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EL MÉDICO

Félix

     |Asunto: Gracias por las fresas cubiertas de chocolate que me enviaste ayer

No he tenido la oportunidad de verte hoy en el despacho, pero me encantaron.

(Sí, eso cuenta como «ser más romántico». Sin embargo, la nota extra sobre lo mucho que disfrutas al sentir mi coño contra tu polla, no. O_o).

Doctora Dupain.|

Me reí y solté el teléfono.

Cerré la puerta de mi despacho y me dirigí hacia el pasillo de consultas para asegurarme de que todo estuviera apagado y recogido.

La luz al final del pasillo todavía estaba encendida, así que caminé hacia allí, y, cuando entré, vi que Marinette estaba leyendo y tomando una taza de café.

Inmediatamente me miró y se sonrojó.

—Pensaba que ya te habías ido.

—Todavía no. —Me senté enfrente de ella—. ¿Qué estás estudiando?

—El caso de la familia London —dijo—. Aparecieron en la consulta la semana pasada, así que estoy sacando anotaciones de sus archivos. Los has estado tratando durante mucho tiempo y he encontrado algo raro. Algo muy raro.

—¿Tienes alguna pregunta?

—Quizá. —Cogió otros archivos—. En realidad, hay algo raro en el veinte por ciento de tus pacientes.

—Sigo esperando la pregunta…

—Cada vez que dejo ciertos archivos en tu escritorio, vuelven a mí una hora después, sin pagar. No hay ningún método de pago añadido al archivo; sí, lo he verificado ilegalmente, pero solo porque estaba investigando. —Me miró—. Este mes, ninguno de los pacientes a los que has atendido ha realizado pago alguno. ¿Estás tratando de ir a la quiebra o realmente eres tan generoso a puerta cerrada?

Sonreí, pero no respondí.

—Estamos hablando de una pérdida de más de doscientos mil dólares —insistió—. ¿Puedes permitirte perder tanto dinero?

—No es una pérdida, pero, incluso aunque lo fuera, sí. La generosidad de mi padre es hereditaria… —dije—. La mayoría de mis consultas son como las de él…

Me miró un buen rato antes de añadir algo más.

—Doctor Graham…

—Félix —le corregí—. Creo que deberíamos llamarnos definitivamente por el nombre de pila.

—Sí, vale, Félix. No te lo tomes a mal, pero no me pareces el tipo de hombre superfilántropo…

—¿Qué tipo de hombre parezco exactamente?

—Un imbécil. —Se rio y yo la miré entrecerrando los ojos.

—Un imbécil muy atractivo y encantador.

Se rio, poniendo los ojos en blanco.

—Bueno es saberlo.

—Gracias por ese cumplido tan retorcido.

—De nada —dijo—. Pero ahora en serio, es muy amable de tu parte seguir los pasos de tu padre.

—Gracias. —La miré—. Supongo que esta clínica no era tu primera opción para hacer la residencia…

—No te ofendas, pero ni siquiera estabas en mi lista. Solo el Manhattan Medical, ya que ese ha sido siempre mi sueño.

—¿Todavía tienes la esperanza de volver allí?

Ella asintió.

—Sin embargo, no como un desaire contra ti. Es solo mi…

—… tu sueño. —Me eché hacia adelante y la besé en los labios, sorprendiéndonos a ambos con la guardia baja—. Avísame cuando tengas algo de tiempo libre en tu agenda para vernos fuera del despacho. En serio, tengo que hablar contigo sobre algo que me ha estado molestando de «nosotros» desde hace tiempo.

—¿Ya quieres cortar conmigo?—preguntó, recelosa—. ¿De eso se trata?

—No. —La besé de nuevo—. Estamos empezando…

UN MÉDICO SEXY (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora