Capítulo 4

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Arllette Green

—Déjame ver si entendí —Se sienta en las escaleras que llevan al interior de su casa y me invita a tomar asiento junto a él—. Estaba haciendo mucho ruido con mi guitarra...

—Exacto —Asiento y tomo lugar junto a él, con cautela.

—Y no te dejaba ver una peli —Continua él, mirando a la calle.

—Eso.

—Y por eso me has lanzado una pedrada en la frente.

—¿Qué iba a saber que justo en ese momento te ibas a asomar? —Bufo rodando los ojos.

—Hay métodos menos, eh, agresivos —Me mira, sonriente, aunque no puedo evitar ver la cortada que tiene en la ceja.

—Vale, perdona —Cedo soltando un suspiro.

El chico no deja de mirarme con diversión y eso de alguna manera me irrita.

—A este paso me dejaras la cara llena de cicatrices, pelirroja —Arquea las cejas y suelta una corta carcajada—. Primero el labio y ahora la ceja, ¿qué sigue? Espero que no sea mi nariz, eh.

—Es cosa tuya si algo le pasa a tu nariz —Me coloco de pie, ya dispuesta a irme, pero antes me doy la vuelta—. No toques la guitarra o por lo menos baja el maldito volumen, ¿ok?

—Ok —Su semblante indica que todo esto no hace más que divertirle.

—No sé si deberías caerme bien o mal —Admito y comienzo a caminar hacia atrás—, pero tu personalidad juguetona puede resultar irritante.

—Me lo dicen a menudo —Hace un mohín, pero de inmediato lo reemplaza por una sonrisa—. La veré mañana, compañera Sciurus.

Apenas escucho eso me detengo y miro con el ceño fruncido al vecino castaño.

—Me acabas de llamar... —Me sobo una de mis cienes con una mano—. ¿Sciurus?

—Eh, vamos —Rueda los ojos y junta los labios formando una fina línea—. Eres pelirroja, igual que las ardillas.

—¿Así pretendes proteger tu nariz? ¿Comparándome con una ardilla?—Abro la boca indignada y cruzo los brazos—. Además, no todas las ardillas son pelirrojas. Solo lo son las Sciurus vulgaris.

—¿Prefieres que le agregue el vulgaris? —Se nota que trata de contener una sonrisa, pero no tiene mucho éxito—. También puedo decirte ardilla roja, ardilla común o roedor esciumorfo.

—Eres el nerd más insoportable que he conocido —Me doy la vuelta y camino moviendo mis brazos y piernas a la par.

—Y usted la nerd más guapa que he conocido —Grita desde la entrada de su casa—. Se le aprecia, vecina ardilla. ¡Que tenga bonita noche!

No me doy la vuelta en ningún momento hasta llegar y entrar a mi casa.

—¿¡Quien se cree que es!? —Le grito a la puerta—. ¡Lo lindo no le quita lo idiota! ¡Urgh!

Un rugido interrumpe mi pelea con la puerta.

Tengo hambre.

Bufo al recordar que no tengo nada en la nevera y mi alacena está igual.

Tomo una botella con agua de la cocina y subo nuevamente a mi habitación.

Ya acostada en mi cama me dispongo a comer helado mientras veo la película con Lola. Al pasar los primeros diez minutos de la película me doy cuenta que no logro concentrarme en la trama. Quito la película y apago mi portátil, dejándola en mi mesita de noche.

Los Hijos del AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora