GUSTOS MUSICALES

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No había día más estresante para los vecinos de la familia Messi Ochoa que el día de limpieza, cada mocoso ponía su música a todos volumen, Guillermo prefería ponerse audífonos con cancelación de ruido para no sufrir, por más que les decía que le bajaran a su ruidero no hacían caso.

Marcelo hace unos meses fue a un torneo a Sinaloa, quien hubiese pensado que iba a regresar bélico, encontró un gusto extraño en la música del norte después de 30 días viviendo allá.

-Fue entrenado pa matar, levantar, torturar con estilo y con clase.- El adolescente de 15 años cantaba a todo pulmón, mientras barre su habitación.

-No maches Chelito, deja de cantar esas pendejadas.- Diego le dice asomándose por la puerta- Ten ayer dejaste tus tenis en mi cuarto-

-Déjame, al menos yo no escucho música que describe como me van a coger.- El menor rueda las ojos mientras toma su pertenencia.

-¡Como te atreves!, Tokischa hace obras líricas, no lo entenderías- El omega pone una mano en su pecho en señal de ofensa.

-Un puerco eso es lo que eres.-

-Desde que cumpliste las quince primaveras andas bien salvaje.- Diego abraza fuerte a su hermano poniendo la cara del más bajo en su pecho.

-Suéltame.- Chelo lucha por zafarse del agarre de su hermano, cuando lo logra su hermano sale corriendo de la habitación riéndose en el trayecto.

-Esta gente que no sabe de la música.- Marcelo reanuda su tarea de limpiar – Alexa reproduce AMG de peso pluma.

El le agarro el gusto a la música norteña después de estar en el mismo hospedaje que un equipo sonorense ¿Cimarrones? no recuerda el nombre, pero escuchaban Calibre 50 para despertarse, Chalino para desayunar, Valentín para arreglarse y corridos tumbados para jugar, hizo varios amigos ahí que le recomendaban canciones de diferentes grupos y solistas.

 



 

Diego corre hacia la habitación de Kevin que es la siguiente a la de Chelito. El sonido de la música banda se disipaba para darle paso a una cumbia bien guapachosa, se ríe porque Kevin es el típico que solo escucha música  indie en inglés y piensa que sus gustos son sofisticado, pero tiene una extraña debilidad por las salsas y cumbias.

“Debo, debo, De aceptar que todo fue un martirio, Por no estar contigo”

No mames Kevin, ¿Cuántos años tienes? Esa canción la recuerda de las fiestas en la casa de sus abuelos en Guadalajara.

Entra a la habitación y encuentra a su hermano ordenando su closet, tiene puesto unos lentes de fiesta que prenden luces.

-¡¿Porqué traes eso?!- Diego prácticamente grita para que le escuche, se aguanta la risa por la imagen que tiene enfrente.

-Mira we, son de mi cumpleaños pasado todavía sirven.- Kevin luce emocionado, le baja el volumen a su bocina para escuchar a Diego.

-Oye tu hermano anda de alucín cantando sobre matar gente.- Diego se avienta a la cama que está repleta de ropa, huele a suavitel.

-Luego anda cantando “La escuela nunca me gustó”  pero el pendejo llora si saca un 8.- Ambos se ríen al recordar a chelito llorando por no sacar un diez en matemáticas.

-Y todavía me hecho en cara la música que yo escucho- Diego dice mientras hace un puchero.

-También tú, andar cantando que te la meten sin condón no es niños bien.- Kevin encuentra una cadena de flores artificiales que dieron en la boda de su tía, se la pone alrededor de su cuello, le hace falta una fiesta que dure hasta el amanecer.

ONE SHOTS FAMILIA MECHOA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora