se concentró sencillamente, en buscar una cabellera rubia.

No pudo encontrar a nadie, mil chicas con cabello negro, mil chicos con cabello hasta los ojos, mil personas y ninguna Yunjin.

¿Será que trabaja solo los Miércoles?

Imposible, ¿Quién trabajaría solo un Miércoles? Tal vez tenía turno de noche... Por lo que tendría que esperar y volver más tarde.

Kazuha sintió la frustración crecer en su interior, ¿por qué sus planes siempre salían mal?

Molesta y dispuesta a acostarse por las siguientes cinco horas, salió de la tienda y comenzó a caminar en dirección de su departamento, pero antes de poder salir del estacionamiento, alguien se cruzó en su camino.

—¡Hey!

Una chica saludó animada, Kazuha soltó un gritó sorprendida.

—¡No hagas eso! —gritó asustada, ya reconociendo a la muchacha.

—Lo siento —mostró una sonrisa grande en modo de disculpa—, ¿ya te ibas?

Kazuha lo pensó un segundo.

¿Y su plan de acostarse por cinco horas? Podía esperar.

—No aún ¿y tú?

—Trabajo aquí, por lo que no puedo irme sabes —explicó divertida, Kazuha rió avergonzada.

—Y...Pausa? —intentó rebuscar en su cabeza para preguntarle como una ciudadana normal, pero su vocabulario se sentía cada vez más escaso.

De todos modos, Yunjin pareció entender a la perfección.

—Tengo una en... —revisó su celular— veinte minutos, ¿te molestaría esperar?

—No...

—Claro que te molestaría, lo siento, si quieres irte puedo dejarte mi número, o puedes volver mañana o el Sábado que salgo más temprano... A las 14:00 si no me equivoco, ¿te parece?

Kazuha se sintió mareada.

—No problema... en esperar.

—¿De verdad? —Yunjin pareció chillar de felicidad.

Kazuha asintió.

—Bien, intentaré escaparme unos minutos antes, ¡no te vayas tan lejos! —dijo y se largó rápidamente antes de que la pelinegra pudiera responder.

Kazuha remojó sus labios, ni siquiera había hablado tanto como para que se secaran, pero se sintió completamente rara después de ese encuentro.

Yunjin es realmente una persona que irradia felicidad en todo momento.

Lo cual no le molestaba ni un poco, pero temía que su personalidad, más su poca flexibilidad en el lenguaje, no generarán las mismas buenas vibras hacia ella.

Kazuha fue a esperar a la banca de la vereda, jugando con su teléfono y fingiendo que no estaba mirando la hora cada segundo.

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Holaaa, planeo subir 1-2 capítulos cada semana, ojalá estén disfrutando <3.

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