PELEAS

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Las peleas entre hermanos son muy frecuentes en todas las familias, hay algunas que son insignificantes y otras más serias, pero quien observará a los hermanos Messi Ochoa enfrentarse en un partido sin conocerlos lo más probable es que piense que son los peores enemigos.

Para Santiago el más estresante era Diego, la maldita pulga es escurridiza, demasiado rápido y ágil, cuando por fin lograba tener oportunidad de tocar el balón el más bajo llegaba como rayo a impedirle el paso.

-Regrésate a tu posición enano, deja de andar chingando- Santiago le dice al más bajo, se estaba empezando a frustrar.

-Mejor aprende a jugar, pendejo- Diego le contesta.

-Enséñale a tu noviecito, no más no da una, tienes que venir tu a sacar la chamba- Le dice haciendo referencia a su compañero Edson, ahora están frente a frente, Diego tiene esa mirada desafiante que le recuerda a su papá Memo.

-¡Diego, Santiago dejen de mamar y sigan jugando!- Kevin les grita desde el otro lado de la cancha, Julián se encuentra recargado en el hombro de su mellizo.

Santiago camina empujando el hombro del más bajo, se siente en desventaja, sus tres hermanos juegan en la juvenil del América mientras que el en la del Cruz Azul, sabe cuan habilidosos son y no es que menosprecie a sus compañeros pero no se puede pelear contra los genes de sus padres.

Memo observa ansioso desde las gradas a su lado se encuentra Marcelo comiendo cheetos divertido de la situación, siempre que sus hijos se enfrentan tiene que estar su esposo o el por qué sus cachorros la mayoría de veces llegan a los golpes, se siente un poquito culpable ya que eso probablemente se lo sacaron a el.

Corre ya la mitad del segundo tiempo el marcador va 1 a 0 a favor del América cortesía de Julián, Santiago le indica a su compañero una jugada que ya han planeado en los entrenamientos, Orbelin le levanta el pulgar a forma de entendimiento, tienen que ser rápidos y precisos,  el guerrerense le roba el balón Kevin y corre para dar el contra golpe, Santiago mantiene la mirada en su compañero, cuando Orbelin rebasa el medio campo lanza un pase al mismo tiempo que Santiago corre para agarrarla de primera, Santiago se cuela entre la defensa y anota el gol del empate, celebra intentando hacer el baile característico de su compañero aunque le sale un poco torpe.

-Buena pinché Bebote- Lo abrazan sus compañeros, con 16 años Santiago ya estaba llegando al 1.80 de altura, así que sus compañeros lo bautizaron así.

-¡Con huevos cabrones, Santi ya nos dio el empate ahora toca ganar todavía hay tiempo!- El capitán del equipo les anima.

Todos regresan a sus posiciones, ahora ya pueden jugar más ofensivos, el empate les regreso la confianza, sus hermanos también se ponen serios, en menos de 10 minutos Kevin y Julián ya habían rematado tres veces al arco pero estos fueron atajados por el portero, Diego se mantenía cerca de él evitando que el esférico le llegue, gana el balón en un en un pase largo que interceptó con el pecho, “de algo tiene que servir su altura” piensa Santiago, casi le rompe la cadera a su hermano en una finta, esboza una sonrisa cuando lo ve caerse, Edson lo intenta barrer pero no lo logra, está a una patada de marcar el segundo cuando Diego le entra de tijera, por un momento ve puntos blancos debido al dolor, pronto se incorpora.

-¡¿Qué mierda te pasa enano?!- Santiago siente el tirón en la pierna.

-¿Qué?, si yo iba al balón- Dice con cara inocente. Santiago siente que le hierve la sangre cuando escucha a su hermano.

-Casi me arrancas la pierna- Le da un empujón el cual le fue devuelto. Diego lo que le falta de altura le sobra de broncudo.

-Bájale dos rayas, si no quieres que te parta la madre- El más bajo le advierte.

-Ve a sobarle las bolas a tu novio, que ya mero se mata el pendejo- Santiago sabe como va a terminar esto, pero aun así no piensa retroceder. Un puñetazo en su mejilla izquierda lo sorprende y lo hace retroceder unos pasos, cuando reacciona corre a teclear a su hermano.

Diego se arrepiente de haberle contado sobre su atracción hacia el Alfa de su equipo, pero le encabrona más que lo diga donde Edson puede escuchar.

-¡Papá,  ya empezó!- Marcelo le grita mientras señala a la escena que ocurre cerca de la portería del América. Guillermo observa como Santiago corre para derribar a Diego, Julián y Kevin solo observan desde el medio campo, la última vez habían sido ellos dos por un desacuerdo, Julián todavía tiene la cicatriz de la mordida en el brazo que le dio su hermano mayor.

-¡Ey, paren ya!- Guillermo llega trotando a la escena, los compañeros de ambos jugadores y el árbitro ya los estaban tratando de separar, pero todo se volvió patadas y arañazos por parte de los involucrados.

Memo los separa, avienta a Santiago a un lado, los jugadores se quitan de en medio, ya saben como se enoja el Omega cuando sus cachorros se pelean.

-¡Cálmense, perra madre!- Dice mirando a los menores tirados en el pasto- ¿Apoco tienen tantas ganas de tirar chingadazos? Díganme y los mando con su tío Saúl para que ahí si les partan la madre bien bonito.

El árbitro los interrumpe para darle una tarjeta roja a Diego y una amarilla a Santiago.

-¿Por qué amarilla? Se merece una roja- Diego se incorpora para reclamarle al árbitro.

-Tu te callas, no tienes por que reclamar nada- Guillermo le dedica la mirada de Mamá mexicana, Diego traga saliva y decide por su bien guardar silencio.

El partido se reanuda sin Diego en la cancha, ya solo quedaban 5 minutos, Santiago sentía su pierna tironeada por lo que no pudo jugar como hace unos momentos, terminó el partido y quedaron en un empate.

Ya en el carro Guillermo iba regañando a sus hijos, todos sabían que ese tipo de peleas eran inevitables, por lo que el enojo se les pasaba rápido.

-Papá, no se porque los regañas si ya sabes que se van a volver a pelear- Dice Marcelo desde el asiento del copiloto.

-Cállate chelito, si no quieres que te arranque la oreja- Memo le dice – y le voy a contar a su padre ni crean que se van a salvar.

-Los van a sermonear por una hora- Kevin se burla de sus hermanos, Julián solo se ríe.

Santiago y Diego se regresaron a ver, Santiago tenia su mejilla roja mientras que Diego tenia el labio hinchado, les iba a tocar aguantar la platica acerca del amor fraternal y el respeto por parte de Papá Lio, suspiraron resignados a su destino.














Nota: No soy buena describiendo partidos, solo me base en la idea de que para poder detener a Santi el equipo contrario decida que Diego lo marque todo el partido.

Metí a Orbelin Pineda, porque si no estoy mal ellos jugaron juntos en el 2021 cuando el Cruz Azul rompió su maldición.

Esta idea ya la había tenido hace tiempo, espero que les guste.

Las edades serían:
Kevin y Julián: 18, siendo Kevin mayor por unos minutos.
Diego: 17
Santiago: 16

Según Google de esas edades son las juveniles aquí en México.











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