Capítulo 1

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¿Qué paso?

Al abrir los ojos note que me encontraba en el suelo. Empecé a mirar a mí alrededor para poder identificar el lugar, después de unos segundos supe que estaba en un callejón.

Estoy en un callejón y sin un zapato. ¡Genial!

Hago memoria de lo ocurrido: Adler y yo estábamos atascados con la pandilla de Stefano. Me les planté directamente para darle tiempo a Adler de escapar, pero alguien me golpeó en el estómago y después... No recuerdo mucho.

—Despertaste —Me susurraron al oído en español, haciendo que me asustará y le lanzara mi mochila a la persona que había pronunciado aquellas palabras.

Entonces vi a un chico, quizás con un par de años más que yo, agarrando mi mochila.

Me encogí en el rincón en el que me encontraba, haciendo que me diera una puntada en el pecho.

—No te muevas de manera tan brusca, que acabas de ser golpeada —El chico con el que me encontraba, se agachó para quedar a mi altura y sentarse con las piernas cruzadas—. ¿No te acuerdas de mí? Acabo de darles una paliza a los chicos que te molestaban. Soy Jerome Robinson —Me extendió la mano en son de presentarse, pero yo desconfiada aparté la mirada—. Sí que eres complicada. Debes tener sed, así que ten —Veo como saca una botella de agua de la mochila que cargaba en la espalda.

—No aceptar bebidas ni comida de extraños —Respondí rápidamente.

—Hasta que por fin me hablas —Jugó con su botella dándole vueltas en el aire.

—Casi no sé hablar español... —Cada palabra que decía procuraba pronunciarla bien.

—Yo creo que lo hablas muy bien —Asintió dejando la botella de agua en el suelo-. ¿Hablas inglés?

¿Por qué hablaría inglés? Estamos en Italia.

—Yo no... Papá sí... —Sigo sin poder bajar la guardia.

¿Por qué se muestra tan amable conmigo? Todos siempre me tratan tan mal.

—Ya veo... —El chico moreno arqueó las cejas y se dio la vuelta-. Un momento –Se colocó de pie y caminó a una vereda cercana al callejón.

Me quedo mirando por unos segundos la botella con agua y la verdad es que sí me apetece.

Espero que Adler haya podido llegar sano y salvo a casa.

No me resisto más y agarro la botella, la destapo y tomo un buen sorbo de agua. El contacto del agua fría con una herida en el borde derecho de mi labio hace que arda.

Bebí de manera tan desesperada que antes de darme cuenta, me había acabado toda el agua.

—¡Aquí, Dorian! —La voz de chico me trajo a la realidad.

Me coloqué de pie de manera rápida, provocándome un mareo y dolor en las costillas.

Ignoré el dolor, agarré mi mochila y me la eché al hombro.

Tengo que salir de aquí.

Corro dejando de lado el dolor, pero, casi de inmediato, mi vista se nubla cuando siento que me choco con algo.

Caigo de espaldas y mi atención se centra en lo que produjo mi caída y efectivamente no choque con un "algo" sino con un "alguien". Y ese alguien también se fue directito al piso.

—¡Perdona! —Un niño flacucho y probablemente más bajito que yo se levanta tambaleante y me extiende la mano.

Otro niño hablando en español. ¿Qué pasa hoy?

Los Hijos del AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora